Suena la alarma, y la música folk y el ronroneo de las olas atracan en los oídos de Jack. Frotándose los ojos entrevé los blancos bigotes del mar que se abalanzan sobre la arena. Se detiene unos segundos a observar el sol naranja elevándose sobre el horizonte, el infinito, y los múltiples reflejos extendidos sobre el agua. Brilla como un cielo estrellado. No por nada el mar es la metáfora del cielo. Entonces, mirando el esplendor incontenible del océano y la playa, sus labios musitan sin apenas causar ruido: There is no combination of words I could put on the back of a postcard / No song that I could sing, but I can try for your heart (No hay combinación de palabras que pueda poner en la parte posterior de una postal / No hay canción que pueda cantar, pero puedo intentar por tu corazón).

La Navidad de Jack Johnson en la playa (vive en Hawái) no es muy distinta a la nuestra. No es la Navidad mitificada de las películas, las calles llenas de nieve, los chicos que cantan villancicos en los umbrales de los vecinos, Nueva York, ni peor aún, las bufandas y la ropa gruesa. Aquí, como en North Shore, hace calor. Y a los chicos les toca imaginar a Papá Noel en short y zapatillas, y a los renos rapados, porque la línea ecuatorial no es lugar para barbudos encapuchados en calurosos abrigos rojos y chocolate caliente. La Navidad es otra cosa que nieve y renos, ustedes lo saben, y Jack lo sabe, por eso con su ukelele y los pies en la arena, continúa: Love is the answer, at least for most of the questions in my heart / Like why are we here? And where do we go? / And how come it’s so hard? (El amor es la respuesta, al menos para la mayoría de las preguntas en mi corazón / Como ¿por qué estamos aquí? ¿Y a dónde vamos? / ¿Y cómo es que es tan difícil?).

La época navideña es una época de contrastes. No solo por la fusión del rojo y el verde. Sino por las efervescentes dicotomías: regalo-intención, eventos-amor. Tal vez para los neoyorquinos el amor sea la única calidez frente al inclemente frío y el vacío de los anuncios. Es verdad que de una u otra manera escuchamos en esta época la idea dulcificada del cariño, etc., pero no es una realidad cualquiera, desechable. No por nada Jack Johnson insiste en ella como respuesta. El amor es una guía, una sonrisa, un abrazo, un sentido de la vida, lágrima y fuego. Optemos por contrastar. Que frente a esta nieve material que tenemos en el trópico destaquen el océano, las olas del amor.

Y así, cuando muera el sol y el agua se suelte de la arena, enrollándose, el hawaiano, nostálgico, se pondrá de pie, guardará el ukelele y volverá a casa con la sensación de haber sido fiel a la inspiración y a su corazón. En definitiva, que nos realizamos con lo inmaterial más que lo material. Yeah, it’s always better when we’re together (Sí, siempre es mejor cuando estamos juntos). (O)