El robo de una camioneta a un comerciante que fue citado para supuestamente negociar la compra de la misma fue el inicio de seguimientos realizados por agentes de la Unidad Antidelincuencial o Sidprobac, en Quito, los cuales terminaron, el viernes último, con la detención de dos ecuatorianos y una venezolana que serían parte de una organización delictiva dedicada al robo de carros y de autopartes.

El delito se cometió el jueves último en el sector de Pusuquí, al extremo norte de la capital. La persona afectada habría dado a conocer a la Policía del robo inmediatamente pudo desatarse de pies y manos en el lugar en que lo abandonaron. Ahí comenzaron los seguimientos, aunque las autoridades estaban ya tras ciertas pistas, pues algunos robos de autos ya se habían denunciado no solo en el norte, sino en el centro y sur de la ciudad.

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El coronel Walter Villarroel, jefe de la Dirección Nacional de Investigaciones de la Policía Judicial (s), explicó que la forma de operar de esta agrupación era citar a sus víctimas, quienes ofrecían en venta sus vehículos por diversas plataformas, entre ellas digitales, en zonas que eran de conveniencia de los delincuentes.

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Ya ahí los asaltantes intentaban llevar a los propietarios hacia zonas despobladas, argumentando que deben chequear el funcionamiento del vehículo o deben ir a que lo revise un mecánico de su confianza. Una vez lograron estar en un lugar desolado, con armas de fuego y cuchillos doblegaban a sus víctimas para llevarse el automotor.

Algo similar le habría sucedido a la persona de Pusuquí, quien comentó que un sobrino hizo la alerta del robo en las redes sociales y casi de forma inmediata los asaltantes se comunicaron mediante una llamada por celular para presionarles. Los agentes que estaban en el caso hicieron el seguimiento respectivo al número del que se comunicaron y obtuvieron una dirección.

El viernes último, luego de seguimientos ininterrumpidos, en flagrancia se allanó un domicilio en el sector de Carcelén Bajo, al norte de Quito, en donde en un garaje se ubicó la camioneta sustraída un día antes. Al revisar minuciosamente el inmueble se encontró un automóvil de color rojo que también había sido reportado como robado.

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Al interior del inmueble estaban los ecuatorianos Mateo A. y Yomber C., quien mantiene antecedentes penales por tráfico ilícito de sustancias, y la ciudadana venezolana Yalecxys B. En poder de los tres detenidos se encontró un cuchillo, un arma de fuego con sus respectivas municiones y aparte otro tipo de munición de alto calibre que son usadas para armas de largo alcance.

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Además se descubrieron dos pares de placas que se presume serían de carros también robados. El coronel Villarroel señaló que se determinará posteriormente si estas placas responden a vehículos que fueron robados, clonados, sacados de la provincia o el país con algún tipo de documento falso. Las municiones de largo alcance, apuntó, serán dadas a conocer a las autoridades como una agravante.

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El mayor Lenin Torres, jefe de la Sidprobac, mencionó que aparte del engaño al que es inducida la víctima en estos casos, los delincuentes como parte del modus operandi se ganan la confianza de la persona con quien van a negociar para llevarlos a una zona desolada. A la víctima de Pusuquí lo habrían llevado hasta una guardarraya y ahí le sustrajeron el vehículo

La Policía Nacional en el Distrito Metropolitano de Quito (DMQ) registra 143 vehículos recuperados en lo que va del año. También existirían 279 vehículos en calidad de aprehendidos, lo que quiere decir, apuntó el coronel Villarroel, que estos vehículos tienen que pasar por un proceso de peritaje con el que se determine si los mismos han sido reportados como robados, pues existe la posibilidad de que hayan sido alterados en sus series alfanuméricas.

Según, el coronel Villarroel, estas agrupaciones dedicadas al robo de carros, luego de sustraerlos alteran sus series alfanuméricas, alteran la placa de los vehículos que pueden tener similares características en las matrículas o a la vez falsifican los documentos públicos, es decir, las matrículas, los datos de compra venta.

“Con todas estas argucias delincuenciales proceden a movilizar estos vehículos, con el fin de que los mismos sean vendidos en otras ciudades de manera fraudulenta, sean utilizados para realizar acciones delictivas de otra naturaleza como el robo a personas o domicilios, pero no en la localidad en la que los roban, ya que la Policía empiece a rastrear estos vehículos. Es por eso es que estos vehículos son llevados a otras ciudades, pero no descartamos que estos vehículos sean llevados a otros países por fronteras terrestres, por pasos de trocha”, explicó Villarroel.

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Las investigaciones en este caso continuarían para determinar otros cómplices de la banda e incluso qué otro tipo de delitos habrían cometido. (I)