No es solamente el esquema de ordenamiento político-territorial lo que está mal en el país, sino la calidad de autoridades que se eligen. Y esto tiene su origen en el sistema electoral y de partidos políticos actualmente vigente que ha hecho que no nos gobiernen los mejores sino los mediocres, señala Roque Sevilla, exalcalde de Quito por la extinta Democracia Popular (DP) y actual consejero ad honorem del presidente Guillermo Lasso. Sevilla cree que el federalismo que plantea el exalcalde de Guayaquil y líder socialcristiano Jaime Nebot no es viable por varias razones que tienen que ver, principalmente, con el reparto de las rentas y la tradición histórica de Ecuador.

¿Qué opina de la propuesta de ir hacia un Estado federal que hace Nebot?

La propuesta de Jaime interpreta la inquietud que ha existido desde hace mucho tiempo que es esto de “Guayaquil independiente” buscando una fórmula de independizarse parcialmente de lo que siempre han criticado: el centralismo absorbente. Ahora bien, el federalismo hace que se constituyan áreas cuya legislación es local, es decir que cada una tendría un parlamento; y, además, una parte de la tributación que se genera en ese espacio se queda ahí y solo se contribuye a nivel federal para la defensa y la seguridad pública, y las relaciones internacionales. Aquí se presentan varias interrogantes. Primero: ¿cada provincia por separado será un Estado federal? Eso no lo ha explicado Jaime para nada. Segundo, lo tributario. Le doy el caso más patético que vivimos hace poco: cuando se pidió el impuesto patrimonial, Quito pagó $ 56 millones y Guayaquil $ 13 millones. Entonces resulta que Quito pagó cuatro veces más que Guayaquil, y no porque las clases altas de Guayaquil no tengan los mismos ingresos –y aun mayores- que las de Quito, lo que pasa es que no declaran los patrimonios. Pregunta para Jaime: ¿cómo harán la parte tributaria en la ciudad si pagan poquito?

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En el tema tributario, Nebot ha dicho que es necesaria una reforma que transparente las distorsiones, no solo lo que usted menciona sobre el patrimonio sino cuestiones como los impuestos por consumo, por ejemplo.

Sí, se refiere al IVA (impuesto al valor agregado), no al impuesto a la renta o patrimonial. En el caso del IVA se refleja esto, y tiene razón, de que lo que se paga no necesariamente corresponde al lugar donde se genera el impuesto sino donde tiene sede la empresa. Y de nuevo, cuando vemos esto en las dos principales ciudades, el volumen del giro de negocios es el mismo, pero el IVA que se paga en Quito es mayor que Guayaquil. Son datos oficiales, no me los estoy inventando.

El exalcalde Nebot plantea la creación de un fondo solidario para las provincias que no puedan mantenerse por sí mismas.

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Pero volveremos a lo que ya pasa hoy en día: un porcentaje de los ingresos del Estado se divide entre los GAD (Gobiernos autónomos descentralizados) con base en las necesidades básicas insatisfechas. Entonces, una ciudad que tiene bajos ingresos con poca satisfacción de necesidades recibirá mucho más que los que las tienen mejor satisfechas. Y como usted ha podido notar lo que ocurre es la incapacidad de los municipios para gastar lo que tienen disponible, con excepciones.

¿Y eso por qué pasa?

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Por falta de capacidad de gestión. Y aquí va mi crítica de fondo. Los problemas que tiene el país no se solucionan con el federalismo. Yo identifico al menos tres problemas que vemos todos los días. Primero, que el sistema de elección popular tiene graves defectos, como la multiplicación absolutamente irracional de partidos políticos. Esto no tiene sentido. Cualquier persona recoge unas cuantas firmas y tiene su partido, y ahora sucede que hay partidos que se arriendan, que alquilan los números. Entonces el señor (Jimmy) Jairala, que no tiene nada que ver con Quito, le alquila el partido al señor (Jorge) Yunda, que por cierto tiene graves acusaciones de Fiscalía. Estos partidos tienen que conseguir el 4 % de los votos para que no los borren de los registros y entonces sus dueños buscan cómo mantenerse. Luego, el otro problema tan grave como ese es que los candidatos no tienen que cumplir ningún requisito previo para serlo. Tiene que estar en goce de sus derechos civiles y 18 años. Y ya. Entonces tenemos los asambleístas, los alcaldes y los concejales que tenemos. Yo me he puesto a pensar que si para ser juez hay que seguir todo un proceso de selección, cómo así para ser asambleístas, que hacen las leyes que los jueces utilizan para juzgar, no hay que saber nada de leyes, no hay que tener un título académico, nada. Lo lógico sería poner más requisitos a los partidos y a los candidatos. A los partidos, que cumplan el 10 % de la votación si no se borran y no es que pueden revivirse, y que sobre todo representen tendencias ideológicas, porque los que hay ahora son una acumulación de nombres o siglas que no significan nada. A los candidatos, que tengan formación y preparación. Y tercero, creo que deberíamos tener un sistema por el cual las ciudades no solo reciban recursos por las necesidades insatisfechas, sino también que se las califique según su administración.

