El viernes 15 de diciembre desapareció, en Loja, Emilia Benavides, de nueve años de edad. El hecho conmovió a la ciudad y se realizó una campaña en las redes sociales, destinada a encontrarla con vida.

Pero no fue así, el viceministro del Interior informó que “lamentablemente habían encontrado los restos de la niña”, en la vía Loja-Catamayo.

La policía detuvo al que consideran el principal sospechoso, un allegado al padre de la niña, quien declaró ser autor de la muerte, pero no ha dicho los motivos. La hipótesis que se maneja es que se trata de un problema entre familiares.

Lo ocurrido pone una alerta acerca de cómo la violencia contra menores de edad crece en nuestro país. El Comité de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños y Adolescentes ha criticado la alta prevalencia de violencia sexual, física y psicológica contra los menores y ha recomendado que se realicen campañas de concienciación contra los castigos corporales y que se adopten normas legales que penalicen los castigos corporales en todas las circunstancias, entre otros aspectos.

Lo cierto es que es necesario trabajar en la difícil tarea de crear mentalidad de respeto al más débil y en la obligación de protegerlos y cuidarlos. (O)