Muy sencillo: seguiremos siendo los de siempre o habremos dado un paso hacia la sensatez y, quizá, la esperanza. Desmenucemos estas dos reales posibilidades. Vale de vez en cuando reflexionar sobre aspectos que no están entre las urgencias de nuestras agendas cotidianas.

1. ¿Quiénes somos?

-Por ahora no pensemos en los demás, dejemos al vecino tranquilo. ¡Quiénes somos nosotros frente al deber cívico de votar en una consulta popular! ¿Tenemos en nuestras casas el texto con las siete preguntas? ¿Las hemos analizado casa adentro, hemos discutido su contenido, tenemos ya una decisión, sabemos cómo votar, por qué y para qué?

-¿Entendemos la democracia como una responsabilidad, una necesidad, como el aire que se respira? ¿Somos impasibles o indiferentes cuando se maltrata desde el poder a quienes no están de acuerdo con el pensamiento del presidente de turno o a quienes denuncian errores y horrores administrativos?

-¿Es sano para la democracia que todos los poderes del Estado dependan de una sola cabeza o de un grupo que un buen día se adueñó del poder? ¿Sabemos que es imperioso intentar rehacer el andamiaje jurídico que echó al cubo la independencia de las funciones?

-¿Se debe tolerar que inescrupulosos y osados ecuatorianos hagan y deshagan las instituciones del Estado, que despilfarren nuestro dinero, que busquen perpetuarse en el poder y se ufanen, dentro y fuera de nuestras fronteras, de todo lo sucedido y sin el menor rubor se atrevan a mostrar sus rostros en altos puestos del gobierno actual o creando zozobra y malestar nacionales al pasear su desvergüenza por nuestro país?

La respuesta a estos y otros cuestionamientos nos ubicará frente al Sí o al No. Según Roberto Passailaigue: “No es la izquierda vs. la derecha, ni comunismo o capitalismo. Se trata de salvar al Ecuador eliminando la corrupción, votando Sí; o de mantener la corrupción instaurada votando No. Yo votaré Sí a todas las preguntas” (Expreso, 27 de enero de 2018).

2. ¿Existe un camino hacia la sensatez y la esperanza? El camino existe. Es difícil al igual que urgente. ¿Qué necesita Ecuador luego del 4 de febrero? Si triunfa el Sí en la consulta –estoy seguro de ello–, habrá llegado la hora cero para LMG, porque estará obligado a enderezar con mano fuerte y certera el rumbo del país. Nos toca exigir diálogos veraces y constructivos; es nuestro derecho impedir palos de ciego; nos toca respaldar iniciativas de salvataje económico a pesar de su dureza; debemos luchar para que salgamos de una peligrosa ‘calma chicha’ para enfrentar con valor posibles crisis políticas. Debemos ser generosos con quien enderece la dirección de la nave del Estado e implacables con quienes traicionen el destino de Ecuador.

El triunfo del Sí no será un cheque en blanco. No se vota por LMG (un servidor en funciones) ni en contra de RCD (sabemos quién fue). Ellos no son Ecuador. Votaremos para mejorar el presente de Ecuador. Es un reencuentro con la esperanza.

Nota: Un día como hoy, hace 130 años, murió Juan Bosco, el fundador de la comunidad salesiana. Próximamente me referiré a este tema por su importancia universal y local. (O)