Denunciar la delincuencia, el expendio de drogas y luchar por la cultura, el respeto a los demás, a las señales de tránsito, los valores de los que carecen hoy en día más del 80% de compatriotas; lo veo al recorrer las calles.(O)

Luis Javier Perdomo Saltos, Guayaquil

Como ciudadano del mundo tengo obligación de velar para la conservación del planeta, y como ciudadano ecuatoriano, vigilar que se cumplan los compromisos de los gobiernos seccionales y del Gobierno. Revisar lo realizado por quienes ofrecieron trabajar por el bienestar del país, y determinar si ha habido mal manejo del sagrado dinero del pueblo y denunciar cualquier corrupción; pedir que se mantengan los derechos del trabajador, salarios justos; al existir más trabajo habrá mayor producción, progreso para todos.(O)

José Ortoneda Sánchez, Bahía de Caráquez, Manabí

Podemos cambiar en el nuevo año: poniendo en práctica la Palabra de Dios con los demás. Respetando a familiares, vecinos, no poniendo música en alto volumen. Al equipo deportivo diferente, no agredirlo, no insultarlo, ni a los partidos políticos diferentes al nuestro. No tocar el pito del vehículo, de adrede, no hacer ruido. No contaminar el medio ambiente. Pagar deudas. No ser tramposos. No juzgar o criticar. No dañar las áreas regeneradas jugando con el balón, sentándose de manera incorrecta en los asientos y botando basura. No esperar que el presidente del país o el próximo, cambie de actitud, primero cambiemos nosotros siendo responsables en el trabajo y no esperar solo un sueldo alto. Tratar a los amigos con cariño, respeto y no solamente buscarlos cuando necesitamos de ellos. No usar el celular a cada instante en una reunión familiar o con amigos, mientras estamos dialogando con ellos. Dejar las malas costumbres.(O)

Kléber Edmundo Sarmiento Salazar, profesor; Pasaje, El Oro

Invitar a reflexionar: la vida abre una posibilidad cada día de ser mejor persona. Practicar la bondad. Es importante entonces aprender, pero también enseñar. Aprender a perdonar, pero también a perdonarse uno. Aprender a soltar el pasado y el resentimiento, porque atrasan el andar. Aprender a dar sin esperar recibir nada. Disfruta del esfuerzo que pongo y no del logro. No condicionar el estatus de felicidad: “Voy a ser feliz cuando compre mi nuevo iPhone, o la casa, el carro, me gradúe, viaje, me case, me divorcie...”. Cuidarme de los apegos a las personas, ya que tienen defectos como nosotros y no son inmortales, tampoco a los bienes materiales, también son transitorios.(O)

Gunnar Lundh Iturralde, periodista, Guayaquil