Los musicólogos aseguran que el bolero se resiste a morir porque es, sobre todo, argumento: los amores, los amores perdidos o no correspondidos, los celos, las traiciones, las incomprensiones, el engaño son parte del contenido de las letras.

La paternidad del primer bolero se le atribuye al trovador cubano Pepe Sánchez cuando el 26 de agosto de 1883, hace 132 años, le puso letra y música a Tristezas; tuvo épocas doradas en Cuba con músicos como Orlando de la Rosa e Isolina Carrillo. En Latinoamérica se impuso el bolero con títulos como Si me comprendieras, Contigo a la distancia, Aquellos ojos verdes, La barca.

La gran producción del mexicano Agustín Lara, el músico poeta, puso a cantar a Lucho Gatica, al trío Los Panchos..., temas como Solamente una vez. Y grandes cantantes boleristas aún son recordados, como Roberto Ledesma, Felipe Pirela, Antonio Prieto, Javier Solís, Roberto Yanés, etcétera.

Julio Jaramillo manifestó que prefería cantar boleros y los pasillos costeños; fue el bolero Nuestro juramento, del puertorriqueño Benito de Jesús, que lo dio a conocer en todo el continente como cantante; lo grabó varias veces, una con la orquesta del chileno Vicente Bianchi; otras, solo con el acompañamiento de guitarras; en México lo cantó y grabó con trompetas, bandoneón y violines. Benito de Jesús manifestó su agradecimiento siempre, pues por Julio Jaramillo la canción alcanzó popularidad; el puertorriqueño compuso además otros boleros famosos, como La copa rota, Sigamos pecando.

Juan Cavero, Walter Cavero, Tito del Salto, Olimpo Cárdenas, Patricia González, Lilliam Suárez, Lucho Bowen, etcétera, interpretaron, unos, y siguen interpretando, otros, el bolero en nuestro país. Este género musical es preferido por muchas personas adultas y parejas románticas en Hispanoamérica y los instrumentos musicales que se usan para interpretarlo son por lo general guitarra, requinto, maracas, trompeta, bongó, güiro, bajo, piano. El bolero es una corriente universal que sigue describiendo vivencias de parejas, amores, alegrías y se resiste a morir. (O)

César Burgos Flor, licenciado, Guayaquil