El 8 de abril Mayra Giler, de 35 años, y su hija Judith Castañeda, de 18, partieron hacia México en el vuelo de las 06:00. Salieron del aeropuerto de Guayaquil, iban cargadas de sueños y con el dinero que faltaba pagar a los coyoteros para que las cruzaran a Estados Unidos.

Tras cuatro meses encerradas en una bodega de la zona limítrofe de El Paso, finalmente se lanzaron a la aventura el 5 de agosto. Ese día Mayra le dijo a Javier Castañeda, su esposo, y quien se quedó en su casa, en Durán, con sus hijos menores, que ya no le escriba. Ya iban a cruzar, les quitarían los teléfonos y se volverían a comunicar cuando estuvieran del otro lado.

Luego de cinco días de angustia llegó una llamada. Una mujer que conoció a la madre e hija en El Paso le indicó que Mayra no resistió las duras condiciones del desierto y murió. Le dijo también que su hija había sido atrapada por “la migra” y que estaba en un albergue con otros migrantes.

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Javier explica que Judith, quien cumplió la mayoría de edad en las bodegas, al ver a su madre desmayada decidió pedir ayuda en una casa que se veía desde el desierto, pues los coyotes y el resto del grupo continuaron la caminata. Así fue como rescató el cuerpo de su esposa.

La joven contó a su padre que los coyotes les habían dicho que la caminata era de siete horas, pero realmente caminaron 12 horas y que su madre se sentía muy mal. Tuvo insolación, dolor de cabeza, empezó a convulsionar y le dio un infarto.

El esposo de la fallecida explica que pagaron en total 30.000 dólares a los coyoteros para que pasara a las dos, que durante cuatro meses estuvieron escondidas en bodegas porque Mayra tenía mucho miedo de saltar el muro.

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Mayra Giler falleció en la frontera entre México y Estados Unidos. Foto: El Universo

Algunas mujeres habían muerto por la caída, se han quebrado la espalda y otras perdieron las piernas. Ella prefirió caminar en el desierto, no pensó que sería tan duro”, explica el viudo, quien acudió al Ministerio de Relaciones Exteriores para pedir ayuda para repatriar el cuerpo de la madre de sus hijos, pues el servicio a él le costaría 15.000 dólares.

Castañeda cuenta que su esposa tenía una amiga en Nueva York y que un día tomó la decisión de viajar para trabajar y darles un mejor futuro a sus hijos, que viven en una humilde casa en la cooperativa Héctor Cobos, en Durán.

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Vendieron un terreno que tenían y prestaron algo de dinero para completar los 30.000 dólares. El esposo cuenta que Mayra debió pagar 20.000 al inicio, es decir, cuando llegó a México y que el resto se lo pagaría al coyote al llegar al otro lado.

“Ella viajó a México y allá hizo contacto con el coyote. Llevaba el resto del dinero, así que supongo que lo debe hacer tomado coyote que las abandonó. Hasta les quitaron los celulares. Ella durante meses me mandó fotos de lo que podía ver desde la ventana de la bodega donde estaba con otras 50 personas”, contó Javier, quien detalla que varias veces fueron cambiados de bodegas porque los coyotes conocían que los iban a allanar.

El viudo también detalla que los viajes los hacía en grupos de 10 en el 10.

“Algunos saltaban el muro, otros preferían cruza el desierto, así que varias noches me contaba (Mayra) que los sacaban a caminar por la zona para que se vaya acostumbrando al desierto”, recuerda.

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Autoridades migratorias indican que en 2021 hubo más de 88.000 salidas a México desde Ecuador. Desde el aeropuerto Mariscal Sucre, de Quito, salen 10 frecuencias semanales a ese país y siete vuelos chárteres.

En los cinco primeros meses del año, según datos del Ministerio de Gobierno, más de 50.000 ecuatorianos que salieron del país no regresaron. El 85 % de ellos se habría quedado en México y Estados Unidos.

El éxodo migratorio hacia México tiene relación con la emigración irregular de compatriotas que intentan llegar a Estados Unidos por pasos ilegales.

Requisitos para ir a México:

Desde el 2 de agosto los ecuatorianos que quieran ir a México deben presentar: boleto de regreso impreso pagado (no captura de pantalla), comprobante de pago del alojamiento, carta de invitación suscrita por la persona que invita y prueba de recursos económicos suficientes para cubrir el periodo de estadía. (I)