Sobre la fachada del edificio de la firma Defensa Penal Group, en el norte de Quito, se extiende una larga gigantografía con la foto de María Belén Bernal. En el cuarto piso del inmueble se encuentra la que era su oficina. En la silla del escritorio todavía estaba colgada una chaqueta de la abogada. Allá llegó su madre, Elizabeth Otavalo, para retirar las pertenencias de su hija.

Ha pasado una semana desde que Elizabeth recibió una llamada telefónica, la tarde de aquel miércoles 21 de septiembre, para informarle que María Belén fue localizada sin vida en el cerro Casitagua, luego de once días de haber desaparecido.

Es la mañana del jueves 29 de septiembre, segundo día que Otavalo ingresa a la oficina. Nuevamente recorrió el espacio, observó atenta cada elemento del lugar donde su hija de 34 años pasó largas horas diseñando estrategias legales para defender a sus clientes.

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Elizabeth tomó asiento en uno de los sillones y desde ahí -a veces llorando, pero con la voz firme- habló de cómo era su hija, de su truncada aspiración por convertirse en oficial de Policía y de cómo terminó siendo abogada penalista.

Se refirió, además, a la primera conversación que tuvo con el presidente de la República, Guillermo Lasso, sobre el caso; a la búsqueda de Germán Cáceres, principal sospechoso del crimen; a su intervención en la Asamblea Nacional; a los ataques que ella y su hija han recibido en redes sociales; a las dudas que tiene sobre las investigaciones; a la situación de su nieto; y a su lucha por conseguir la verdad, justicia y reparación por el femicidio de María Belén.

¿Qué es lo que puede compartir sobre lo que hoy vino a retirar de la oficina?

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Desde ayer (miércoles) ya he llevado algunas cosas de mi hija, como títulos, que tenía. Maquillajes, perfumes, cosas que tenía.

¿Cuánto tiempo trabajó su hija en esta oficina?

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No sé específicamente cuánto tiempo. Ella era una persona que siempre le gustaba ir mejorando. Tenía una visión grande y ella trabajaba siempre desde pequeña. Ella vendía cosas en el colegio, le encantaba esa cuestión de negocios.

¿María Belén siempre quiso ser abogada?

No. Mi hija siempre quiso ser policía. Ahí está el quiebre, siempre quiso ser policía. Ella buscó entrar a las filas policiales, pero usted recordará que antes ponían unas restricciones medio absurdas de que ‘tienes que medir mínimo 1,65 metros o 1,70 para poder ingresar’. Fue por eso que no pudo ingresar a la Escuela Superior de Policía, por la estatura. Ella medía 1,63 metros.

¿Ella quería ser oficial de Policía?

Ella quería ser oficial. De hecho, amigas la ayudaron a prepararse. Pero Dios no quiso. Como se dice: cuando Dios no quiere ni los santos pueden. Después de eso, ella pasó a las filas del Ejército, ella fue cadete del Ejército y fue pentatleta. Luego de eso, ella estuvo como cadete del Ejército, y se fracturó y se rompió el tobillo y la rodilla y tuvo que acceder a la baja médica. A partir de eso dijo: “Mamá, yo creo que ya es momento, quiero ser abogada”. Entonces le buscamos un colegio. Ella era contadora, se graduó en el colegio 24 de Mayo. Y volvió a hacer su sexto curso pero ya en Sociales, y el Ministerio de Educación le asignó por (el cantón) Pedro Vicente Maldonado, lejísimos, y se graduó de Sociales. Así empezó su carrera en Derecho.

Entrando en materia sobre el caso de femicidio, ya mismo se cumple el plazo que el presidente Guillermo Lasso le dio al comandante de la Policía, Fausto Salinas, para tener resultados que permitan la captura de Germán Cáceres. ¿Qué puede decir de esto?

Plazos, plazos y más plazos. En realidad, cuando le encontré el cuerpo de mi hija el miércoles que pasó, ya ocho días, ahí también se establecieron plazos y que, bueno, se cumplieron. Ahora (jueves 29 de septiembre) ya son 18 días que mi hija entró a esa Escuela Superior de Policía y no salió con vida. Todos sabemos que salió muerta, asesinada, violentada. Nadie la ayudó. El presidente (Guillermo Lasso) tuvo ayer un acercamiento conmigo.

