Nuestro invitado |

La visita que nos ha hecho el presidente de Bolivia para recibir muestras de solidaridad por su accidentado viaje de regreso de Moscú a su patria, durante el cual varios países europeos le habrían creado problemas para sobrevolar sus territorios, nos conduce a formular algunas anotaciones, a más de lamentar los contratiempos sufridos por el mandatario y por cualquier falta de consideración a su alta investidura. El gobierno del Ecuador le ha manifestado su solidaridad, con tanta mayor razón cuanto que el gobierno fue la causa eficiente de lo ocurrido, en el sentido de que gracias al salvoconducto expedido a favor de Snowden por el cónsul ecuatoriano en Londres, este señor se encontraba en Moscú, al tiempo que lo estaba el presidente de Bolivia y cuando este último manifestó su predisposición a otorgar asilo a Snowden, una vez que el gobierno ecuatoriano había desistido de hacerlo.

Es lamentable lo ocurrido, pero al reclamar hay que recordar acciones propias de los dos gobernantes: el presidente de Bolivia, en estos mismos días, presentó sus excusas a Brasil por la ofensa inferida hace dos años a su ministro de Defensa, cuyo avión fue registrado como si fuera el de un delincuente; hace pocos años, el gobierno del Ecuador le negó al presidente de Honduras permiso para sobrevolar territorio ecuatoriano. Por eso, titulo este artículo con el viejo adagio popular: “No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti”, y yo añado: “o a tus amigos”.

Los países europeos en cuestión le han presentado al señor Morales sus excusas y este las ha aceptado. Pero con ocasión de esta misma visita, el presidente del Ecuador ha formulado una grave aseveración refiriéndose a la Alianza del Pacífico: que mientras él sea presidente, el Ecuador no entrará en ninguna de esas aventuras. Puede no hacerlo, pero es innecesaria la ofensa a Chile, Perú, Colombia y México. Y aquí viene la necesidad de hacer una balance entre la aventura del Pacífico, con países vecinos con los que sí tenemos comercio, y con cuya alianza se nos abren las puertas del Asia, y la aventura de ingresar al Mercosur a donde va una centésima parte de nuestras exportaciones, o a la de la ALBA, a donde son ínfimas nuestras exportaciones, con excepción de Venezuela, cuyas ofrecidas inversiones no llegan por sus graves problemas financieros, y con la cual el acuerdo de pagos del llamado Sucre, se ha prestado para transacciones dolosas; otro miembro de la ALBA, Cuba, acaba de ser sorprendida en un contrabando de armas a Norcorea, sobre lo cual la ALBA guarda silencio.

La ALBA se reunirá en Ecuador en pocos días, y la víspera irá a Caracas el gabinete ecuatoriano a sesionar con el de Venezuela. Habrá nuevas competencias sobre quién le jala la cola al tigre, porque en eso se pasan.

El Ecuador debe sopesar dónde se encuentran sus verdaderos intereses. La Naturaleza nos colocó en el Pacífico, y la ideología no puede trasladarnos al Atlántico.