Por Sonia Yánez Blum (Twitter: @soniayanezblum)

Samuel Woolley es un experto cuyo trabajo ha sido presentado a miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el Congreso de los Estados Unidos, el Parlamento del Reino Unido y numerosas entidades privadas y organizaciones de la sociedad civil, por las fuertes connotaciones que tienen que ver con la democracia.

Su más reciente libro, Manufacturing Consensus (Yale University Press), que se publicará el 31 de enero, explora las formas en que las redes sociales y las herramientas automatizadas, como los bots, se han convertido en mecanismos globales para crear ilusiones de apoyo político o popularidad. Discute el poder de estas herramientas para amplificar y suprimir modos particulares de comunicación digital, basándose en el trabajo integral de Herman y Chomsky (1988) sobre propaganda. Hoy aterrizamos estos temas a la realidad política de América Latina y particularmente del Ecuador.

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Samuel Woolley: Las élites políticas han descubierto cómo desinformar en redes sociales

Los ecuatorianos en las próximas elecciones nos plantamos sobre muchos desafíos que quizás no alcanzamos a comprender que siquiera existen: los estilos antiguos de propaganda puerta a puerta están siendo complementados con el uso de bots que imitan el comportamiento humano para distribuir información engañosa e influir en la opinión pública, atravesando redes sociales y plataformas de mensajería que llegan directamente al celular que tiene en su mano.

¿Cómo se protege la ciudadanía ante la desinformación en países como Ecuador, donde muchas veces recurrimos a un solo medio, o vemos posts en redes sociales y no comprendemos la diversidad de fuentes falsas o con propósitos no tan claros o financiados por los mismos candidatos?

Los propagandistas de hoy y las personas que difunden desinformación confían en nuestra falta de diversidad de fuentes. No necesariamente tenemos una dieta omnívora de noticias, por lo cual nos enfrentamos a una carencia de diversidad en los tipos de noticias e información que recibimos. También ellos se aprovechan del hecho de que la gran mayoría de las personas en todo el mundo recibe noticias en sus dispositivos o en sus redes sociales. A causa de eso, hay una variedad de pasos a lo largo del camino —desde cuándo se produce la información hasta cuando esta se presenta a las personas— en los cuales la desinformación nos puede llegar

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Extremismo de derecha, extremismo de izquierda presentes en la manipulación. Para el ecuatoriano que realmente no entiende este tipo de técnicas, ¿cómo está afectando realmente a sus vidas?

Esta información es un problema incalculable, incalculablemente grande. En Latinoamérica, Ecuador, México, Venezuela, la desinformación es un mecanismo crucial utilizado por las organizaciones políticas, por los políticos, por los candidatos a cargos públicos, en un intento de tratar de controlar a la población.

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Y no está solo consignado a la izquierda o a la derecha. Es algo que es usado por casi todo el mundo. Muchas de las prácticas de desinformación y propaganda que vemos en las redes sociales se han perfeccionado en América Latina.

Sentencia por desinformar

Un artículo recomendado para leer para la gente de Ecuador es el llamado Cómo piratear una elección, que se publicó en Bloomberg hace varios años. Y se trata de este tipo (Andrés Sepúlveda), que fue condenado en el 2015 a diez años de cárcel en Colombia, que trabajó para múltiples candidatos políticos, incluidos los candidatos presidenciales, y para los cargos más altos de América Latina. Su trabajo era usar las redes sociales y tácticas fuera de línea para difundir desinformación y manipulación con el fin de ayudar a estas personas a ganar las elecciones. Y la razón por la que fue sentenciado en Colombia es porque lo atraparon en plena acción. Esto ha estado sucediendo en América Latina durante mucho tiempo. Es algo que es un problema particular en español y en el sector hispano.

Como ejemplos existen los análisis sobre lo que pasó en las elecciones de EE. UU. El mismo Samuel Woolley ha creado algunos papers al respecto, donde se analiza que cada vez más (...) los actores políticos están automatizando procesos de opinión pública a través de algoritmos que oscurecen los motivos y los responsables, pero llegan a inmensas redes de personas a través de vínculos personales entre amigos y familiares.

En el contexto de EE. UU. se ha encontrado la masiva presencia de la propaganda computacional y de los bots políticos, como scripts o libretos automatizados, diseñados para manipular la opinión pública. Es decir, los algoritmos son la nueva frontera y tarea por dominar en la comunicación política.

