El expresidente de Seguros Sucre, Juan Xavier Ribas Domenech, quiso contar en un libro su historia de malas decisiones en los negocios y en su vida personal, que terminaron en la condena a cuatro años y tres meses de prisión en Miami. Espera así advertir a otros ejecutivos para que no cometan los mismos errores y les da una receta de pasos a seguir ante una crisis.

El libro titulado “¿Si Hubiera? Tomando mejores decisiones en los negocios y en la vida”, editado por Resilient Digital Publishing, se publicó en Estados Unidos en noviembre del año pasado, en español y tiene 243 páginas. No es la historia de su vida, es su visión de cómo se encontró inmerso en un delito de cuello blanco sin comprender lo que realmente sucedía. A las pocas semanas, la obra se agotó.

Su línea argumentativa es que él no se consideraba funcionario público, sino más bien un asesor contratado por el presidente Rafael Correa, de quien había sido su alumno cuando cursaba el último año de colegio en el Cristóbal Colón, en Guayaquil. “Con la autoridad del presidente Correa, operé como consultor privado. Mis clientes fueron Sucre y Rocafuerte”, escribió en su libro. Y más adelante señaló “recibí comisiones de terceros por la intermediación de la transacción que derivó en servicios de reaseguro para mi cliente”.

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Relata cómo se reencontró con Correa, “el hombre que me había enseñado lecciones de liderazgo” cuando era un colegial, en la sala de espera de un aeropuerto. El entonces exministro de Economía le contó que se postularía a la Presidencia de la República y le comentó que había querido contactar a Juan Eljuri, que a su vez era el jefe de Ribas, quien manejaba Seguros Unidos S.A.

Se organizó el encuentro en una suite del Hotel Marriot, a donde llegaron Ribas, el candidato y su hermano Fabricio Correa, así como Eljuri y uno de sus asesores. Según el recuento del libro, la reunión se transformó en dos horas de discusiones filosóficas y económicas entre el poderoso hombre de negocios y el candidato. Cuando Eljuri se quedó a solas con su asesor y con Ribas -cuenta el autor- dispuso que se apoye al candidato porque “este hombre será el próximo presidente de Ecuador”.

Una vez presidente, solo fue en julio de 2013 que Correa llamó a su exalumno, también economista por la Universidad de Denver y con experiencia en el área de seguros para que lo ayudara con Seguros Sucre, del Grupo Banco del Pacífico controlado por la Corporación Financiera Nacional, y con Seguros Rocafuerte, esta última incautada a los expropietarios de Filanbanco. “Será solo por dos meses mientras me deshago de las personas en las que confié esta gestión de las aseguradoras”, le habría dicho Correa. Al final Ribas aceptó y se quedó algunos meses, hasta que pasó a presidir el director de ambas compañías con “autoridad unilateral para eliminar la política del negocio”.

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En su texto, Ribas defendió su gestión frente a las empresas como “consultor comercial independiente con un contrato claramente definido”. Aseguró que en 2017, Sucre aumentó sus ganancias de $ 2 millones a más de $ 20 millones y Rocafuerte de cero a $ 6 millones.

El empresario Juan Xavier Ribas atendió en su casa al expresidente Rafael Correa y al cantante Alberto Cortez.

Más adelante relató que ambas empresas estatales tenían problemas para conseguir reaseguros, incluso cuando ya se comenzaron a sanear las cuentas. Es por ello, relató, que tomó contacto con su “amigo” José Gómez Avilés y luego el socio de este, Roberto Heinert Musello, quienes le presentaron al colombiano Felipe Moncaleano Botero, de la empresa Jardine Lloyd Thompson (JLT). Avilés y Moncaleano están sentenciados en Estados Unidos en el mismo caso. Ribas no explicó cantidades ni la ruta del dinero, que según Moncaleano llegaría a $ 10,8 millones en sobornos pagados a los tres ecuatorianos en distintas jurisdicciones como Miami, Panamá, Islas Caimán y Suiza.

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Su explicación para haber recibido el dinero es que “parte del modelo comercial en la industria de seguros es pagar comisiones”. En este caso, añadió, el corredor de reaseguros JLT pagó una comisión a la compañía de José Gómez, que a su vez envió los pagos a las cuentas de Ribas en Estados Unidos. Como era consultor y no empleado “no se me ocurrió que mi comisión violaría las leyes en ninguna jurisdicción”, dijo Ribas en su libro, en el que solo se refiere a este caso, pues no comenta si recibió este tipo de comisiones cuando trabajaba en el sector privado, en Seguros Unidos o en Ecuatoriano Suiza.

El exejecutivo reveló también que las autoridades estadounidenses descubrieron estos pagos porque llegaron a la compañía de Gómez Avilés, dentro de otra investigación relacionada con una empresa de inversión que se encontraba en problemas con las autoridades reguladoras. En la acusación de los fiscales se habla de un intermediario financiero que actuó como cómplice para blanquear el dinero, pues una parte fue a un fondo de inversión en las Islas Caimán. Ribas no lo mencionó en su obra.

QUITO (29-03-2021).- Portada del libro "¿Si Hubiera? Tomando las mejores decisiones en los negocios y en la vida", del expresidente de Seguros Sucre, Juan Ribas Domenech. Carlos Granja Medranda / EL UNIVERSO Foto: El Universo

Al inicio de su libro, Ribas relata cómo fue su arresto el 17 de febrero, día en que iba a abandonar Miami para regresar a Guayaquil, después de una estadía de apenas una semana. Lo llamaron por el altoparlante al mostrador de la aerolínea, cuando acudió para ver de qué se trataba, dos hombres le dijeron “Señor Ribas, somos del FBI… tenemos una orden de arresto para usted”.

Las horas y días siguientes fueron de confusión, aislamiento, mala alimentación, cadenas y esposas, overol anaranjado... En una ocasión, cuando los agentes lo llevaron a otra zona, Ribas vio a Heinert, también detenido. “Agradecí que no hiciéramos contacto visual, porque no estaba de humor para sentir lástima”, escribió.

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Ribas está convencido de que el juez del caso entendió que él no tenía conciencia de los delitos que estaba cometiendo, por esa razón aceptó liberarlo bajo fianza, y posteriormente su condena fue menor a los 57 meses. Recuenta la primera audiencia, cuando intervino para explicar su situación ante el juez. Entre el público estaba su esposa, Marina Vedani de la Torre y otros familiares.

Al final, como en cualquier buen manual de autoayuda, Ribas enumera seis recomendaciones para otros ejecutivos o líderes de organizaciones que pudieran verse envueltos en acusaciones de delitos de cuello blanco. El libro no está exento de citas de variados personajes, desde Shakespeare hasta Nelson Mandela pasando por el actor Robin Williams, o citando ejemplos de casos judiciales que involucran a grandes empresas en Estados Unidos.

En su conclusión consideró que a pesar de todas las vicisitudes y etapas dolorosas “siempre vendrán tiempos mejores si logramos poner en práctica todos nuestros pensamientos y acciones positivas, basadas desde luego en Dios y en el buen vivir”. (I)