Una movilización de unos cinco mil indígenas permanece lunes, martes, miércoles, jueves en Quito contra la dolarización. Era enero del 2000 y seis meses antes se había dado otra que pedía congelar los precios de los combustibles, y se los congeló. El viernes –un 21 de enero como hoy– en acuerdo con militares entraron al Congreso Nacional y se autodeclararon gobierno. Un triunvirato asumió el poder, se derrocó a Jamil Mahuad y se habló de conspiraciones. Esas mismas palabras y acusaciones se han vuelto a escuchar 22 años después y recuerdan un capítulo de la historia política del Ecuador ya cerrado: la interrupción de mandatos.

El líder de esas protestas ha vuelto también a la luz pública y fue parte de los diálogos que el gobierno de Guillermo Lasso empezó con los indígenas, estancados como hace décadas por los combustibles. Hace dos meses Lasso indultó a Antonio Vargas, quien llevaba cinco meses en la cárcel por tráfico de tierras. En el 2000 presidía la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y ahora es dirigente de Pastaza (Pakkiru).

Antonio Vargas (derecha) participó junto a Lucio Gutiérrez en el derrocamiento de Jamil Mahuad, el 21 de enero de 2000. Foto: Archivo

“Hablé con autoridades, porque en la vida política conocí a Alexandra Vela (ministra de Gobierno)... Marlon Santi habló con el presidente. Fui a hablar con Fausto Cobo, que lo conocí en el triunvirato cuando fue la caída de Jamil Mahuad (Cobo fue designado jefe del Comando Conjunto ese 21 de enero del 2000 y hoy dirige el Centro de Inteligencia Estratégica), y me dijeron que había posibilidades y que me podían ayudar. Fue un lobby, pero no es un compromiso, fue desde el lado humano. Nada de condiciones políticas, sino humanas”.

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Vargas era en el 2000 lo que hoy es Leonidas Iza, quien mantiene en pie el llamado a una movilización. Lasso identificó a Iza como parte del “triunvirato de la conspiración” con el exmandatario Rafael Correa y el líder socialcristiano Jaime Nebot, por considerarlos interesados “en dar un golpe a la democracia”. Lo dijo el 13 de octubre pasado.

En el 2000 y hasta ahora Mahuad habló de conspiración, pero de los militares. “Había un complot armado dentro del Ejército”, los reportes diarios indicaban que todo estaba bajo control y que los indígenas poco a poco estaban regresando a sus hogares, hasta que el 21 de enero del 2000 quien estuvo al mando del Comando Conjunto y encargado del Ministerio de Defensa, el general Carlos Mendoza, le comunicó que las Fuerzas Armadas ya no respaldaban al presidente, cuenta Mahuad en su libro Así dolarizamos al Ecuador, publicado en el 2021.

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Minutos antes se había anunciado la formación de una Junta de Salvación Nacional con Vargas, el coronel Lucio Gutiérrez y el expresidente de la Corte Suprema de Justicia Carlos Solórzano Constantine.

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Solórzano ahora está en Estados Unidos, retirado del ejercicio profesional, y ve que no se ha aprendido nada y que hay figuras que son las mismas de hace 22 años desde el mandatario, el ministro de Economía, “(Simón) Cueva Armijos, sobrino de Ana Lucía Armijos, que era la ministra de Finanzas del feriado bancario, que fue lo que promueve el 21 de enero; la ministra de Gobierno (Alexandra Vela); Juan José Pons...”.

Para él está claro que no está bien en términos generales y democráticos que a cada rato se tumben gobiernos, pero indica que “lo que ocurre en Ecuador es que los presidentes cuando son candidatos prometen todo lo que pueden prometer y no cumplen nada de sus promesas y eso causa una gran decepción del pueblo, hay decepción por el control de la delincuencia, del narcotráfico, el pueblo reclama sus derechos”. Considera que se debe convocar a todos los grupos políticos ante graves problemas de inseguridad, narcotráfico, lo económico, para llegar a un acuerdo general, pero sin ser contradictorio, no conovar pero llamarlos conspirador, mafioso...

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Él en la Junta del 2000 buscaba convocar a elecciones y que los bancos devolvieran el dinero. Con esa misión se volvieron triunvirato aquel 21 de enero, pero sin Gutiérrez porque los generales no podían subordinarse a un coronel. Por eso el general Carlos Mendoza reemplazó a Gutiérrez.

Pero ese poder duró poco. Solórzano dice no saber por qué el general Mendoza “se echó para atrás”, pero asegura que el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas eran los que querían tomar el poder para ellos, pero que el pueblo lo hizo.

Y es que Mendoza, tras asumir en el triunvirato, acudió al ministerio de Defensa y ante varios generales del Ejército, “expresa visiblemente contrariado que ha recibido varias llamadas desde Washington..., que le transmitía la decisión del gobierno de EE. UU. de retirarle todo apoyo y hacerle un bloqueo al Ecuador si insistían en mantener el gobierno de facto (...)”, se describe en el libro Democracia y militares, crisis y arbitraje del coronel Alberto Molina Flores.

Entonces el alto mando optó por la sucesión presidencial y causó reclamos indígenas, quienes lo tomaron como una burla por parte de los generales.

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Mendoza pidió su disponibilidad esa misma noche. Gutiérrez formó luego el partido Sociedad Patriótica y ganó la Presidencia de la Repúbica en el 2003, aunque fue derrocado en el 2005 y ha sido candidato cuatro veces más sin éxito. Hoy asegura que él no tumbó a Mahuad, que la Junta de Salvación era civil y que cuando se constituyó en un triunvirato se apartó, que lo que buscaba era que se devuelva el dinero de los depositantes, y no tomarse el poder a la fuerza. “Los que dan los golpes son los generales”.

Cuenta que el 21 de enero había empezado casi un año atrás, cuando presentó una queja a los mandos militares diciendo que los militares no podían “ser cómplices de un gobierno corrupto que le estaba robando el dinero a los ecuatorianos” y luego en octubre, insistiendo que los militares se unirían a los reclamos del pueblo. Su relato de los hechos los afina en un libro que prevé presentar el próximo 20 de abril cuando se cumplan 17 años de la caída de su gobierno.

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Ve un retroceso. Cuestiona un supuesto pacto del régimen con Rafael Correa y hasta considera una traición porque “votamos por descorreizar”. Gutiérrez dio su apoyo a Lasso en la segunda vuelta electoral.

No ha dejado la política. Acaba de asumir la presidencia de su partido para recuperar el respaldo político. Este jueves estaba en Huaquillas, preparando desde ya las candidaturas para las elecciones seccionales del 2023. (I)