Los Cuentos completos (Bogotá, Fondo de Cultura Económica, 2014) de Miguel Donoso Pareja están circulando para deleite de los lectores en lengua española. Son cerca de 365 páginas llenas de sabiduría impresas por una de las más prestigiosas casas editoras de América Latina. Este hecho confirma el reconocimiento del que Donoso goza, en su país y en el exterior, como uno de los imprescindibles narradores de nuestra América. Cinco libros han sido reunidos, desde el inicial Krelko, de 1962, hasta La cabeza del náufrago, del 2009, que muestran la preocupación por lo absurda y frágil que puede ser la persona humana.

Como cualquier humano, los escritores y los artistas también presentan defectos y virtudes. Pocos son los escritores con quienes se puede mantener una conversación normal sin que le esté recordando a su interlocutor cuán grandiosa es la persona que tiene al frente. Uno de ellos es Miguel Donoso Pareja, un genuino maestro en el arte de contar historias. Y también una estupenda persona que ha dedicado la mejor parte de su madurez a transmitir a los más jóvenes lo que él pudo o no aprender, pues no ha cejado en su empeño de ayudar a desarrollar las herramientas básicas del buen escritor, empezando por el cuidado del lenguaje.

En el primer cuento, un personaje guayaquileño ha sido trasladado a la fuerza a la capital. A partir de este relato inaugural se intuye la decisión de Donoso de insertarse en el país, en lo nacional, y, desde allí, ejercitar una proyección más amplia de lo que podría significar ser ecuatoriano. “Trataré de vivir” es la conclusión a la que el protagonista llega tras su experiencia de encierro. Con esta clave se puede comprender la obra literaria de Donoso, pues en ella –en sus cuentos, poemas, novelas y ensayos– la experiencia narrativa no hace más que proveernos de sentidos para enfrentar los retos de la existencia.

Una de las características de Donoso ha sido su impresionante disposición para aprender. Desde hace tiempo, Donoso es un maestro, pero su obra siempre se presenta como de aprendizaje, en la medida en que él ha ido incorporando novedades formales. La de Donoso ha sido una literatura renovada, y esa frescura se puede sentir aún si leemos sus cuentos de hace cincuenta o treinta años. Tal vez un momento paradigmático de su narrativa corta sea el volumen Todo lo que inventamos es cierto, de 1990, un conjunto de relatos que ratifica la dificultad de separar la vida supuestamente real y la ficción supuestamente imaginada.

En sus más recientes construcciones narrativas, Donoso –él mismo, autor, personaje y persona– aparece en sus escritos mostrando un supremo interés por los detalles que evocan las palabras y asombrado “de cómo la estupidez humana es infinita”. También nos da la gran lección de que uno es también lo que lee, haciendo del acto de lectura literaria un acontecimiento fundamental para desidiotizarnos como especie. Inmenso talento narrativo y novedosa gracia verbal están en estos Cuentos completos. Miguel Donoso Pareja ha urdido universos sorprendentes para sus más que privilegiados –y felices– lectores de hoy y de mañana. (O)