Debajo de la imagen del Corazón de Jesús, en un pequeño altar, permanece intacta la fotografía de Giovanna Pérez Constante. Esa es la muestra de fe y esperanza de sus padres, Yanera Constante y Mauro Pérez, quienes rezan a diario porque ella aparezca, sin importar el tiempo transcurrido.

En Ambato, a sus 19 años, Giovanna desapareció el 4 de diciembre del 2010. Ella acudió a la escuela en la que estudiaba su hermana, para retirar la libreta de calificaciones, y desde entonces no se supo más de la joven.

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Yanera Constante recordó que el 3 de diciembre su hija salió a una reunión de amigos en la que conoció a Andrés L. L., con quien intercambió números telefónicos. De hecho, según consta en el proceso judicial del caso, el día de la desaparición de Giovanna, ella y él mantuvieron contacto por vía celular entre las 10:45 y las 17:39.

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Por eso el hombre fue requerido por la Fiscalía los días 10 y 13 de diciembre del 2010, para que rinda su versión de los hechos, pero no acudió en ambas ocasiones. Ante esta situación la familia de la joven desaparecida puso una denuncia por el presunto delito de rapto.

Lo extraño del asunto, sostuvo Constante, es que desde el 12 de diciembre Andrés L. L. también desapareció y por esa ausencia los parientes del hombre recurrieron a la Fiscalía a denunciar aquello. Él vivía en casa de una hermana.

Los padres de la joven desaparecida conservan un pequeño altar en su casa, con la foto de su hija. Foto: El Universo

La madre de Giovanna lamentó que en estos más de doce años se haya cambiado en trece ocasiones a fiscales y por quince veces a agentes de investigación. Cree que desde el primer mes se vulneraron derechos y el principio a la reserva, porque, aseguró, la parte del principal sospechoso sabía de todas las diligencias e investigaciones que se hacían.

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Y añadió que ese proceso duró cerca de ocho años.

“Se filtraba información a terceros, vulneraron información a personas que no eran parte procesal en la investigación de la desaparición de Giovanna”, expresó Constante, quien considera que no se ha hecho justicia para conocer la verdad sobre la desaparición de su hija.

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Ocho años después de la desaparición de la joven, su familia interpuso el caso ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH), ha sido admitido luego de pasar la etapa preliminar, con lo que aspiran a que se conozca la verdad y se haga justicia.

La madre de familia quiere que todas las personas que le hicieron daño a su hija paguen, que no quede el caso en la impunidad. Como creyente en Dios mencionó que de la justicia divina los responsables del hecho no se van a escapar, pero, además, buscan que se haga también justicia terrenal.

Sin resultados

Con nostalgia, Mauro Pérez, padre de Giovanna, comentó que luego de más de doce años de la desaparición de su hija no hay resultados, pero que siguen en la lucha igual que desde el primer día en que la joven se ausentó.

Recordó que hicieron un trabajo de búsqueda en ríos y quebradas de la zona, que incluso con el agente investigador se trasladaron a Tiwintza, en la frontera con Perú; Puerto El Carmen, en Colombia; y en el interior del país.

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Dijo que han pegado afiches por todas partes, que por esa razón en algunas ocasiones recibieron llamadas, pero que luego se verificó que se habían confundido o que también lo hicieron queriéndolos extorsionar.

Los padres de la joven aseguraron que la búsqueda y la lucha en procura de que se haga justicia no para, que siguen activos con plantones y en cualquier iniciativa donde haya la oportunidad de levantar su voz.

Pérez mencionó que siente que su hija está aún con vida, no sabe en dónde ni cómo, pero tiene la esperanza de encontrarla. Por esa razón tiene el pequeño altar del Corazón de Jesús con la foto de la joven.

Contó que la imagen de Jesús se la regaló una amiga que le recomendó que ore bastante y que no pierda la fe de que algún día volverá a tener a su lado a Giovanna. Y dijo, con tono de esperanza, que mientras tanto sus oraciones son para que Dios la proteja.

“Ha sido una tragedia, una muerte en vida de cada uno de nosotros al cargar el dolor de diferente manera, tratando de sobrevivir y de aferrarnos a esa esperanza de encontrar a Giovanna viva. Eso es lo que nos motiva a seguir en pie de lucha, pedir siempre a Dios bendiciones para ella, pedir salud para nosotros poder continuar en esta lucha”, comentó Yanera Constante.

Añadió que luego de la desaparición de su hija los miembros de la familia han sentido afectaciones tanto físicas como psicológicas que han pasado factura con el pasar del tiempo.

“Esta incertidumbre de no saber dónde está mata y no queda sino cada día aferrarse a la esperanza de pedir a Dios que tenga misericordia y nos ayude a encontrar a nuestra hija”, expresó la madre de familia.

Contó que en la asociación de familiares de desaparecidos hay amigos y personas que sienten el mismo sufrimiento, que es con quienes se apoyan de una u otra manera, así como la familia que es un soporte fundamental.

Recordó que su segunda hija, Dennise, quien actualmente tiene 22 años, fue la más afectada con la desaparición de Giovanna.

Cuando era una niña vivió de cerca el sufrimiento de sus padres, vio que cada uno se movilizaba de un lugar a otro, por lo que “sin intención” sufrió una suerte de abandono.

Constante refirió que incluso después de lo que sucedió con su primera hija les quedó un trauma, y que por esa razón a Dennise tratan de cuidarla como más pueden.

Familia del demandado también lo busca

En el barrio Cashapamba vive la familia de Andrés L. L. La madre de él, María Diocelina, accedió a dialogar con este Diario a través de una pequeña ventana en la puerta de ingreso.

Señaló que a Giovanna nunca la conoció, pero que su hijo le había comentado que tenía una amiga.

La mujer aclaró que su hijo no vivía con ella sino con una hermana que era la que lo ayudaba para que siga la carrera universitaria de Derecho. “Eso consta en los expedientes de la Fiscalía, ahí está todo”, aseveró.

Recalcó que su hijo también está desaparecido, que no saben en dónde se encuentra desde el 12 de diciembre del 2010, es decir, ocho días luego de la desaparición de Giovanna Pérez, que por esa razón no comprenden por qué se lo acusa a él de lo sucedido con ella.

“En dónde la tendría escondida a la chica durante los ocho días”, se preguntó y añadió que en ese entonces él tenía 21 años.

María Diocelina aseguró que la hermana con la que vivía se encargó de poner la denuncia de la desaparición de Andrés. Considera que no cree que se hayan ido los dos.

Reiteró que no sabe qué pasó con su hijo, que como familia han hecho todo por tratar de localizarlo, que han recorrido por diferentes partes del país. “Cómo va a ser justo que no lo busquemos, ni que fuera un perro, incluso a un perro se le busca cuando se pierde, ¿no le parece?”, expuso.

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“Nunca más supe nada de mi hijo. Mi único hijo varón (son cuatro mujeres)”, manifestó mientras trataba de contener el llanto.

La mujer sostuvo que el cambio de fiscales y agentes no ha dificultado la búsqueda. “Creo que han de seguir buscando, haciendo los modos posibles para encontrarlos, porque no son los únicos desaparecidos, hay mucha gente desaparecida”.

Finalmente recordó que su hijo era un chico alegre y responsable, con muchos sueños por delante. (I)