Opinión internacional
El 9 de mayo de este año tuvo lugar en China un evento promocional pequeño en escala, pero de gran significación y potencial. Se trató del Primer día de Cultivo de Quinua en China. No recibió mayor cobertura local, entre otras razones porque se realizó en una zona rural muy pobre de la provincia de Shanxi, pero sobre todo porque la quinua, ese seudocereal originario de los Andes usado y considerado sagrado por los incas, no es conocido en China.
El evento, realizado al aire libre sobre tierra preparada para luego recibir las semillas de quinua, fue más informativo que de otra naturaleza y terminó con una sencilla ceremonia en la cual yo, el único “pariente” de las semillas presente, por ponerlo así, pues tanto ellas como yo provenimos de la región andina, hice la entrega simbólica de semillas producidas localmente a una de las autoridades y esta hizo lo propio a un agricultor que luego las depositó en los surcos de tierra que eran abiertos por un arado.
La parte informativa más sustancial de ese Primer día de Cultivo de Quinua en China, estuvo a cargo del gerente de la empresa china que en el año 2008 introdujo las semillas. Durante su intervención mencionó que los primeros años fueron muy duros, muchas veces de fracasos, al momento de experimentar con diferentes variedades en busca de aquellas que pudieran adaptarse mejor a las condiciones locales. No fue sino hasta el 2011 que lograron siembras sustentables y a finales del 2012 se habían plantado alrededor de 100 hectáreas que produjeron unas 200 toneladas de quinua. La empresa tiene un contrato con los agricultores, todos pequeños, con extensiones de tierra que van de un quinto a un tercio de hectárea, para comprarles su producción y venderla en la forma de quinua en grano.
Mencioné al inicio que, en mi opinión, el evento tuvo una gran significación y potencial. Lo primero en razón de que más allá del fin comercial y económico que pueda resultar de la iniciativa del promotor privado, su representante fue claro en evidenciar la intención social que también existe detrás del proyecto. La provincia de Shanxi es una de las menos desarrolladas económicamente, su contribución al producto interno bruto del país está por debajo de la media nacional. Su geografía es montañosa y la agricultura complicada. En sus campos suele sembrarse maíz, trigo, mijo, papas, pero prácticamente no queda mano de obra joven, pues ha emigrado a zonas económicamente más desarrolladas. Es en ese entorno que la introducción de quinua ofrece una alternativa de sustento a los agricultores de zonas empobrecidas, a más de procurar un alimento de extraordinario valor nutricional considerado uno de los mejores que la naturaleza ofrece.
Lo del potencial reside en la posibilidad futura de que China se convierta en consumidor del seudocereal. Pocos días luego de realizado el evento, el representante de la compañía promotora me informó haber recibido gran cantidad de llamadas de gente interesada en sembrar quinua o adquirir el producto final. Entiendo que existe un proyecto ambicioso que recibiría apoyo del gobierno local en favor de la iniciativa de convertir a la provincia de Shanxi en la zona productora de quinua en el país y desarrollar una industria completa alrededor de su procesamiento que incluya la producción de alimentos, medicamentos, cosméticos, alimento balanceado, etcétera. Sin embargo que esto no preocupe a quienes puedan imaginar a China convertirse en productora y exportadora en detrimento de los países andinos, especialmente Bolivia y Perú que son los mayores productores y exportadores, pero también del nuestro, aunque con una escala de producción considerablemente más pequeña.
Yo no creo que China se convierta en un futuro en exportadora de quinua. Que el producto en ese país sea cada vez más conocido y consumido sí, estoy seguro de que ocurrirá eso, pero habrá de transcurrir mucho tiempo para ello. Más bien soy de la opinión que nos conviene que en China se produzca, así como en muchos otros países, tal como lo pregona la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación, que ha declarado al año 2013 el Año Internacional de la Quinua. Y lo ha hecho con el objetivo de centrar la atención mundial sobre el papel de la biodiversidad de la quinua y su valor nutricional en la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza en apoyo al logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Además, lo ha hecho también en reconocimiento a las prácticas de los pueblos andinos que han preservado la quinua en su estado natural durante miles de años, dando muestra con ello de armonía entre el hombre y la naturaleza.
Nos conviene que en China se conozca y consuma para cuando lleguen las oportunidades de venderle nuestra quinua andina, incluso a pesar de que en ese país se produzca. Ya ocurre eso con el banano, camarón y muchos otros productos.
Mi abuelo, el doctor Ángel Felicísimo Rojas, en vida escribió en varias ocasiones sobre la quinua destacando sus propiedades alimenticias, entre otras cualidades. Permítaseme terminar este artículo honrando su memoria al compartir una columna que él utilizó y desde la cual hizo llamados de atención que buscaban otorgar a la quinua el lugar de importancia que le corresponde.