Tan pronto se anunció la intención de realizar una consulta popular, sobre algunos temas de interés para el país, surgieron diversas opiniones. Unos a favor, otros en contra y algunos en desacuerdo con determinadas preguntas.

Lo curioso es que muchos de los que están en contra son los que proclaman en sus discursos que en una democracia manda el pueblo y prometen ser los más fieles seguidores de su mandato. En cada una de sus intervenciones pronuncian varias veces la palabra pueblo, lo hacen con énfasis y antes de una pausa para dejar espacio a los aplausos.

Por eso es difícil entender las objeciones a que se les consulte y a que se lo haga en determinados temas, sobre los cuales ya han tomado decisiones, argumentando que son representantes del pueblo y lo hacen en su nombre. Pero si fuera así, no tendrían por qué temer, si decidieron interpretando fielmente al pueblo, deberían agradecer la oportunidad de que ratifiquen lo hecho, con su voto.

Ahora la consulta tiene fecha, el 4 de febrero iremos a las urnas a contestar siete preguntas, y es bueno que entendamos que solo es eso, que vamos a opinar sobre determinados aspectos importantes para la vida colectiva y que no es una encuesta de popularidad, ni para el Gobierno que la convoca, ni para quienes se oponían a la convocatoria o rechazan algunas de las preguntas.

Si nos tomamos en serio el tema, lo que debe preocuparnos es tener información, reflexionar sobre las interrogantes y entender que, efectivamente, en una democracia lo que importa es la opinión del pueblo y que la Constitución y las leyes no son, no deberían ser cambiadas a gusto de los gobernantes, sino que la ciudadanía adopta decisiones básicas para la convivencia y el desarrollo colectivo que deben ser duraderas, más allá de los distintos periodos de ejercicio del poder, que manda la ley.

Que el pueblo se equivoca, cierto, nos hemos equivocado muchas veces, aunque quizás no tantas como se han equivocado los políticos que ejercen el poder o aspiran a ejercerlo, somos humanos y, precisamente, por eso, es bueno que exista la oportunidad legal de consultar a la ciudadanía.

Ahora se iniciará una campaña a favor o en contra de las distintas posturas, corresponde a los ciudadanos ir más allá de ella y preguntarse qué quiere sobre cada uno de los temas. Pregúntese: 1) ¿Está de acuerdo con que las personas condenadas por actos de corrupción queden inhabilitados para participar en la vida política del país? 2) ¿Cree que hay que reestructurar el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social y que se dé por terminado el periodo constitucional de sus miembros? 3) ¿Está de acuerdo con que todas las autoridades de elección popular puedan ser reelectas una sola vez? 4) ¿Cree que debe derogarse la Ley de Plusvalía? 5) ¿Está de acuerdo con que se aumente la zona intangible y se reduzca el área de explotación petrolera en el Parque Nacional Yasuní? 6) ¿Cree que debe prohibirse la minería metálica en áreas protegidas, zonas intangibles y centros urbanos? 7) Está de acuerdo con que los delitos sexuales en contra de niños y adolescentes no prescriban?

Si no estamos seguros de las respuestas, consultemos, leamos, busquemos información. Empecemos ahora. (O)