El movimiento político Pachakutik (PK) -definido de izquierda y constituido desde las bases de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie)- se enfrenta a los dilemas de mantener la unidad organizativa y responder a una agenda nacional, con una crisis interna generada por el liderazgo en el Legislativo, al que llegó con un bloque de 26 asambleístas, como nunca en su existencia electoral y que en la víspera se desgrana.

La razón de la crisis interna, según el coordinador nacional de la organización, Marlon Santi, es que no se ha avanzado en comprender que PK no puede segmentarse solo a una mirada indígena, sino que “tiene que gobernar para el país”.

“Pachakutik es un movimiento político y la Conaie es una organización social. Nuestro trabajo se enmarca en incluir a otras sociedades, que abarca la pluralidad de pensamientos, estratos sociales de distinta índole y cuyos pensamientos no están en la organización. Pachakutik nace de un movimiento indígena, que lo catalogaron como indigenista, pero no puede ser indigenista porque tiene que gobernar para los ecuatorianos. Por lo tanto, amplía el prisma a todos los sectores, y ya no puede ser segmentado como indigenista”, reflexiona Santi.

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A lo largo de sus 27 años de vida política, pues se fundó en noviembre de 1995, no es la primera vez que encara un cisma. Hubo dos momentos previos en los que arribó al poder, aunque las expectativas de implementar su proyecto político se diluyeron.

La primera ocurrió en el 2003, cuando con una coalición indígena-militar se alzó en la Presidencia de la República Lucio Gutiérrez.

La presencia de PK se notó con el nombramiento de varios ministros de Estado afines, como Luis Macas en Agricultura, Nina Pacari Vega en la Cancillería, Rosa María Torres en Educación, Doris Soliz en Turismo y Virgilio Hernández que fue subsecretario de Gobierno.

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Lucio Gutiérrez con los entonces dirigentes de Pachakutik, Virgilio Hernández (i) y Luis Macas (c), el 26 octubre del 2002.

La alianza duró apenas siete meses, pues las decisiones del exmandatario incidieron en el rompimiento, tales como su acercamiento a Estados Unidos y al Fondo Monetario Internacional (FMI), así como la apertura a la inversión de transnacionales en proyectos petroleros.

En agosto del 2003, Pachakutik le retiró el respaldo presionado por la Conaie, apartándose así de un mandatario que en abril del 2005 fue destituido por el entonces Congreso Nacional.

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Un segundo momento se vivió en el 2006, cuando PK, brazo electoral de la Conaie, mediaba entre apoyar al entonces candidato presidencial Rafael Correa o postular uno propio. Se inclinó por esta última decisión y se lanzó al líder histórico Luis Macas, que se ubicó en sexto lugar con el 2 % de votación.

Correa ganó la Presidencia e intentó conciliar, nombró secretaria de Comunicación a Mónica Chuji, pero las manifestaciones que se produjeron en Dayuma (Orellana) dieron paso al rompimiento de relaciones.

Mónica Chuji (d), líder indígena sarayaku, era parte de la Conaie e integró el primer gabinete ministerial del expresidente Rafael Correa. En la toma de posesión del 2007 estuvo al lado de Vinicio Alvarado.

La Conaie denunció la represión y la persecución judicial a los líderes indígenas y la tenue relación se fracturó, a ello se sumó la aprobación de la Ley de Aguas en el 2014.

En la coyuntura actual, PK alcanzó 26 escaños en los comicios generales del 2021, consolidando un bloque y, con el respaldo de los asambleístas del oficialismo y de la Izquierda Democrática (ID), Guadalupe Llori (PK) fue elegida presidenta, apoyo que llevó al gobierno de Guillermo Lasso a romper un acuerdo electoral que forjó con el Partido Social Cristiano (PSC).

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A diez meses del periodo legislativo, Pachakutik perdió a seis de sus legisladores que se denominan rebeldes y que apoyan a Leonidas Iza, actual presidente de la Conaie. El movimiento los expulsó.

Con esto de por medio, Llori se disputa la presidencia de la primera función del Estado con las bancadas del correísmo Unión por la Esperanza (UNES), el PSC y algunos de PK e independientes que buscan integrar una comisión ad hoc para evaluar su gestión.

A ello se sumó que cinco asambleístas fueron denunciados judicialmente por Lasso de que habrían buscado beneficios económicos para respaldar su Ley de Atracción de Inversiones. Pero la sanción en lo político aún está a la espera de una denuncia en la legislatura.

Bajo estos escenarios, desde lo interno la Conaie reivindica sus postulados y responsabiliza de una mala conducción del movimiento a Marlon Santi.

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Iza recriminó que desde el inicio del trabajo legislativo Pachakutik no tuvo un firme rechazo en el pleno al retorno del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi).

Les reprocha haberse reunido con Lasso en octubre del 2021 y que no hubo unidad para evitar el juicio político al exdefensor del Pueblo Freddy Carrión.

