Las iniciativas del presidente Moreno, transparentar la real situación económica y destapar la corrupción, se cruzan en los sectores estratégicos. Las delaciones de Odebrecht, los Panama Papers y el caso Caminosca, todos coinciden en revelar una extensa red de corrupción.

Lo que resulta repulsivo para lo opinión ciudadana es el grotesco reparto de propinas. Desde la caravana de billetes de la suite en el Swissôtel de Odebrecht a la del excontralor, el cachuelo de 1 millón de dólares del ministro Alecksey, hasta las anotaciones de pagos a Vidrio, EsAl y otros en los cuadernos de Caminosca, y los movimientos de las cuentas en paraísos fiscales de presidentes de Petroecuador. Todo sin que haya aún un ápice de evidencia aportada por los organismos nacionales de control.

En términos económicos, lo anterior es insignificante. Lo que más pesa son los enormes sobreprecios en los contratos y las obras inútiles, que es para lo que pagaron los coimadores.

Cabe que el gobierno de Moreno investigue cuánto costaron estas obras y contrastar su valor con el beneficio.

¿Cuánto costó la repotenciación de la refinería de Esmeraldas? Probablemente más de lo que se ha dicho, que es como seis veces el presupuesto inicial. ¿Cuál es el beneficio en cuanto a calidad y cantidad de combustibles? La gasolina no ha mejorado: es de las de más bajo octanaje en Sudamérica. Ni bien termina la repotenciación, colapsa e incendia una unidad generadora de energía. Todo apunta a que el objetivo de ajustar la refinería para que procese el crudo más pesado que producimos hoy, y mejorar la calidad de los combustibles, no se logró a pesar de una inversión de más de 2 mil millones de dólares.

En la refinería del Pacífico, ¿se justifica lo invertido? Los costosísimos estudios no son acaso para refinar crudo venezolano, cuando lo que se procesaría, de continuar el proyecto, sería crudo del ITT? ¿Por qué se invirtió sobre 1.500 millones de dólares, cuando todo lo que hay es una idea descabellada y ningún proyecto concreto?

En lo eléctrico, fue un despropósito construir ocho centrales hidroeléctricas simultáneamente. ¿En qué estado se encuentra cada una y cuál es el potencial realista de generación? ¿Cuánto costaron, y cuál es el servicio de la deuda? Hay que comparar lo que nos cuesta por kilovatio la generación real, puesto que se contrató un exceso de capacidad que no utilizamos, y comparar lo que nos cuesta unitariamente la generación térmica, y ver si hay ahorro. Me temo que no, puesto que se elevó la tarifa eléctrica para la industria. Se habló muy ligeramente de exportaciones, pero salvo por necesidades puntuales por emergencia, Colombia y Perú son autosuficientes.

¿Cómo va la interconexión? Se supone que la nueva red de 500 kW ya debería conectar Guayaquil con la central Coca Codo Sinclair. ¿Se cumple? ¿Por lo menos avanza?

Hay más casos: los costos de las dos supercarreteras del aeropuerto Mariscal Sucre a Quito, entre otras.

Un balance de lo gastado, y de lo que debió gastarse, servirá al Gobierno para explicar por qué a pesar de una inversión pública gigantesca, la economía, por tercer año consecutivo, no crece. Pero nos toca pagar la altísima deuda que originó tanto despilfarro. (O)