¿Como una especie de evaluación-castigo?

Al menos un fondo al que puedan recurrir cuando hayan hecho obras que sean de gran valor. Hay un organismo privado que todos los años premia a los GAD que han hecho obras extraordinarias en educación, salud, medioambiente, gobernanza, y se los premia, se les da un reconocimiento público. Cuenca, por ejemplo, en donde se ha hecho una labor importantísima, ha recibido unos cinco o seis premios, al igual que otras ciudades pequeñas. Y si eso viniera acompañado de una platita, de unas decenas de millones de dólares, le aseguro que harían un esfuerzo.

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¿Entonces lo que funciona mal no es el modelo actual de ordenamiento territorial, sino la gente que gobierna?

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Sí, pero también es el modelo político que permite que lleguen personas corruptas e incapaces. Pero además el federalismo va contra la tradición republicana de 200 años. Cuando Jaime cita de ejemplo el federalismo de Alemania se olvida de que era, antes de Carlos V, hace 500 años, una sumatoria de principados, al igual que Italia. Y para poder juntarles cada Estado mantuvo su personalidad, con un príncipe que era el que gobernaba, hablaban dialectos y tradiciones diferentes... Se hizo una federación que tuvo cierta lógica. Pero en Ecuador no se puede hacer, es algo traído de los cabellos que no tiene ninguna lógica.

Pero el hecho de que una tradición tenga 200 años no quiere decir que no pueda cambiarse.

Claro que se puede cambiar, pero hacia algo que resuelva los problemas, pero imagínese lo que sería que cada provincia tenga un parlamento en donde se desarrollen las leyes para el estado federal. O que cada una tenga su presidente…

La idea de Nebot es que el parlamento sea lo que ahora es el Consejo Provincial, que está integrado por el prefecto y los alcaldes.

Y si eso ya funciona así, ya lo hacen, ¿qué facultades nuevas les daremos? ¿La parte tributaria? Porque todo lo demás lo deciden ellos.

Y si no es el federalismo y lo que tenemos ahora tampoco funciona, ¿cuál es la vía para superar los problemas que genera el centralismo?

Desde hace muchos años soy partidario de seleccionar a los mejores para que gobiernen. Que el que quiera ser elegido o ser funcionario público tiene que haber estudiado administración pública, tiene que saber de leyes, de la economía, del ambiente, de todo lo que vaya a manejar. No puede haber personas que apenas hayan acabado el bachillerato. Hay que tener estándares más exigentes. Lo lógico es que los más capacitados nos gobiernen. Si tuviéramos gente capaz gobernando en cualquiera de los poderes del Estado no pasaría lo que pasa ahora. Queremos dar solución a los problemas del país con el federalismo sin darle atención a la verdadera causa: no nos están gobernando los mejores, los más honestos, los más preparados.

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¿Y estos cambios en las formas de elegir a los mejores para los cargos públicos pasan por la vía constitucional, legal?

Sí, tendrían que hacerse cambios constitucionales porque hay un principio de que todos podemos elegir y ser elegidos, pero hay que poner condiciones previas para ser elegidos. Hoy en día, lo que hay que garantizar es que todos los ciudadanos tengan la posibilidad de prepararse para ser elegidos, si no sería injusto.

¿Asamblea Constituyente, trámite legislativo o consulta popular?

Eso no le puedo responder, pero sí hay que hacer esos cambios de principios. El modelo que yo propongo es que la persona que quiera dedicarse al servicio público, ya sea como funcionario de elección popular o de designación, tiene que pasar por una formación adecuada. Aquí usted me dirá que solo los ricos pueden estudiar esto, pero entonces el Estado debe destinar los recursos económicos para que los pobres también puedan hacerlo.

¿Como una escuela de gobierno pública?

Sí, y de gran calidad, con los mejores profesores, y que los alumnos cumplan ciertos requisitos. Esos son los que podrán ser elegidos o designados.

Usted decía al inicio de la charla que esta idea del federalismo nace de un deseo de Guayaquil de ser independiente, pero las críticas al centralismo vienen de todas partes del país.

Yo entiendo eso. El centralismo también ha afectado a Quito. El último gobernante quiteño fue Rodrigo Borja, en adelante todos han sido guayaquileños, lojano, amazónicos. Pero hay que atacar las verdaderas causas del mal. (I)