Columnista invitado
Santiago Bucaram Villacís

Desde noviembre del 2012 hasta noviembre del 2013 se implementó en Galápagos el plan piloto de pesca de altura con palangre (el cual es un arte de pesca no permitido en el archipiélago). Este piloto contó con la participación de 16 de más de 400 embarcaciones inscritas en el registro pesquero del Parque Nacional Galápagos (PNG). Una de las conclusiones derivadas del reporte final del piloto indicaba que la apertura de la pesca de altura con palangre en la Reserva Marina de Galápagos (RMG) puede tener consecuencias muy negativas en un gran número de especies cuyas poblaciones a nivel mundial están severamente amenazadas. No obstante, en ese mismo documento contradictoriamente se recomendaba que el piloto se extienda por otro año más. Esta inconsistencia puede sorprender a muchos, pero a quienes conocemos sobre el manejo pesquero en la RMG nos resulta normal, ya que sabemos que muchas de las políticas pesqueras han sido y son diseñadas para satisfacer presiones de diversos grupos de interés obviando o utilizando en un mínimo grado la evidencia científica disponible.

Algo que hacía prever que estas inconsistencias se harían presentes durante este piloto fue que desde su inicio las autoridades y los investigadores se negaron a utilizar el nombre palangre para el arte de pesca, y en su lugar usaron un eufemismo, específicamente, Empate Oceánico Modificado (EOM). De hecho, no fue hasta seis meses después de finalizado el piloto que el Instituto Nacional de Pesca reconoció que el EOM tenía las mismas características que un palangre. Este fue un factor determinante para que el PNG decidiera no aceptar la recomendación del informe del piloto y lo finalizara a través de un oficio publicado en junio del 2014. Las razones dadas en el oficio para la finalización del piloto fueron que la pesca incidental sobrepasó el límite permitido y que el Reglamento Especial para la Actividad de Pesca en Galápagos prohíbe el uso de palangre (aparentemente con su verdadero nombre si se puede prohibir el uso del EOM). Sin embargo, el PNG justificó el piloto indicando que “...es responsabilidad del Estado realizar investigación científica sobre todas las artes, incluso las no permitidas, a fin de que los avances tecnológicos permitan (...) contribuir a mejorar la calidad de vida de los pescadores locales”. Lo cual me lleva a preguntar: ¿Por qué tuvieron que hacer otro piloto para el uso de palangre cuando existían tres pilotos previos (1997, 2001 y 2003) que llegaron a la conclusión de que dicho arte no es compatible con el frágil ecosistema y biodiversidad de Galápagos?

¿Cómo se puede hablar de la calidad de vida de los pescadores si actualmente no existe ningún estudio sobre este tema, siendo el último estudio de este tipo uno del 2009, que concluye afirmando que los ingresos de los “pescadores” no dependen directamente de la pesca, sino de otras actividades?

Finalmente, este plan piloto fue escasamente socializado con la población ecuatoriana. Esta deficiencia en comunicación no es la excepción, sino la regla para los distintos temas del archipiélago, y es un problema que debe corregirse, pues Galápagos es patrimonio de toda la nación y no solo de sus colonos.