Es lento el avance de la investigación agraria en Ecuador bajo responsabilidad casi exclusiva del Estado, aun cuando siempre mezquino con ella en la concesión de recursos, razón valedera para que organismos internacionales le otorguen una baja calificación respecto de la prioridad asignada a las ciencias del agro, pues destina solo el 0,18% del PIB agrícola, siendo lo mínimo requerido para naciones en crecimiento el 1%. El rezago es mayor en el sector privado, salvo contadas excepciones, que desestima el significativo retorno que representan las inversiones destinadas a esa noble finalidad.

Sin embargo, es digno de destacar lo que ocurre con la caña de azúcar, en que los tres principales ingenios, San Carlos, Valdez y Coazúcar, solventan la actividad innovadora del Centro de Investigación en Caña de Azúcar del Ecuador, Cincae, próximo a cumplir 20 años de funcionamiento, exhibiendo una brillante trayectoria de éxitos que trasciende los límites patrios, al punto de haber contribuido a elevar la productividad de sus plantaciones de 71 toneladas por hectárea en el 2009 a 105 en el 2016, reflejada también en el contenido de azúcar, al pasar de 7,2 a 8,9 toneladas, gracias a lo cual Ecuador continúa siendo autosuficiente en la provisión del edulcorante, creando además excedentes para cumplir compromisos de exportación, que significan ahorro de divisas, por substitución de importaciones, y generando dólares de exportación por la cuota americana, cumplida a satisfacción por los empresarios azucareros.

Durante la corta existencia del Cincae, ha logrado liberar y entregar a sus promotores seis variedades superiores que cubren en conjunto el 41% de la superficie plantada por ellos, y el año pasado lanzó dos nuevos cultivares (EC-07 y EC-08), con sobresalientes rendimientos, adaptables con ventajas a los más variados tipos de suelos en una amplia geografía, resistencia a enfermedades como carbón, mosaico de la caña, las royas café y naranja, sin que el Centro ni sus patrocinadores impongan restricciones para que esos materiales puedan generalizarse hacia otros ingenios y cañicultores independientes, de todo el territorio nacional, lo cual demuestra un inusual desprendimiento, no característico en empresas comerciales generadoras de variedades superiores.

El Cincae, liderado por el ingeniero agrónomo ecuatoriano Dr. Raúl O. Castillo y vicepresidente de la Asociación Internacional de Técnicos en caña de azúcar, activa además en procesos de capacitación dirigidos sin diferencia alguna a todos los agricultores, promoviendo el empleo de semillas sanas, de alta pureza varietal, que ha reducido ostensiblemente la incidencia de enfermedades, practicando además eficazmente el control biológico de plagas, manejo sostenible de suelos y sus microorganismos, en directa correlación con labores de mitigación y adaptación al cambio climático. Es insuperable en la aplicación de auténticas medidas cuarentenarias cuando se trata de introducir materiales para estudio.

El programa de Indicadores de Ciencia y Tecnología Agropecuaria (ASTI, por sus iniciales en inglés), financiado por el BID, distingue con honores al Cincae, como la institución privada ecuatoriana de mayor intensidad investigativa, mereciendo por tanto constituirse en modelo a profesar por otras organizaciones empresariales en relevantes cultivos, pero con escasa o ninguna inversión en investigación, indispensable para el desarrollo agropecuario, la seguridad alimentaria y el bienestar colectivo. (O)