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En sus análisis, Woolley apuntaba ya desde 2017 que es probable que los bots políticos interfieran con la comunicación política en los Estados Unidos al permitir la coordinación de campañas, solicitar contribuciones o votos ilegalmente o violar las reglas sobre divulgación. De eso, ¿qué se puede aterrizar a Ecuador? Lo seguimos analizando.

Hay mucha información en inglés, pero bastante limitada en español para quienes quieren aprender más sobre estos temas para defender su criterio...

Hasta el momento, el enfoque de las investigaciones ha sido mayoritario en Estados Unidos y en Europa; ya sabes, en inglés. Y eso es por una razón muy simple: el hogar de muchas de estas plataformas está en los Estados Unidos. Y, entonces, están más asustados por la regulación y la política que vendría de Washington D. C. Sin embargo, cada vez más en los Estados Unidos existe una mayor preocupación sobre esta información en las redes sociales en español. Y no proviene solo de los Estados Unidos, sino de todos los países de donde viene la gente, incluido Ecuador.

Se ve con preocupación el futuro de las elecciones y la incidencia de la manipulación en ellas…

Por ejemplo, es casi normal para mis cursos analizar lo que ocurre en Latinoamérica, como si fuera parte de la política cotidiana; y, de hecho, el propio Rafael Correa ha sido alguien a quien estudié al principio de mi carrera —desde hace más de una década—, debido a que era bastante sofisticado en el uso de todo tipo de tácticas en línea para tratar de difundir la manipulación y la desinformación, lo que incluía el uso de la automatización, el uso de la difusión de conspiraciones, la difusión de historias falsas sobre su oposición, el ataque a personas comunes en las redes sociales... Todo tipo de cosas. Ninguno de nosotros quiere ser manipulado, incluso así lo seamos; sin embargo, la gente tratará de manipularte, junto al hecho básico también de que esa misma gente odia ser manipulada.

Los propagandistas no solo están un paso por delante: son increíblemente pragmáticos. Si necesitan pagar 8 dólares para obtener un perfil verificado en Twitter en muchos contextos, si les ayuda a hacer lo que deben hacer, lo harán; si pueden pagar por un perfil de bot, también. Tener cientos de teléfonos para hacer lo que necesitan hacer, también lo harán. Es importante comprender que no solo son adaptables, sino que también son muy pragmáticos. Y muchas veces trabajan para organizaciones y grupos que tienen mucho dinero. Por ejemplo, estamos hablando de algunos de los partidos políticos más poderosos del mundo, organizaciones políticas del mundo. No son solo los políticos los que lo hacen: es la gente y agrupaciones que los apoyan, a menudo las corporaciones.

Los más pobres y las minorías: los más vulnerables

La desinformación que genera contenido engañoso y dañino tiende a afectar a los que menos opciones de contrastar o alfabetización digital poseen; y, con ello, la información idónea y la incidencia en la confianza en las instituciones se ven amenazadas.

Respecto a este tema, en el 2022 Samuel Woolley publicó un estudio sobre la desinformación estructural en época de elecciones, llamado Confusión electoral: enfrentándose a la desinformación estructural en comunidades de color, donde encontró cómo los efectos engañosos o generadores de información errónea de las leyes, políticas, prácticas institucionales y normas políticas crean vacíos de información que dañan y llenan con narrativas falsas el ambiente. Cuando esos relatos son difundidos por miembros de la comunidad que creen que son ciertos, la desinformación estructural puede generar un círculo vicioso de desconfianza y desmoralización, ocasionando problemas para las democracias.

Lo peligroso ocurre cuando las desigualdades en el acceso a recursos como la educación cívica y las noticias locales conducen directamente a un ecosistema de información envenenado por la desinformación. ¿Lo estamos viviendo? Un ecosistema al que no debemos pertenecer, pero que nos empujan a habitarlo, y debemos descifrar cómo no dejarnos caer en él.

Consejos de Samuel Woolley para enfrentar la manipulación

1. Las personas deben ser consumidores más críticos de noticias e información.

2. Analizar contenido, contrastar fuentes con mucho cuidado antes de que compartan en mensajería o redes.

3. Se debe mejorar en la creación de sistemas de alerta temprana para ayudar a las personas a comprender la información que va a llegar. (I)