Elizabeth Otavalo tendrá la custodia de su nieto de 13 años. Foto: Carlos Granja Medranda

¿Es la primera vez que el presidente habló con usted?

Es la primera vez. Yo le decía: “Presidente, ¿qué pasó?”. Entonces, él me responde y me dice: “Yo pedí disculpas públicas al Ecuador entero”. Pero dentro de las disculpas usted sabe que mi hija no resucita, y él (Guillermo Lasso) está completamente de acuerdo y dice que va a hacer todo lo posible, porque él también quiere las mismas respuestas que yo pido; la diferencia es que él es Estado.

¿Confía en el plazo que le dio al comandante?

Yo espero que ya lo encuentren con todo ese aparataje que tiene la Policía, con toda esa experticia, conocimientos, porque no creo que la Policía no sepa nada. O sea, ¿un teniente (Cáceres) vale más que todos esos policías que están capacitados?

¿El acercamiento con el presidente fue personalmente, una llamada o una videoconferencia?

Fue un acercamiento personal. Veamos qué pasa. Que todo lo que se acordó se cumpla, porque en realidad quien queda abandonado es mi niño (el hijo de María Belén). Yo me había quejado de que las instituciones no cumplen con lo que les corresponde, porque para eso están: para cumplir lo que les corresponde dentro de sus atribuciones y responsabilidades, pero tampoco cumplieron.

Usted se reunió con el presidente; sin embargo, la bancada oficialista en la Asamblea no apoyó la creación de una comisión que investigue el caso.

Esto no es político, eso es lo que yo le dije (al presidente). No quiero esa relevancia política, no me interesa. Yo soy una servidora pública. En muchas instituciones he trabajado. Treinta años he trabajado en instituciones públicas, sé de políticas públicas y sé de gestión pública. Pero lo que pasó en la Asamblea, se conformó ese equipo multipartidista; y qué pasó, ellos (la bancada oficialista) me dieron la espalda. Esto no es político, es sensibilidad humana, asesinaron a una persona. Ellos necesitan representar a un pueblo y no lo hicieron. Por un lado estamos dando actos simbólicos y por otro lado no estamos apoyando.

Ha sido muy crítica sobre la forma como se han desarrollado el proceso y las investigaciones, ¿en qué parte cree usted que ha habido más sombras?

Desde el primer día de investigación, después de que le exigí al teniente Cáceres que ponga la denuncia (de la desaparición de María Belén) y fuimos a la Dinased. Era algo increíble porque pone la denuncia y la persona encargada de llevar el caso le dice: “Vamos, llévame a donde la dejaste”, y él (Cáceres) no se acordaba. De un día para otro no se acordaba. Entonces ahí hay indicios. En la noche del día lunes, es decir 24 horas después (de la desaparición), yo le digo que había máculas de sangre (en la habitación del teniente en la escuela policial) y él no le permite ingresar a su habitación. ¿Qué significa? Indicios. Yo le suplicaba a la persona que estaba ahí, de la Dinased, que lo detengan, que hagan algo, pero dijeron: “No podemos, ahora la Policía ya no hace arrestos”. Esas fueron las excusas.

Llegó al país la comisión internacional de expertos que fue convocada por la Fiscalía, ¿ha tenido oportunidad de hablar con ellos?

No, ellos tienen unos procesos administrativos. Asumo que tienen que pasar informes reservados, no sé. He querido conversar con ellos, pero no es que se niegan, pero tampoco me pueden dar información. La Fiscalía está apoyándome, me ha dado protección. Estoy dentro del Programa de Víctimas y Testigos, para mi Isaac (su nieto), mi esposo y yo. Entonces, estamos en ese proceso (de investigación), pero quiero respuestas, ya es momento de que me den respuestas, son 18 días.

¿Cómo se encuentra su nieto? ¿Cómo se lo está protegiendo de la inundación de mensajes y desinformación que circula?

Consideremos que mi hijo es un adolescente de 13 años, que maneja redes sociales perfectamente. Los niños ahora son cibernéticos. Él me da ánimos. Sin embargo, este es un camino largo de recorrer y va a necesitar ayuda psicológica por mucho tiempo y no porque esté loco, le mataron a su mamá. La mataron vilmente y más nunca la va a volver a ver. Yo estoy aquí sentada y créanme que para mí es increíble aceptar esto y como me han dicho muchos colegas suyos (periodistas): “Es impresionante que usted se doblegue y a los dos minutos ya está otra vez”. Pero ¿quién va a pedir justicia si no soy yo? ¿Quién va a pedir verdades si no soy yo? Tengo que darle una respuesta a mi niño y tiene el Estado que cumplir con lo que le corresponde.

