Loja-Redacción

En Loja hay pesar por la muerte de Verónica Songor Tapia. No salen del asombro de ver cómo esta joven policía, que partió de su provincia con sueños de servir, terminó de manera trágica, baleada por sicarios en una UPC en Socio Vivienda, en el noroeste de Guayaquil.

Sus allegados cuentan que desde chica ella expresaba su deseo de convertirse en policía, como su hermano que sirve en la entidad.

Publicidad

La joven, de ojos color café y de 1,60 m de estatura, fue la tercera de cuatro hermanos, y desde que estaba en la escuela deseaba servir al país como uniformada.

Mariuxi Samaniego, quien fue su profesora y tutora en la Unidad Educativa Pío Jaramillo Alvarado, la recuerda como una estudiante disciplinada, solidaria, amigable, cumplida en sus tareas. “Nunca tuvimos quejas de su desempeño; siempre buscaba sobresalir en sus estudios”, dice la maestra.

Publicidad

Con honores despiden en Guayaquil a la policía Verónica Songor antes de llevarla a Loja

La policía Songor estudió en ese plantel de primero a tercer año de bachillerato.

Durante los tres últimos años de colegio, Verónica no escogió una especialidad, sino que con un grupo de compañeros se graduó en el bachillerato unificado. Lo hizo en julio de 2018. Un año después, en San Miguel de Bolívar, ingresó al proceso para graduarse de policía.

Se incorporó dentro de la promoción de la séptima corte. En febrero de 2021, el anhelo de esta lojana se cristalizó: fue enviada para su primera asignación en Guayaquil. El Estado le pagaba 948 dólares por su servicio.

Publicidad

El ministro Juan Zapata entregó una bandera de Ecuador a la madre de Verónica Songor. Foto: El Universo

La madrugada del 9 de octubre, ella estaba laborando en la UPC de Socio Vivienda cuando sicarios le dispararon. Herida, fue llevada al hospital de Monte Sinaí; luego, al hospital de la Policía; y de allí, a la Clínica Guayaquil.

Una mujer policía fue atacada a tiros en UPC de Socio Vivienda y se encontraría en estado crítico

Gisella Matailo, una de sus compañeras, recuerda a Verónica como una joven tranquila, humilde, amistosa, a quien admiraba por su vocación de ayudar al prójimo.

Otros compañeros la tienen en su memoria como una mujer fuerte, disciplinada, aferrada a sus principios.

Era una joven de lucha; tal vez por eso se aferró a la vida: por tres ocasiones quedó sin signos vitales y tuvo que ser reanimada.

Publicidad

La policía Verónica Songor no resistió más y, la tarde del domingo, falleció. En estas últimas horas fue velada en la capilla del Cuartel Modelo. Allí, compañeros y autoridades le rindieron honores.

Su féretro se traslada a Loja para su velorio y sepultura, que sería este martes, 18 de octubre.

A este recinto policial llegó el comandante general de la Policía, el general Fausto Salinas, y el ministro del Interior, Juan Zapata.

‘Que este acto no quede en la impunidad como muchos otros’, dice familia de Verónica Songor, la policía baleada en UPC de Guayaquil

Ambos se refirieron al caso y pidieron justicia para la policía, que fue herida con siete disparos de fusil durante el ataque de una organización que también lanzó panfletos con amenazas.

Hay siete detenidos por este caso, señala Zapata, quien pide a los operadores de justicia procesarlos.

La madre de Verónica, entre lágrimas, indicó que habían hecho lo posible para llevarla a casa con vida, pero que esto no se consiguió.

Zapata y Salinas entregaron a los padres de Verónica Songor la bandera, su uniforme y varias esquelas con notas de pesar. Verónica vuelve en una caja a Loja, la ciudad de la que salió con su anhelo de servir. (I)