El Cerro Las Cabras es el punto más violento de Durán donde, en febrero, también fueron encontrados dos cuerpos tiroteados que pendían de un puente peatonal.

Cabecillas como Junior Roldán y Ben 10, de la temida banda Los Choneros y su brazo armado Chone killers, vienen del Cerro Las Cabras. Ambos se iniciaron como sicarios, según las autoridades policiales.

Desde octubre de 2021 han aparecido cinco cadáveres mutilados más los dos decapitados, en ajustes de cuentas al estilo cruel de las mafias mexicanas.

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Los asesinatos están relacionados con las riñas entre bandas del microtráfico, que puede mover unos 1,8 millones de dólares al mes solo en Durán, según cifras oficiales.

Escuela de sicarios

Como si fuera una hiedra, el narcotráfico trepó hasta este punto del cantón Durán, cercano a Guayaquil, para montar su “escuela de sicarios”, que desde temprana edad sirven a las bandas que venden drogas al por menor, señala un exjefe de la policía a la AFP bajo reserva.

Las pandillas reclutan a niños desde los 10 años para la venta de droga. “Primero venden y después les dan un arma y se convierten en sicarios”, complementa el coronel de la policía Jorge Hadathy.

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En uno de los escondites de Los Lagartos, una de las pandillas de Durán, fuera del Cerro, autoridades encontraron peluches de lagartos. La policía cree que las bandas, para atraer a los niños que luego arman, les reparten juguetes alusivos a la organización.

La banda Los Choneros, y su brazo armado Chone killers, está implicada en el desangre de las cárceles ecuatorianas. En el último año, alrededor de 400 reclusos han muerto en masacres entre pandillas por el control del sistema penitenciario.

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Agentes de la policía patrullan en caballo el Cerro Las Cabras, municipio de Durán. Los narcotraficantes han apuntado durante mucho tiempo a esta zona para vincular a jóvenes en el mundo de la droga. (Foto de Marcos PIN / AFP) Foto: AFP

La mayoría de los 230 detenidos en Durán entre enero y abril de 2022 tenía entre 17 y 18 años, según el coronel. “Y tienen cuatro o cinco muertes encima”, añade el comandante del distrito policial.

Callan por miedo

En las faldas del cerro, unos 30 policías inspeccionan vehículos en busca de drogas o armas. Barrio adentro, efectivos a caballo requisan a un hombre de gorra.

Los vecinos siguen de reojo los operativos, sin salir de sus casas o entablar conversación, en la ley del silencio propia de las mafias.

En su más reciente incursión en el Cerro Las Cabras, la policía recibió el apoyo de los militares movilizados bajo el estado de excepción que decretó el gobierno para enfrentar a las mafias en tres provincias, incluida Guayas, donde está Durán.

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“Las bandas nos juegan al gato y al ratón”, comenta el sargento Washington Reyes. Incluso usan “campaneros”, niños a quienes dan radios “del porte de un encendedor” para que los alerten de los operativos.

Esto es un “supermercado de la droga”, señala el coronel Hadathy. “Las familias viven de la venta o reciben dinero de las mafias, y el resto calla por miedo”, agrega.

Un oficial de la policía montada cachea a un hombre durante una patrulla en Cerro Las Cabras, municipio de Durán, Ecuador, el 26 de abril de 2022, en una de las intervenciones para frenar el narcotráfico en el sector. (Foto de Marcos PIN / AFP) Foto: AFP

Los adolescentes son presa fácil de los narcos, dice Alexandra Saavedra, líder comunitaria en Durán.

“Si no tienen lugares para hacer deporte, viven en un lugar deprimido, seguro se hacen de una banda. A veces el lobo no es malo porque quiere, sino que no tiene opciones”, comenta.

Nefasto balance del narcotráfico

Fuera, la violencia también sigue su curso. Desde enero 363 personas han sido asesinadas en crímenes ligados a las drogas en Durán y las vecinas Samborondón y Guayaquil, el principal puerto del país y punto de salida de toneladas de cocaína hacia Europa y Estados Unidos.

Solo en las dos últimas ciudades se han decomisado 43,5 toneladas de droga en lo que va del año.

Ecuador está ubicado entre los dos mayores productores mundiales de cocaína, Colombia y Perú, y aunque por años estuvo a salvo de la violencia, el negocio mutó y hoy su territorio es un “centro logístico” y mercado en disputa del tráfico de narcóticos. (I)