El Diccionario de la lengua española admite utilizar en sentido figurado la expresión Hizo el balance de su vida, así que lo invito a realizar el suyo, al menos durante el año 2017.

La operación investigativa puede resultar, probablemente, fructífera.

No crea que no me doy cuenta de que mejor época para hacer una tarea así es aquella en que tenemos tiempo libre; pero, dadas las circunstancias de comienzo de año, en el que se afirma que se puede tener una vida nueva, lo invito a encontrarlo, estimándolo como una inversión.

Pero, ¿qué motivación podríamos tener para una tarea de tal magnitud?

Señalo una vez más que a los católicos practicantes que frecuentan el sacramento de la penitencio o confesión puede serles más sencilla la tarea, pues tienen entrenamiento para autointerrogarse sobre sus acciones y omisiones, calificarlas y valorarlas, confrontándolas con los principios y preceptos de la fe que profesan, al realizar su examen de conciencia, previo y necesario paso antes de expresar contritamente sus pecados al sacerdote que ha de conocerlos, juzgarlos, perdonarlos y establecer la penitencia que considere pertinente.

El ejercicio de introspección para revisar lo acontecido fuera de nuestro control y lo que no ocurrió o sí se realizó por nuestra decisión, constituyen un acervo de información que considero que vale la pena ser identificado en sus elementos estructurales.

Así como se produjeron acontecimientos totalmente ajenos a nuestra voluntad, que realmente transformaron nuestra manera de vivir, haciéndola mejor o peor, según casos y circunstancias, también hubo otros que se generaron por nuestro accionar o nuestra pasividad.

A veces el no hacer tiene consecuencias graves y hasta catastróficas en nuestras propias vidas y en la de los seres que dependen o simplemente nos aman y se preocupan por nosotros.

¿De qué manera también nuestra actitud, si no nuestro obrar, influyó en los acontecimientos que vivimos durante el año 2017?

¿Al revisar el resultado de ese balance vamos a terminar responsabilizando al destino, a los lejanos políticos o a los cercanos colaboradores?

¿Cómo es que no supimos identificar mejor las situaciones, buscar consejos de los expertos, acudir a los sabios, para sortear dificultades, enrumbarnos a la meta programada y alcanzarla con satisfacción y alegría?

O sí lo supimos hacer y ahora podemos afirmar que, a pesar de los pesares, nuestro balance es positivo porque, más allá de las dificultades y agobios, ayudamos a construir, de una o de otra forma, ambientes mejores para la vida en común de nuestros familiares, amigos, vecinos, compañeros o conciudadanos.

Sugiero no tener la llamada falsa modestia, que afirma no haber hecho “nada” para merecer agradecimientos, porque así su balance nunca será verdadero ni positivo.

Tal vez algunas personas, para llegar a conocer un balance correcto, necesiten auditores externos, aquellos que ven y aprecian las acciones y omisiones que usted, por su humildad, trata de dotar de invisibilidad, pero que son apreciadas por la comunidad.

Su balance anual: ¿es positivo o negativo? ¿Sería tan amable en darme su opinión? (O)