Pese a la mascarilla, el olor a combustión aún se percibía en las calles 17 y la Q, en el suburbio, sur de Guayaquil. Ahí, la mañana de este miércoles 3, los vecinos de dicha zona donde un centro clandestino de tratamiento de adicciones resultó afectado por un incendio aún consideraban como una tragedia lo vivido en ese sitio, la noche del día anterior.

En una de las viviendas aledañas del predio, Dora Vera, moradora de la zona, contó que su hija y yerno jugaban naipes en los exteriores del inmueble cuando ella comenzó a percibir el olor a quemado. Tras ello, ellos observaron las llamas en los ventanales del centro y empezaron a correr lejos del sitio por temor a que el fuego se propague hacia su domicilio.

En medio de la desesperación, Vera contó que un cocinero del sitio habría intentado abrir las seguridades para rescatar a varios de los fallecidos, pero no lo logró. Luego de varios minutos, los bomberos abrieron el predio y lograron controlar el fuego, incluso con el apoyo de vecinos. A su ingreso a los cuartos del inmueble constataron el trágico episodio.

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Producto del incendio en el interior del centro de tratamiento, siete jóvenes de 18 a 25 años murieron, al menos cuatro de ellos con quemaduras y los otros por inhalación de gases tóxicos.

“Anoche no podíamos dormir por temor a que quede algo prendido, asustados es poco”, narró la moradora Vera.

En Guayaquil, el coordinador zonal 8 de la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios de Salud y Medicina Prepagada (Acess), Guillermo del Pozo, instó a los ciudadanos a apoyar de mayor manera en denuncias sobre la operación de centros sin permisos, ya que cada mes se detectan de dos a tres inmuebles que funcionan en la clandestinidad. “Si cerramos hoy este centro, mañana nos abren dos o tres más adelante”, dijo y conminó a los representantes de estos sitios a regular su situación de operatividad con los debidos parámetros.

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En lo que va del año, la zonal 8 de la Acess contabiliza seis clausuras de sitios que operan de manera clandestina sin los debidos permisos. Solo el año pasado hubo unas 20 clausuras. Sin embargo, por ahora, no se puede determinar la cifra exacta de espacios que funcionan bajo esa modalidad, indicó Del Pozo. “Si no tengo una denuncia no puedo actuar porque se desconocen dónde están, por el término mismo: clandestino”, dijo.

Aquella noche, una de las vecinas, Lisaura Peñafiel, contó que se enteró del panorama desolador cuando volvía de pasar unos días de relajamiento en Vinces luego del largo feriado de carnaval.

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En doce años como moradora de la zona ella no había vivido una situación similar, observando un panorama de tristeza por el arribo de familiares que llegaban a pedir noticias de los internos. “Un caos, un estrés, aún no asimilo, pasé por allá bien y llegar con esta novedad. Es algo desesperante, esos pobres jóvenes terminar así...”, lamentó la vecina.

El centro operaba hace unos ocho meses como una supuesta fundación y, según vecinos, existía una buena relación con los administradores e internos del espacio.

Tras el hecho, la mañana del miércoles pasado, distintas entidades como Bomberos y Municipio llegaron a inspeccionar el predio y luego a colocar sellos de clausura para el respectivo inicio de procesos administrativos sancionatorios.

Bomberos inspeccionaron el predio del incendio en las calles 17 y la Q, en el suburbio. Foto: El Universo

En el sitio constataron la presencia de un cuarto que tenía una puerta de metal similar a las usadas en las cárceles. Así narró el coordinador zonal 8 de la Acess. Además, el inmueble en todas sus ventanas tenía rejas y cerraduras de las puertas por el exterior de los cuartos para evitar la salida de pacientes, se indicó.

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Del Pozo afirmó que el sitio mostraba una fachada de fundación que no tenía registro en el Ministerio de Inclusión Económica y Social ni de la entidad sanitaria, por lo que operaba de manera clandestina sin normativa sanitaria y mal manejo de desechos. Aquellos detalles como el uso de una especie de cuarto como prisión decían desconocer los vecinos, que se mostraron sorprendidos por las características del sitio.

El funcionario acotó que en todos los operativos de intervención de centros clandestinos presentan la oferta ambulatoria y presencial a familiares de internos, pero “lamentablemente” se resisten a recibir ese tipo de ayuda.

Actualmente, en Guayaquil se ofrece el primer tipo de atención en unidades de salud y de la segunda clase en ocho sitios calificados, tres del Ministerio de Salud, uno municipal y cuatro privados.

“Nosotros para poder actuar de manera eficiente necesitamos la voluntad, porque ustedes conocen que nadie puede ser detenido en contra de la voluntad”, enfatizó y estimó que solo Guayaquil, a base de estadísticas de consumo, se necesitarían por lo menos de 20 centros de rehabilitación.

Presencia de allegados de internos fallecidos en morgue

Durante la mañana de este miércoles, familiares de varios de los fallecidos asistieron a la morgue.

Allegados de Víctor Parrales, de 25 años, contaron que él quiso rehabilitarse del problema de adicciones sin imaginarse del trágico final.

Ángel Ochoa, allegado de Parrales, consideró que las autoridades investiguen las causales de esta emergencia y que los controles sean más rigurosos para evitar nuevos escenarios. “No es justo que mueren como perros”, dijo Ochoa.

“Estamos indignados que se haya propagado un incendio para siete personas tan eficazmente que nadie haya hecho nada, me da vueltas a la cabeza por saber qué realmente pasó”, señaló Katherine Ochoa, cuñada del joven fallecido.

El Municipio impondrá una multa de siete salarios básicos ($ 2.800) por la falta de permiso de uso de suelo, destacó personal de Justicia y Vigilancia. Ese rubro será cargado a los impuestos prediales del dueño del inmueble. (I)