El Ayuntamiento de Guayaquil en sesión del 20 de julio de 1824, nombró al doctor José Joaquín de Olmedo, director de la Imprenta de la Ciudad que publicó nuestro primer periódico El Patriota, que nace en nuestra independencia. Tan significativo nombramiento obtuvo la respuesta de nuestro prócer el 24 de julio de 1824, ampliada elocuentemente con sus “Reflexiones sobre la libertad de imprenta” aparecida también en El Patriota el 7 de agosto del mismo año, lo cual fue investigado en el Archivo Histórico Municipal de Guayaquil por el doctor Julio Pimentel Carbo. El doctor Pimentel convirtió el valioso hallazgo en su trabajo denominado El abecé periodístico de Olmedo, en cuyo texto se establece que “la libertad de los periódicos está identificada como la libertad de imprenta y que deben serles comunes las leyes que favorecen su extensión, y las que refrenan su abuso”, recalcándose que los ciudadanos que no tienen una idea exacta de la libertad civil, los que no amen cordialmente a la patria, los que prefieren satisfacer una venganza de orden público, y los que no pueden sufrir el yugo de las leyes son los que regularmente abusan más de la libertad de imprenta; y se destaca que “todo poder amenaza a la libertad, pero la licencia amenaza a la libertad y al poder”, sin el cual las sociedades mejor constituidas no pueden evitar precipitarse al abismo, a la anarquía.
Olmedo, democrático, exaltó a los órganos gubernamentales y municipales para que sostuvieran y fomentaran la imprenta, sin olvidar la máxima de que para “conservar la tranquilidad y el orden es preciso imponer la ley a las pasiones sin encadenar la libertad”, agregando que en El Patriota tendrán un lugar preferente todos los escritos de política utilidad; indicando las medidas con que se pueden fomentar el país y que la imprenta está abierta a todos, y sea estímulo para que todo buen ciudadano se dedique con esmero a escribir para ilustrar al país, mejorarlo, fortificarlo contra todo embate de la tiranía, y que sería infeliz el pueblo donde no se halle un solo defensor de los derechos públicos.
Concluimos esta invocación del ideario cívico de quien fuera padre de la patria e ídolo del pueblo, con una frase de su enaltecedor pensamiento: “Leyes, leyes para conservar y salvar la nación; y libertad de imprenta, libertad de imprenta para conservar y salvar las leyes”.
Víctor Hugo Rodríguez Roditi
Doctor en Jurisprudencia, Guayaquil