Opinión internacional |
Entre las percepciones de distinta naturaleza que puedan tenerse sobre China, en general no se discute que su desenvolvimiento y crecimiento económico han sido reconocidos en todo el globo a pesar de las implicaciones y retos que la satisfacción de necesidades de la nación más poblada del mundo trae consigo a su país y por extensión al resto, sobre todo, en una sociedad globalizada. Algunos retos que China tiene frente a sí son los siguientes:
La relación con sus vecinos
Los líderes chinos han mencionado una y otra vez que el camino de desarrollo escogido por su país es pacífico, que su progreso no comprometerá nunca la seguridad e integridad territorial de otros estados. Bajo la misma perspectiva expresan que el progreso de China, y en realidad el de cualquier país, no puede darse ni implementarse en un mundo hostil amenazado por guerras y conflictos bélicos. Y lo dicen con pleno conocimiento y convencimiento de que uno de los mayores retos de la seguridad de China es saberse vecina de quince países con quienes comparte una frontera de más de 22 mil kilómetros. No hay en el mundo otro país que tenga tantos vecinos, y a lo largo de su relativa corta vida republicana, luego de su establecimiento en 1949, ha tenido confrontaciones militares con algunos de ellos. Entre sus vecinos hay cuatro que cuentan con armas nucleares, a saber: Rusia, India, Pakistán y Corea del Norte.
De modo que no en vano su gobierno se esfuerza al máximo por mantener una relación de amistad, buena fe y cooperación con sus vecinos, para así fomentar y nutrir un ambiente de vecindad armonioso, necesario para trabajar en proyectos que generen cooperación, progreso y bienestar mutuo. Por eso lleva adelante una permanente política de apego y propugna de respeto a los principios de coexistencia pacífica y a la utilización de mecanismos de diálogos de carácter multilateral, multinivel y multiforme para tratar una diversidad de temas con países vecinos y no vecinos.
La seguridad alimentaria
A lo largo de su historia, sea antigua o contemporánea, China ha estado sometida a una intensa presión de cara a su seguridad alimentaria. La mayor parte de su territorio se caracteriza por tener una topografía que no favorece los asentamientos ni las actividades agrícolas. Montañas, altiplanos y colinas cubren el 70% de la superficie haciendo inviable o muy difícil la agricultura. Tiene además grandes extensiones desérticas y aunque se han logrado avances en el control de la desertificación, la pérdida de terreno continúa. Si a ello se suma el crecimiento económico que ha experimentado durante los últimos treinta años, que ha traído en consecuencia una paulatina sustitución de tierras agrícolas para satisfacer necesidades de espacio para urbanización, industrialización, infraestructura, zonas especiales de desarrollo, etcétera, el resultado es que solo el 10% del área total se utiliza en producir alimentos destinados a satisfacer una quinta parte de la población mundial. El gobierno, consecuente con su responsabilidad y propósito de lograr, que en la mayor medida posible el país sea autosuficiente en la producción de alimentos, sobre todo de granos y cereales, se ha fijado mantener el área mínima destinada a fines agrícolas en 120 millones de hectáreas. Por otro lado, las autoridades han prestado siempre extrema importancia a la investigación científica agrícola porque ella ha permitido lograr los altos rendimientos que obtienen sus cultivos. Sin su aporte, la seguridad alimentaria estaría seriamente comprometida.
Equilibrio entre desarrollo y medio ambiente
Los problemas medioambientales de China son de los más severos del mundo. La superficie de suelos erosionados en el 2011 fue de 3,57 millones de kilómetros cuadrados equivalente al 37% de su área total. La emisión de dióxido de carbono (CO2) es desde hace algunos años la mayor del mundo, aunque no en forma acumulada índice en que Estados Unidos sigue a la cabeza. La desertificación está presente en 2,62 millones de kilómetros cuadrados que representa el 27% del territorio nacional, siendo el viento el principal medio de propagación. Desde la década de los setenta, la velocidad de expansión de las zonas desérticas es casi 2.500 kilómetros cuadrados por año. Las tormentas de polvo, sobre todo en el norte del país, no son extrañas y en ocasiones son muy severas.
La contaminación de diferente naturaleza y origen se ha incrementado y con ello, la afectación al medio ambiente y a la salud pública. Especialmente sensible es la contaminación del aire causada en los centros urbanos por sus fábricas y automotores, especialmente. La contaminación del agua es igualmente preocupante y severa.
Es irrefutable que el desarrollo y progreso de China han contribuido a empeorar su situación medioambiental. Y si se suman la falta de implementación de controles, carencia de responsabilidad social de las empresas, tecnología obsoleta, subsidios mal empleados, entre otros factores, que durante una considerable parte de la reforma de apertura han estado presentes, el resultado es la situación actual de degradación medioambiental. Sin embargo, hoy las autoridades prestan cada vez mayor y creciente atención al cuidado y preservación del medio ambiente y están sometidas a mayores presiones y cuestionamientos de parte de una población más exigente. Hay leyes mucho más estrictas que regulan la cantidad de descargas industriales, emisión de vehículos, etcétera. Gran cantidad de fábricas son desactivadas o cerradas anualmente ya sea porque son contaminantes o por consumir energía o recursos en exceso, incluyendo centrales térmicas de generación eléctrica, fábricas de acero, cemento, papel, entre otras.