Las rutinas, benéficas o letales, son nuestras; romperlas puede desquiciarnos o puede dar a nuestras vidas nuevas sensaciones de libertad. Les cuento algo de mi cosecha, amables lectores, algo que he vivido en cinco días junto con mi compañera de ruta. Rompimos rutinas exigidos por circunstancias diversas y acontecimientos nuevos.

-Jueves dieciséis: dejamos Salinas rumbo a Guayaquil. Una plegaria en el camposanto para despedir a Lucho Landívar, uno de esos seres a quien quisimos porque sencillamente fue alguien que se dejó querer. Luego rumbo a Machala para participar en el panel-foro ‘Juntos por la paz’. Puerto Inca, Naranjal, Tenguel, Ponce Enríquez, El Guabo quedan atrás. El camino ha sido mejorado en su capa de rodadura, pero sigue siendo la vía de hace veinte años. La miopía de quienes desperdiciaron una década privilegiada mantiene aún los mismos dos viejos carriles, muy estrechos, por donde circulan transportes de todo tonelaje que son testimonio de la producción agrícola de una zona exuberante y feraz.

-Viernes diecisiete: La Universidad Técnica de Machala es anfitriona de un evento académico destinado a recordar que la paz es un ingrediente indispensable en la vida de los seres humanos, que la paz nadie la regala, debe construirse. Elba Domaccin Aros, presidenta de OMEP-Ecuador, es la motivadora persistente de tan loable propósito. Mientras esto sucede nos informamos del sismo en Guayaquil. Una llamada a Ecomundo me pone al tanto de sustos connaturales y de las bondades del anunciado simulacro que se convirtió en realidad. Luego del mediodía abandonamos Machala y recorremos Pasaje, Santa Isabel, Girón, Portete, Tarqui hasta llegar a Cuenca. La vía ha mejorado ostensiblemente y se trabaja para concluirla; una grata sorpresa que convierte un viaje en un deleite. Cada rincón ecuatoriano merece ser apreciado con calma, con seguridad, con amor. El clima no pudo ser mejor.

-Sábado dieciocho: recordamos en reunión de hermanos a nuestro padre nacido el 18 de noviembre de 1910 y luego regresamos a nuestro transporte: Gualaceo, Chordeleg y llegamos a Sígsig para compartir la felicidad de Damiano y Ximena al rubricar ante la ley su decisión de amarse para toda la vida.

-Domingo diecinueve: nuestra meta es Chiguinda, en Morona Santiago. Luego de ocho años de la firma del contrato para la reconstrucción de la Sígsig-Gualaquiza (92 km) la carretera está inconclusa, es la cesárea vial más dolorosa que conozco; se lucha para impedir su aborto. Nuestro destino queda trunco, la prudencia nos obliga a retornar a Sígsig y luego a Cuenca, por Gualaceo.

-Hemos vivido días con sismos de variada intensidad: Piñas, Guayaquil, Puná, Pedernales, Balao, Catamayo, Puyo, entre otros. Con la incertidumbre en nuestras mochilas emprendemos el viaje de retorno.

-Muere Pancho Segura Cano y quiere que lo recuerden como a alguien que ‘nació de la nada y surgió por propio esfuerzo’; bonos y viviendas regalados no son parte de su mensaje. Maravilloso ejemplo de cómo realizarnos sin perder la dignidad humana. Regresamos a nuestras rutinas con la alforja llena. (O)

“Aprovecha cada día, no te fíes del mañana” (Carpe diem), Quinto Horacio Flaco.