Jean Carlos tenía 26 años y trabajaba alquilando lavadoras. Era el tercero de cuatro hermanos. No tenía antecedentes y acudió a la calle 8 por insistencia de un amigo para comer caldo de salchicha la madrugada del domingo.

Su hermana cuenta la pesadilla que vivieron cuando recibieron la llamada de un amigo para decirles lo que había pasado.

La familia Campusano, en el carro de un amigo, salió hacia la zona de desastre desde la 21 y Maldonado. Al llegar a la Décima y la H encontraron a los heridos y pidieron ayuda. Era un cuadro de horror: vieron hasta cuerpos desmembrados en el piso.

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“No había ambulancias, nadie ayudaba a nadie. Era como una guerra. Los heridos rogaban por ayuda. Cargamos a mi hermano, lo subimos al carro y lo llevamos al hospital Guayaquil”, dice la hermana mayor de Jean Carlos.

Ella sostiene que su hermano iba consciente, pero unos vidrios le habían causado cortes en el cuello y en el pecho.

Mientras revisa las fotos que tiene de Jean Carlos en su celular cuenta que fueron los primeros en llegar al hospital Guayaquil, donde lo ingresaron y lo estaban atendiendo.

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“Poco después salieron y nos dijeron que había muerto. Después de eso empezaron a llegar los otros heridos y se armó el caos, llegaron en carros y hasta en motos”, sostiene.

Insisten una y otra vez que Jean Carlos “no era dañado, era solo un chico que estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado”.

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Ella explica que Jean Carlos había salido de la casa con un amigo y le dijo a su mamá que iba a estar a dos cuadras jugando parchís, por eso se sorprendieron cuando el amigo los llamó para decirles que hubo una explosión en el Cristo del Consuelo y que Jean Carlos estaba herido.

“Mi hermano estaba agachado en medio de todo el humo y el caos. Él aún estaba vivo” relata la mujer a punto de llorar.

La familia del fallecido afirma que, según el relato del amigo de Jean Carlos, él escuchó los disparos y una primera detonación que no lo afectó, pero por la confusión y los nervios habría corrido para subirse a su moto y alejarse de la zona y sin querer se acercó más donde estaba el explosivo que causó un hueco de dos metros de diámetro y al menos 30 centímetros de profundidad.

Jean Carlos fue sepultado este lunes en el cementerio del suburbio. Él era soltero y no tenía hijos. (I)

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