‘¿Qué ventajas tengo ante la delincuencia?’, cuestiona el policía Marco Parra, quien abatió a un asaltante en Quito

Cada miércoles, el sargento de la Policía Marco Parra, de 37 años, se presenta en las oficinas de la Casa de Justicia de Carcelén, en el norte de Quito, como parte de las medidas sustitutivas que recibió luego de haber abatido a un presunto delincuente durante un asalto ocurrido el pasado 15 de enero, en un local de comida rápida, en el sector de Cotocollao.

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Parra lleva 18 años como policía, 12 de los cuales ha sido parte del equipo de investigadores operativos de la Unidad Nacional de Investigación Antidelincuencial (UIAD). Por su labor, recorre las calles vestido de civil, en busca de información sobre los casos que indaga.

El día de los hechos se encontraba en funciones. Alrededor de las 21:00 llegó al restaurante para alimentarse. En ese momento ingresaron al local dos sujetos extranjeros con armas de fuego y empezaron a amedrentar a los clientes para quitarles sus pertenencias y asaltar el negocio.

Parra relata que uno de los antisociales lo golpeó con la pistola en la cabeza hasta hacerlo sangrar. Cuando el ladrón se detuvo por unos instantes y dirigió su atención a otro lado, el policía, que estaba sentado en una mesa junto a la pared, se movió para caer al piso. Una vez en el suelo, apoyó la espalda contra la pared y se puso en posición fetal para proteger su arma de dotación. Estaba calculando la manera de proceder para contener el robo.

El agente cuenta que el delincuente volvió la vista hacia él y nuevamente lo atacó, causándole una herida en el oído izquierdo, por la que más tarde tendría una microcirugía que regeneró el fragmento de piel arrancada.

“Ese momento el ladrón viene hacia mí apuntándome con el arma en la cabeza, es así que procedí a ejecutar una labor de protección física, con base en el entrenamiento que tenemos”, describe Parra, dos meses después del enfrentamiento. Cuenta que empujó al asaltante y disparó contra él para neutralizarlo, que el antisocial cayó herido y que su cómplice huyó.

El sargento señala que, tras el escape, se puso de pie, hizo a un lado el arma del delincuente y pidió a uno de los clientes que llamara al ECU911 y solicitara una ambulancia. “No es para mí una felicidad el hecho de que una persona se encuentre en el piso herida, ya que pude haber sido yo”, comenta.

El equipo de emergencia llegó al lugar, así como miembros de la Policía, quienes acordonaron el área. El asaltante falleció. Parra recibió atención en el restaurante, en ese mismo instante fue arrestado y trasladado a la Unidad de Flagrancia, donde horas más tarde la Fiscalía lo procesó por el presunto delito de homicidio, por el cual se inició una instrucción fiscal de 30 días.

Cuando el plazo de la instrucción llegaba a su término, la Fiscalía solicitó al juez de la causa que se establezca día y hora para una audiencia de reformulación de cargos, la cual tuvo lugar el 24 de febrero.

Durante esa diligencia el fiscal de la Unidad de Personas y Garantías n.º 1 de la Casa de Justicia Carcelén, Alejandro Alemán, cambió el tipo penal de homicidio por el de extralimitación en la ejecución de un acto de servicio, que está tipificado en el artículo 293 del Código Orgánico Integral Penal (COIP). Este delito se castiga con una pena de diez a trece años de prisión.

El fiscal Alemán sustentó su pedido con certificados de la Policía Nacional que dan cuenta de que el día del incidente Parra se encontraba en servicio. Además, presentó informes de reconstrucción y pericias balísticas, entre otros elementos.

La reformulación dio inicio a una nueva instrucción fiscal por otros 30 días, que arrancó el 24 de febrero. La Fiscalía aclaró en un comunicado que en este tiempo se “determinará si existen méritos o no para acusar al uniformado, respetando el debido proceso”.

Asimismo, el Ministerio Público explicó que entre las diligencias que se desarrollarán está una pericia de uso adecuado y proporcional de la fuerza, que permitirá establecer “si el accionar del uniformado estuvo enmarcado en lo que determina la Ley”.

El abogado de Parra, Gustavo Gualle, insiste en que el agente actuó siguiendo los protocolos y la normativa legal sobre uso progresivo de la fuerza, en relación con el nivel de amenaza y agresividad de los asaltantes contra las personas que se encontraban en el local de comida.

“Se generó una serie de pruebas que permiten demostrar que el accionar de Marco Parra es el adecuado, que es legítimo y que cumple con los tres principales principios del uso de la fuerza: legalidad, necesidad y proporcionalidad”, justifica Gualle, quien es parte del Departamento de Defensa Institucional de la Policía Nacional.

La defensa señala que no se oponen a una investigación para esclarecer los hechos. Lo que rechazan es que la Fiscalía haya procedido con una instrucción fiscal y no con una investigación previa, que es una fase preprocesal, ya que en el segundo caso, apunta el abogado, habrían tenido hasta 90 días para presentar elementos que demuestren la actuación del policía.

Gualle indica que, actualmente, en el Departamento de Defensa Institucional se registran 155 casos de policías procesados por diferentes delitos: extralimitación, homicidio, asesinato, actos de odio, tortura.

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Parra expresa que atravesar por este proceso ha sido complicado. “¿Qué tipo de garantía tengo al cumplir con mi labor, con mi deber legal? Tengo doble función, yo cumplo y hago cumplir la normativa legal que rige en todo el territorio, pero ¿qué ventajas tengo ante la delincuencia, para poder actuar como servidor policial y poder cuidar a la ciudadanía si en estos momentos se me viene un vía crucis judicial?”.

A puertas de que finalice el plazo de la segunda instrucción fiscal, el próximo 24 de marzo, el policía y su defensa esperan que la Fiscalía emita un dictamen abstentivo.

Mientras tanto, amigos y familiares convocan a un cicplopaseo como muestra de respaldo al sargento. La actividad se realizará el domingo 20 de marzo, a las 08:00, en Tulcán, de donde Parra es oriundo. (I)