Durante los últimos meses he estado enfocado en analizar las preguntas del referéndum y consulta popular a celebrarse el próximo 4 de febrero. Hoy terminaré este repaso analizando la pregunta cinco que tiene como objeto consultarnos si estamos de acuerdo en incrementar la zona intangible en al menos 50.000 hectáreas y reducir el área de explotación petrolera autorizada por la Asamblea en el Parque Nacional Yasuní (PNY) de 1.030 hectáreas a 300 hectáreas; y, la pregunta seis, en la que se nos plantea si estamos de acuerdo en enmendar la Constitución para que se prohíba sin excepción la minería metálica en todas sus etapas en áreas protegidas, zonas intangibles y centros urbanos.

Respecto de estas dos inquietudes es difícil no estar de acuerdo con lo que se nos plantea. De conformidad con lo establecido en el número 3 del art. 423 de la Constitución, es un compromiso del Estado ecuatoriano fortalecer la armonización de las legislaciones nacionales con énfasis en los derechos y regímenes ambientales, sociales y de salud pública, de acuerdo con el principio de progresividad. Dicho en otras palabras, es una obligación del Estado ecuatoriano incrementar el grado de tutela en la promoción, respeto, protección y garantía de los derechos humanos. De ahí que cobre pleno sentido ampliar la protección de los derechos de la naturaleza hacia otras áreas, y, en tal virtud, que no puedan explotarse minerales en áreas protegidas, zonas intangibles y centros poblados; así como reducir de forma importante la explotación en el PNY. La única recomendación que se puede sugerir es que los asambleístas, luego de la consulta, reglamenten de forma correcta la expresión “centros urbanos”, ya que no existe ninguna referencia sobre estos ni en el Cootad ni en la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial.

Habiendo terminado con estas reflexiones sobre la consulta popular, no puedo finalizar este artículo sin citar algunas de las frases que inmortalizó Juan Montalvo en las Catilinarias: “…son enemigos del pueblo los que sacan provecho de la ignorancia; los que se engordan con el aniquilamiento de los semejantes; los que brillan con resplandores fatuos, al paso que fomentan las tinieblas; los que le sorprenden con imposturas; los que llaman paz a la servidumbre, orden a la tiranía, progreso al olvido de los principios, patriotismo a la codicia. Todos estos son enemigos del pueblo y cuando el pueblo señala el día de la libertad, el gran día de la redención verdadera, ve sin obstáculos, juzga sin error, obra con tino y grandeza”; y digo que es una obligación para los que nacimos y vivimos en esta ciudad recordar estas palabras, ya que estando a pocos días de una consulta popular crucial para sepultar para siempre el horror y la miseria que nos legó el correato, considero necesario también que vuelva a retumbar en nuestra memoria lo que Montalvo nos dijo hace más de 140 años: “Guayaquileños, pueblo de valientes, cuyas páginas son de oro en el libro de la patria… haced de tal modo que vuestra obra sea digna de un pueblo sabio…”. No defraudemos la memoria de Montalvo. El 4 de febrero votemos con sabiduría, tino y grandeza. Sin margen para el error. Votemos todo Sí en la consulta popular. Será la forma de desterrar para siempre la dictadura de Correa. (O)