Estudié en los Estados Unidos en una universidad bajo el sistema de honor. El estudiante podía coger una manzana y depositar 5 centavos sin que existiera control; podía sacar un libro de la biblioteca y lo único que tenía que hacer era poner el nombre y apellido en la tarjeta que estaba adjunta al libro y depositarla en un buzón sin control alguno.

En los exámenes, el profesor entregaba a los estudiantes las preguntas y salía del aula de clases porque su presencia ofendería el honor de los estudiantes. Al terminar el examen el alumno debía escribir que por su honor no había recibido ni dado ayuda en la prueba. En mi caso no he pedido ni recibido “ayuda” alguna; en cambio, he leído que ciertos profesionales graduados en universidades del Ecuador han sido acusados de corrupción (con lo que han involucrado a sus parientes), recibiendo fondos que no han podido justificar. Me permito recomendar que todas las universidades ecuatorianas deberían iniciar un proceso de educación relacionado con el principio de honor, para poder tener profesionales honestos.(O)

César Aurelio Delgado Otero, ingeniero civil, Guayaquil