El sector agropecuario fue quebrantado con mayor indolencia que las otras actividades económicas del país durante los últimos siete años.

No existió la voluntad política de apoyarlo ni renovarlo sino que fue un ministerio utilizado como refugio y beneficencia para dar trabajo a individuos innecesarios, adeptos al régimen; no tuvo una cabeza técnica y profesional dirigiendo, sino todo lo contrario, utilizaron ingentes recursos silenciosamente para ejecutar proyectos que deben ser fiscalizados como Ayalán y otros; desapareció el respaldo a favor del pequeño y mediano agricultor, 850.000 hectáreas de ciclo corto y más de 4’500.000 ecuatorianos que viven de esta noble actividad, esperan ser ayudados, los olvidaron miserablemente.

El ingeniero agrónomo zamorano o graduado en el país que fuese fue formado para trabajar en el campo y no sobre escritorios, fue técnicamente esculpido como experto para ayudar al campesino a mejorar sus artes de producción, y hoy es nuestra obligación recordarlo.

El presidente ha ordenado una reducción de los presupuestos pero, ojo, si dicha ejecución es realizada por quienes hoy están al frente del MAG, con toda seguridad recortarán los gastos de inversión y no pasará nada con los gastos administrativos.

No comprenden que en las oficinas del MAG (Ministerio de Agricultura y Ganadería) solo deben quedar los más competitivos jefes departamentales y el resto, al campo, si fueron preparados.

Utilizando escritura agrícola, una poda muy fuerte se vuelve imprescindible en esta entidad, pero ejecutada por un outsider para desaparecer el actual andamiaje administrativo adiposo, y crear una eficiente y moderna política agropecuaria; en fin, revivir nuestro sector.

Desaparecieron pilares fundamentales de la extensión y transferencia tecnológica, debilitaron a su mínima expresión la investigación del Iniap (Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias) y por ende son estériles los servicios actuales de extensión agropecuaria.

A este Gobierno después de la consulta le espera una muy ardua tarea.(O)

Pedro Álava González, ingeniero agrónomo; Sunrise, Florida, EE.UU