Artículo 416 de la Constitución: “Las relaciones del Ecuador con la comunidad internacional responderán a los intereses del pueblo ecuatoriano al que le rendirán cuenta sus responsables y ejecutores”. Es oportuno recordar esto frente a realidades que desprestigian nuestra política internacional.

Después de negarse a hablar del tema se han admitido la naturalización y la concesión de la cédula ecuatoriana a Julian Assange, y quedan algunos cabos sueltos. Pero hay algo peor: intentar otorgarle el estatus de diplomático y proponerle al Reino Unido que lo acepte como parte de la representación ecuatoriana en Londres es un hecho que avergüenza al país. No solo es un acto irreflexivo, sino una falta de respeto al Reino Unido, al derecho internacional y al Ecuador mismo.

Como era de esperarse, el Reino Unido rechazó la propuesta y dejó en claro que no aceptaría ninguna inmunidad diplomática para Assange. En suma, el país ha demostrado mal manejo de los asuntos diplomáticos y ha quedado en ridículo.

El presidente Moreno tiene la obligación de devolvernos la confianza de que somos capaces de tener una política internacional digna y respetable y anunciar ya las acciones que correspondan. (O)