Poco tiempo atrás mediante una intervención quirúrgica me removieron de la piel de la cara una lesión sospechosa, cuyo diagnóstico patológico resultó ser una queratosis actínica. Deseo compartir esta experiencia ante la poca importancia que a veces damos a lesiones en alguna parte del cuerpo y pueden constituir un problema más grave.

Este tipo muy común de queratosis (áreas elevadas y ásperas rojizas) pueden aparecer en partes expuestas al sol, como en el rostro, brazos, cabeza, más aún en personas calvas principalmente si se pertenece a la raza blanca, o se es poseedor de ojos claros. Tiene importante connotación puesto que podría evolucionar a un cáncer de piel denominado escamocelular. Desde unos años atrás venía observando cierta mácula rojiza que con el pasar del tiempo fue adquiriendo un aspecto socavado o un poco ulcerado, acompañado de cierta molestia ardorosa al tacto, algo que comenzó a despertar mi inquietud, ante lo cual acudí a un conocido galeno quien recomendó su inmediata escisión. Es importante frente a cualquier lesión sospechosa que aparezca en el cuerpo, hacerse revisar inmediatamente a fin de evitarse sorpresas posteriores. En países tropicales como el nuestro, las queratosis actínicas o solares ocupan un lugar importante como enfermedades de la piel, debido al impacto de los rayos solares, los que inciden mayormente cuando la constitución física es caucásica. A veces por ignorancia solo damos importancia a los lunares, cuando estas manchitas rojizas que parecen inofensivas no las tomamos en cuenta. Pueden aparecer alrededor de los 30 años de edad, cuando hace décadas era en la tercera etapa de la vida; todo va evolucionando, hasta los males. Recomiendan los expertos una exhaustiva protección solar durante la permanencia en las playas o práctica de deportes donde el contacto con los rayos solares es común. Prevenir vale más que lamentar.(O)

Ronnie Magrin Huerta, Guayaquil