La caída mundial de Facebook, Instagram y WhatsApp del lunes pasado representó una pérdida de aproximadamente $ 6.000 millones en el patrimonio de Mark Zuckerberg, el magnate de la corporación Facebook, según expertos.

Dicho fallo, que de acuerdo con los reportes oficiales se produjo por un cambio en la configuración de los enlaces por donde viaja el tráfico de datos de esas plataformas, generó complicaciones incalculables a empresas, profesionales, estudiantes, comerciantes, en fin. En Ecuador, se estima que hay unos 10 millones de cuentas de WhatsApp, según el estudio Ecuador Estado Digital de junio pasado.

Especialistas consultados por EL UNIVERSO refieren varias lecciones que deja esta falla tecnológica.

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Rafael Bonifaz, coordinador tecnológico de la organización Derechos Digitales, recuerda que internet surgió como una herramienta de comunicación global descentralizada, es decir, donde funcionaban servicios independientes y que si experimentaban fallos su afectación no escalaba. Algo que ha cambiado por los conglomerados digitales, también conocidos como Big Tech.

“Tenemos una red de pocas redes hipercentralizada. Un fallo en una empresa afecta a tres redes sociales. El caso de WhatsApp es el más relevante porque una gran parte de las relaciones humanas pasan por ahí, como sucede en Ecuador”, comenta el experto en seguridad informática.

“La comunicación digital de tanta gente en el mundo no debió haberse afectado por el fallo de una sola empresa. ¿Qué pasaría si se cayera Google? Tendríamos un montón de otras cosas que no funcionarían”.

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Usuarios reportan caída mundial de comunicaciones en Whatsapp, Facebook e Instagram

En ese sentido, ¿qué alternativas tiene el usuario digital para evitar esa centralización de los servicios en internet?

GETTY IMAGES Los estadounidenses padecieron más por la caída de Facebook e Instagram que la de WhatsApp.

Valeria Betancourt, de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC), menciona los beneficios de experimentar un cambio en el consumo de productos digitales hacia alternativas de software libre, que se construye por la misma comunidad y que puede ser ejecutado, copiado, distribuido, modificado, mejorado y fiscalizado, más allá de intereses corporativistas.

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“Se constituye en una alternativa efectiva, más segura, transparente, que se ajusta a las necesidades de los usuarios. El software libre se inscribe en la lógica de desarrollo y apropiación colectiva del conocimiento y, en esa medida, es una alternativa más sostenible que contribuye a la autonomía y a la autodeterminación tecnológica”, detalla la especialista.

Ella cree que ese cambio de consumo de softwares debe de acelerarse, para que garantice una verdadera libertad del usuario en el contexto digital.

Facebook achaca a un error interno la caída mundial de servidores, negó que haya sido un ataque informático

Signal, como ‘alternativa libre’

Una alternativa concreta al servicio de mensajería WhatsApp, como ejemplo, es Signal, plantea Bonifaz, quien la usa a tiempo completo con el software libre y de código abierto.

“Es relativamente fácil cambiarse. Si mis contactos se cambian entonces son los mismos contactos del número de teléfono. Puedo seguir comunicándome con una herramienta parecida (a WhatsApp). Además, Signal tiene la característica de que respeta la privacidad. Es manejada por una organización sin fines de lucro, no por una organización con fines de lucro”, explica el experto.

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Durante el fallo de WhatsApp, otras apps experimentaron un crecimiento acelerado de su comunidad, como el caso de Telegram que recibió 70 millones de usuarios en ese día. No obstante, Bonifaz puntualiza que esa opción no es tan segura porque las comunicaciones no son cifradas, es decir, esos mensajes no cuentan con una protección compleja para evitar filtraciones.

Durante el fallo de las redes sociales de Zuckerberg también surgió información que atribuía los problemas a un ataque de delincuentes cibernéticos, algo que no se confirmó, pero que podría pasar, según expertos.

Para prevenir afectaciones con los datos personales que pueda haber en posibles filtraciones a sistemas o robo de información delicada, los especialistas consultados recomiendan a la ciudadanía que adopte hábitos de seguridad digital desde lo más cotidiano hasta lo más complejo o profesional.

Valeria Betancourt, de APC, considera importante que el usuario evite la publicación de información privada en sus cuentas de redes sociales, aun cuando se las tenga privatizadas: fotos de hijos, direcciones de domicilio, números telefónicos, etc.; y añade otras sugerencias:

  • Identificar servicios digitales que respeten la privacidad de sus usuarios y revisar las configuraciones de los servicios de los que ya hacemos uso, como restringir el acopio de información personal que está activada en las plataformas de Google.
  • Mantener mis servicios digitales con contraseñas distintas, no usar la misma para todos nuestras cuentas de correos electrónicos, de redes sociales, perfiles bancarios. De ser posible, se podría usar un gestor de contraseñas, que funciona como un llavero digital en el que usamos una sola clave.
  • Ante cualquier señal de vulneración de la información sensible de los usuarios de una plataforma digital, se debe cambiar la contraseña, por ejemplo.

Los especialistas sugieren a la comunidad que cambien sus contraseñas, al menos, una vez al año. (I)