¿Cuál cree que hubiera sido el tratamiento del caso si no se mediatizaba?

Olvidado como muchos. Cerrada la boca y cerrados los ojos. Pidiendo y suplicando miserablemente que nos ayuden, cuando la voluntad y la exigencia es del Estado, cuando el Estado tiene que darme respuestas.

¿Qué les dice a quienes en redes sociales la desprestigian a usted y a la memoria de su hija?

Yo estoy aquí, soy una mujer común y corriente, una ciudadana más que lo único que en la vida he hecho es trabajar y sostener a su familia y dentro de su familia está mi niña. Ahora ya no está. Que respeten la memoria de mi hija, que aquí se está investigando primero el asesinato de mi hija, no la vida de mi hija. Toda esa porquería que han puesto, que a veces ya ni siquiera tengo ganas de ver, porque es un daño a mi nieto y a toda la familia. En ningún lado podrán decirme algo malo que yo he hecho, en ningún lado. He sido una servidora pública transparente, unas veces técnica, otras veces jerárquica, he estudiado para eso. Lo único que yo digo es seamos más sensibles.

En algún momento tendrá que reintegrarse a su trabajo. ¿Le han dado alguna opción para que trabaje determinadas horas y otras horas pueda dedicarse al caso de su hija?

Tengo permiso por calamidad doméstica, primero. Después tuve permiso por el fallecimiento de mi hija y ahora tendré que coger mis vacaciones, que no van a ser vacaciones. Después tendré que reintegrarme a trabajar para ser un mueble, porque no existe una política ni una norma laboral que identifique cómo sería la ayuda de las personas que son familia de víctimas de femicidio, cómo se van a reintegrar a laborar.

¿En estos días la familia de Germán Cáceres ha tratado de contactarse con usted, ha tenido algún acercamiento con ellos?

No, para nada. La única vez que le encontré a su madre fue cuando rindió versión y mi hija todavía no aparecía. Yo me acerqué y le dije: “Señora, si se comunica con su hijo dígale dónde está mi hija”.

Antes de esta tragedia, ¿cómo era la relación con Cáceres?

Normal. De hecho, quince días antes nosotros habíamos almorzado en mi casa. Ellos (María Belén y Germán) fueron a visitar a mi madre. Era normal, completamente normal.

¿Había algún indicio de que él era una persona violenta o algo parecido?

Era una persona callada, como retraído. Entonces, yo decía que es callado. ¿Cómo interpreta o puede tener un escáner para saber el alma de esa persona? ¿En dónde se estudia para saber que el esposo de su hija la va a asesinar?

¿Se tomará algunos días de descanso, tal vez se alejará de todo el ruido mediático? ¿Cómo está sobrellevando esta parte fuera de los micrófonos, fuera de las luces? ¿Cómo está haciendo para, justamente, levantarse todos los días y seguir luchando?

La fuerza que me da es mi nieto. La fuerza que me da es la necesidad de justicia por mi hija asesinada y seguir con mis amigos de lucha, esas organizaciones de mujeres, de derechos humanos, ciclistas, motociclistas, que me han ayudado tanto. Esos son mis apoyos. Yo no sé si me tomaré (unos días de descanso), pero creo que lo haré por mi nieto. Tengo que ir a la casa de mi hija. Tengo que ver qué pasa con esa casa, porque recién se compraron hace dos años, por medio de un préstamo del Isspol. Mi hijo (su nieto) se quedará sin mamá, dijo que se quedará sin apoyo y se quedará también sin casa, porque si él (Cáceres) era el que hizo el préstamo y está fuera de las filas (de la Policía), quién va a pagar el préstamo.

Para finalizar, ¿puede contar algo sobre la potestad legal de su nieto, eso está en trámite?

Ya está. Afortunadamente, el padre de mi niño sabe que nunca se crio con él, se crio con Belén. Entonces, él aceptó. Me dijo: “El niño va a estar con usted, porque yo estoy fuera de la ciudad, yo no tengo dónde llevarlo”. Él aceptó, me dio ya la custodia de mi hijo, se portó como un caballero. (I)