Nuestro invitado |

Existen varias acciones gubernamentales que están alejadas del discurso de soberanía en el que constantemente se insiste. Veamos unas pocas de esas actuaciones. La agencia internacional de noticias Reuters ha ampliado –como lo publica EL UNIVERSO– lo que ya parcialmente algunos ecuatorianos conocíamos: que la China nos hace gigantescos préstamos, que nos cobra un interés mucho mayor que el vigente en el mercado internacional; que, en pago, recibe crudo con descuento; que ese descuento le permite revender nuestro petróleo y que, principalmente, lo hace a los Estados Unidos, donde lo compran compañías privadas, incluida Chevron. Que el Ecuador ha tenido que recurrir al financiamiento de la República de China porque los mercados internacionales no le prestan desde que decidió no pagar un tramo de la deuda. Añado, yo, que eso tuvo lugar luego de que el Gobierno convocó a una conferencia internacional de ciudadanos ideológicamente afines que le recomendaron no pagar la deuda. Es decir, que esa decisión, que debía ser absolutamente soberana, no lo fue tanto. Más grave aún, con la China el Ecuador se habría sometido: en los contratos de provisión de petróleo a las cortes de Londres, y en los de líneas de crédito a la jurisdicción de tribunales de la China. Anteriormente, ya conocimos que Petroecuador le otorgó poderes a Petrochina para que pueda cobrar directamente a sus deudores. Yo protesté por esto en el artículo titulado ‘Entrega de soberanía a China’, publicado en EL UNIVERSO, el año pasado.

Ya se anuncia otra reunión internacional para que revise los Tratados de Protección de Inversiones que el Ecuador tiene suscritos con varios países. ¿Vamos a depender, nuevamente, de lo que digan ciudadanos extranjeros?

El principal de esos Tratados de Protección de Inversiones es el suscrito con Estados Unidos, vigente desde 1997, con plazo de diez años, esto es, hasta el 2007, cuando el Gobierno actual pudo terminarlo, como lo hizo con el Tratado sobre la Base de Manta que terminaba también en el 2007. ¿Por qué no lo hizo? El diputado Diego Delgado y yo, en 1994, nos opusimos a la celebración de ese Tratado; yo lo he combatidos en numerosas ocasiones en todos los medios públicos, especialmente en artículos de prensa; por eso le pregunté, en Ecuavisa, en 1997, a la canciller María Fernanda Espinosa si iban a dar por terminado ese Tratado de Inversiones y ella respondió –ante la insistencia de Carlos Vera– que había hablado con el presidente y que lo darían por terminado. No lo hicieron.

Una de las principales objeciones gubernamentales al Tratado de Protección de Inversiones celebrado con Estados Unidos es la de que nos somete a tribunales arbitrales internacionales, pero ocurre que en virtud de los contratos de préstamos chinos con pago mediante crudo, nos habríamos sometido a tribunales ingleses y chinos, lo que es mucho más grave.

No es saludable esta dependencia casi absoluta al imperio chino. Hemos salido de una dependencia para caer en otra que luce más dura e inflexible. El Ecuador debe recuperar su prestigio de buen pagador y volver a los mercados financieros internacionales. ¡Nuestra soberanía lo demanda!