Con las promesas de respetar la separación de poderes, ejercer el poder dentro de sus límites, escuchar y servir al pueblo y con un llamado a la unidad y a una minga para lograr un verdadero Estado democrático y republicano, el presidente Guillermo Lasso asumió el poder asegurando que su gobierno cambiará para bien la historia del país.

“Necesitamos lo mejor de este Gobierno, de la ciudadanía y de cada partido democrático también... Aquí, ante los ojos de nuestros mandantes, hago un llamado a la unidad que debe ser atendido cívicamente. Porque nuestra lealtad va más allá de unas siglas, más allá de los colores de unos partidos. Nuestra lealtad es, ante todo, con el amarillo, azul y rojo del Ecuador”, sentenció el mandatario en su primer discurso.

Para el analista y abogado Napoleón Santamaría, el presidente hizo una serie de llamados importantes durante su intervención. El primero es el llamado a sí mismo para comportarse como un administrador, como un simple presidente, y segundo, el que hizo a la Asamblea Nacional al decirle que tendrán que llegar a acuerdos y que deberán cogobernar.

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El presidente Guillermo Lasso posesionó a los integrantes del gabinete ministerial

“Esto es como tender un puente para que logren trabajar el Ejecutivo y el Legislativo en esta coyuntura que va a ser dificilísima, y creo que en el discurso de la presidenta de la Asamblea, Guadalupe Llori, hubo receptividad a que esto funcione así”, dice Santamaría. Además destaca que estos acuerdos deben irse implementando de forma correcta y no a través del “reparto y el acuerdo corrupto” y que Lasso tendrá que fomentar un gran diálogo nacional en el que “tendrá que ceder muchísimo”.

No obstante, el analista expresa que, pese a que en su intervención el presidente dejó muchos temas que la gente esperaba que se mencionaran, como medidas económicas, entre otros, esto es algo que se debe rescatar y debe considerarse como una “acción tinosa” en momentos en que a nivel regional los ánimos están caldeados.

En el discurso de la presidenta de la Asamblea Nacional, Guadalupe Llori (d), hubo receptividad a esa unidad a la que hace referencia el primer mandatario. Foto: AFP

Con Santamaría coincide el también analista político Francisco Palomeque, quien dice que no hubiera sido conveniente hablar en estos momentos de otros temas y que el presidente con su intervención dio una voz de esperanza al país.

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Sin embargo, Palomeque menciona que el llamado a la unidad que hizo el presidente Lasso vino de la mano de unos trazos bien marcados de los cambios de ideas políticas, de ideas económicas y de la estructura del aparato estatal que vendrán con el nuevo Gobierno.

“El presidente sin mucho alarde ha ido de a poquito poniendo en el escenario político algunas figuras que nadie se hubiera imaginado nunca, ha sido respetuoso con la decisión de la Corte Constitucional sobre la despenalización del aborto en casos de violación, con grupos GLBTI y le ha tocado tender puentes con distintos grupos como Pachakutik, representante de la mayoría indígena del país. Una alianza que rompe los esquemas de derecha con derecha, izquierda con izquierda”, apunta Palomeque.

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Para la analista e investigadora Gabriela Calderón, algo que se debe rescatar es cómo el presidente marcó distancia con el caudillismo predominante en los gobiernos anteriores, pero destaca que el marco de la república democrática a la que apunta el mandatario, los ciudadanos tendrán que entender cómo funciona.

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“Tenemos que entender cómo suele ser la normalidad en una república democrática, suele ser el caso de que los presidentes no logran implementar todo lo que se proponen porque esa es la realidad del tortuoso proceso de negociación y de tener que existir con otros que piensan distinto, y yo creo que un buen gobierno sería aquel que logre implementar una o dos reformas de gran calado”, dice Calderón y pone como ejemplo a la dolarización, que ha perdurado a lo largo del tiempo sin importar el sello ideológico de los gobiernos de turno.

Mientras, Germán Rodas Chaves, coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción, dice que aún son necesarios los nortes claros o las orientaciones que el nuevo Gobierno tomará en distintos temas como la corrupción.

“El discurso del presidente cerró un capítulo frente a aquellos que han gobernado últimamente... no solamente es tener un gabinete de gente honesta, sino cómo se van a enfrentar los temas que están pendientes”, dice Rodas.

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En tanto, en cuanto al ofrecimiento del presidente Lasso de escuchar a la gente y de que su fuerza no nacerá de cuán alto alce la voz para gritar, sino de cuánto escuchará al pueblo antes de hablar, Rodas dice que será necesario que el presidente esté cerca de los ecuatorianos y de los sectores populares o gremios donde se originan las principales demandas y gobernar en favor de la sociedad civil.

“El poder del presidente para la convocatoria que él hace está en oír al pueblo; si lo oye, el pueblo exigirá al Legislativo comportamientos distintos porque la Asamblea ya de por sí es una institución que olvida los requerimientos sociales de la población... hay que acercarse al pueblo no solo para oírlo, sino para impulsar sus requerimientos”, agrega Rodas.

Cientos de seguidores del presidente Guillermo Lasso se congregaron en los bajos del Palacio de Carondelet, en Quito, para recibirlo. Foto: EFE

No obstante, Calderón dice que un político no debe llegar al poder solamente a implementar lo que la gente en ese momento quiera, porque eso cambia de un momento para otro y pueden no estar en lo correcto.

“La gobernabilidad no es concentrar todo y hacer todo lo que un presidente se propone, la gobernabilidad es que las diferencias que van a existir se resuelvan de manera pacífica a través de los canales institucionales”, el que algo no se apruebe o que no salga adelante porque legisladores no se pongan de acuerdo y las cosas sigan como están no significa una crisis de gobernabilidad, sino algo que ocurre en una república democrática donde hay diferencias”, agrega la analista. (I)