Esto, en un contexto en el que Carrión impulsaba un informe elaborado por una Comisión de la Verdad que condenó la represión del Estado a las manifestaciones de octubre del 2019 y que se lo veía como la base para argumentar las amnistías a los procesados por esos hechos, entre ellos, el mismo Iza y otros dirigentes como Jaime Vargas, expresidente de la Conaie.

Iza cree que Carrión no debía ser destituido, pero con el apoyo de una facción de PK se “favoreció” el propósito del régimen.

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Y pese a que el 10 de marzo, con una mayoría de 99 votos de los asambleístas, se aprobó un paquete de 268 amnistías, de las que 60 fueron para los procesados por octubre del 2019, no se logró evitar el conflicto interno de PK.

Leonidas Iza exhorta a Llori a renunciar, pues al defender su puesto está arrastrando a un desgaste al Parlamento y también al movimiento. “La presidenta ha dado muestras de que está desgastando a la Asamblea y rema para el Ejecutivo, debe haber una evaluación que dilucide si ha cumplido o no; si no, por dignidad de PK debería ponerse a un lado porque no se puede seguir desgastando, porque ha perdido la calidad moral y por la dignidad de la Asamblea y de su persona debería renunciar”, aseveró el dirigente en declaraciones a radio Sonorama.

Santi niega que exista un acuerdo con el régimen, y al contrario, defiende el cumplimiento de las reglas internas; pero cree que hay asambleístas que no cumplen y que responden a intereses particulares.

“Hay directrices que se dan, pero cuando hay intereses particulares no se puede mantener la unidad. Cada asambleísta actúa de acuerdo con su condición o si no a sus intereses y ese es un problema que no solo se ve en PK sino en todos los movimientos”, opinó Santi.

Un actor político que llevó a posicionar la presencia de PK en el Parlamento es el excandidato presidencial Yaku Pérez Guartambel, que decepcionado de las actuaciones internas de sus exafines se separó del movimiento y ve con tristeza la bifurcación.

Cree que hubo “una visión cortoplacista de claudicación de principios y pragmatismo que llevó a negociar la presidencia de la Asamblea con el Gobierno, los cargos burocráticos y presidir algunas de las comisiones, eso fue más que respaldar un proyecto que nacía vigoroso. Fue un acto de deslealtad con las bases y la gente que nos apoyó”.

Marlon Santi (segundo desde la izquierda), coordinador nacional de Pachakutik, junto con Yaku Pérez, excandidato a la Presidencia de la República, rechazaron el apoyo del expresidente de la Conaie Jaime Vargas al candidato del correísmo, Andrés Arauz. Foto: Alfredo Cárdenas

Ahondó que PK pudo haberse equivocado en proponer candidatos, que al ser electos se perdieron, se confundieron y “al alcanzar sus parcelas diminutas de poder claudicaron los principios”.

Sin embargo, coincide en que sin renunciar a la propuesta histórica del movimiento indígena deben abrirse a más sectores, “para que se sientan parte de un proceso que sea más amplio y no solamente indígena”.

Él había advertido de esta crisis, porque en la campaña electoral de los recientes comicios Jaime Vargas apoyó al correísmo, pero no hubo ni un llamado de atención.

Narró que algunos asambleístas le dijeron que si ganaba la presidencia, “ellos no iban a interferir en la gobernabilidad del Ejecutivo, pero que no interfiera en las negociaciones con los grupos políticos con los que marqué líneas rojas, como el correísmo y Lasso. Casi casi me pidieron que me calle”.

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En esencia, la dirigencia de PK “no mantiene una relación, una sintonía con las bases del movimiento indígena, los veo divorciados y eso lleva a este resquebrajamiento”.

El exintegrante de este movimiento Virgilio Hernández, ahora parte de la Revolución Ciudadana, recordó que se miraba a la organización política como homogénea, sin reconocer su heterogeneidad, con diferentes visiones y posiciones políticas.

Esa relación Conaie-PK siempre ha sido conflictiva, “no es de ahora, antes la dinámica de la Conaie pesaba mucho más sobre el quehacer de PK. Era determinante, porque PK hacía lo que decía la Conaie; en este último tiempo hay dos andariveles, en el que la Conaie va por un lado y PK por otro”.

Ensaya que este distanciamiento es “catastrófico”, pero con una salvedad, que es el de tener una base social propia, que se pone en riesgo para las próximas contiendas electorales en las que podría no haber una correspondencia entre la base social y la fuerza política.

En todo caso, Pachakutik se encamina a una renovación de su comité ejecutivo, en un cónclave que se realizaría en agosto, y en el que no se descarta hacer una autocrítica de sus actuaciones.

Es así que Leonidas Iza alista una estrategia: adelantar el congreso de PK y armar “en consenso” una lista de candidatos que remplacen a Santi y a los demás miembros del comité. (I)