La inesperada presentación ante la OEA del expresidente Correa, secundado por el excanciller Patiño, y la visita a España del presidente Moreno obligan al Gobierno a adoptar algunas decisiones fundamentales sobre el rumbo de política internacional que al Ecuador le conviene seguir.

Si Correa ha recurrido a la OEA, no es solamente porque ha perdido el sentido de las proporciones, porque haya olvidado todas las injurias que ha proferido contra ella, sino porque sabe que su preferida ALBA no tiene peso alguno, prácticamente no existe, a pesar del denodado apoyo de la canciller ecuatoriana (leo que el nuevo embajador ecuatoriano ante los Estados Unidos considera a la ALBA irrelevante); que Unasur no funciona porque hay un nuevo ordenamiento político en América del Sur, en el que se han quedado solos Venezuela, Bolivia y, todavía, Ecuador; la Celac –promovida por Chávez, Morales y Correa para restar importancia a la OEA– tampoco tiene presencia alguna. Queda la OEA, que creo hubiera ignorado formalmente las pretensiones del expresidente, pero a la que el presidente Moreno ha decidido invitar a presenciar el ambiente de diálogo existente y comprobar la constitucionalidad de la convocatoria al pueblo para que, en referéndum, tome algunas decisiones trascendentales, como la de no reelección indefinida, que es la causa de la desesperación de Correa. Es evidente que la OEA es el interlocutor válido de la región y hay que contar, primeramente, con ella; así lo ha pensado el presidente Moreno. Mal ha hecho la canciller en increpar de manera destemplada al secretario general Almagro.

En repetidos artículos en EL UNIVERSO, y en entrevistas en otros medios, he manifestado que el Ecuador se ha aislado por el apoyo a Chávez y Maduro. La mayoría de los gobiernos de América del Sur reclama una solución para que en Venezuela se encuentre una salida democrática que permita la liberación de los presos políticos, el respeto a la Asamblea Nacional, elecciones realmente libres. El presidente Moreno, que ha hecho de la no reelección indefinida su tesis principal, no puede continuar apoyando a los presidentes que pretenden ser gobernantes eternos, como Maduro y Morales. El apoyo a Maduro le deja al Ecuador cada vez más solo. El apoyo a Maduro es también, un tema incómodo para España por los procaces insultos del venezolano contra Rajoy. Hay que tomar en cuenta que el nuevo presidente de Chile considera prioritaria una solución democrática para la situación venezolana.

Spengler decía que los verdaderos éxitos de un país son los de su política internacional. Ya tenemos un acuerdo de comercio con la Unión Europea; para que se acepte el pedido del presidente Moreno de la exención de visado en la zona Schengen tendremos que cumplir con determinados requisitos. Hoy nos toca obtener las preferencias arancelarias de Estados Unidos. Creo que nos sería muy conveniente ingresar a la Alianza del Pacífico con Chile, Perú, Colombia, México, como lo reclama la geografía. Una política internacional seria, sin travesuras, como la del asilo a Assange, sobre lo que el presidente Moreno tuvo que dar explicaciones a España por el asunto de los independentistas catalanes. (O)