Ver en vivo cómo un hombre joven se lanza al vacío para quitarse la vida no solo trajo conmoción y pesar a la ciudadanía que durante horas siguió de cerca el caso ocurrido en Puerto Santa Ana este martes, sino preocupación al pensar en cuántos amigos, allegados y familiares estarán pasando por una depresión sin que sea notoria.

Hamilton Flor, teniente de la División de Psicólogos del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil, fue uno de los profesionales que subieron al departamento del venezolano de 30 años. Estuvo ahí casi tres horas y contó que el hombre no tenía respuestas lúcidas y cuerdas.

“Hablaba mucho de la palabra de Dios y el resultado final fue no darle la contención completa. La intervención fue complicada porque no se pudo llegar a establecer qué era lo que deseaba el ciudadano”.

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Estuvo leyendo la Biblia desde la madrugada y llamó a su hija para despedirse. Así fueron las últimas horas del hombre que se lanzó al vacío en Puerto Santa Ana

Al final, después de cuatro horas de tensión, “ya ni siquiera nos amenazó”, contó el mayor Jorge Montanero, del Cuerpo de Bomberos. Eran las 09:56, el hombre entró por unos pocos segundos, mientras los policías ya descendían para agarrarlo, pero él se percató del intento de rescate y se lanzó al vacío.

El psicólogo Flor explicó que al llegar, el hombre ya estaba en la ventana con dos armas cortopunzantes para evitar que se le acercaran. Añadió que aparentemente el extranjero no tenía antecedentes psiquiátricos, pero probablemente estaba bajo los efectos de alguna sustancia.

Dijo que bajo la premisa de no tener antecedentes psiquiátricos no sicológicos pudo haberse dado un detonante que hubo en ese momento o ingerir alguna sustancia.

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El profesional indicaba que el extranjero estaba inestable.

El ciudadano habló con su familia en Venezuela. Flor dijo que hay situaciones en las que se permite el contacto para que los familiares traten de convencer a los suicidas de que se dejen ayudar, pero no siempre es así. A veces los suicidas llaman a sus familiares para que los vean matarse.

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En este caso, dijo el psicólogo, la presencia del orden público, de una sirena o de los curiosos que estaban en la calle afectaba al extranjero, pues se encontraba muy inestable y finalmente se lanzó al vacío al notar que iba a ser rescatado por los agentes que bajaban de la terraza.

Los últimos años han sido especialmente duros porque la pandemia trajo consigo fallecimientos, pérdida de trabajos, divorcios, migración, deserción escolar y una recuperación lenta en algunos pacientes que estuvieron al borde de la muerte.

Desde el 12 de marzo de 2020 se han registrado 633 suicidios a nivel nacional y 1.304 intentos de suicidio. La mayoría de los casos se han dado en Guayas. En esta provincia se han quitado la vida 112 personas desde el inicio de la pandemia y al menos 194 lo han intentado, según cifras subidas por el ECU-911 en su página web.

Un extranjero murió luego de lanzarse de un edificio de Puerto Santa Ana, en Guayaquil

Las autoridades sanitarias reconocen que las alertas de suicidio reflejan, en gran parte, el impacto que ha tenido la pandemia del COVID-19 en el estado mental de las personas.

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De acuerdo con cifras de la Organización Panamericana de la Salud, (OPS), “en la región de las Américas, cada año se registran alrededor de 100.000 muertes prematuras por suicidio. El suicidio es la segunda causa principal de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años en todo el mundo”. (I)