Como una organización de la sociedad civil que reivindica los derechos de los campesinos y campesinas en Ecuador, teniendo como principios la interculturalidad, la soberanía alimentaria, la revolución agraria y la economía solidaria, se presenta la Confederación de Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocín), cuyos orígenes se remontan a inicios de los años sesenta y que se consolida en 1999 como, según dicen sus dirigentes, la única organización nacional “que reconoce al mismo tiempo la diferencia de identidades y la interculturalidad”.

La Fenocín agrupa a 60 uniones de organizaciones de segundo grado, con más de 1.300 organizaciones, 2.200 comunidades de base y 500.000 familias. Tiene presencia en 20 provincias del país.

Apareció ante la necesidad de organizarse en el marco de las manifestaciones sociales protagonizadas por los sectores indígenas y campesinos que exigían la conformación de una infraestructura que orientara adecuadamente sus demandas y que presionara “a los sectores oligárquicos y al Estado por su aplicación de la ley de la reforma agraria”, iniciada en 1964.

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Pedro de la Cruz, que presidió la organización de 1995 a 2008, cuenta que esta nació como Federación Nacional de Organizaciones Campesinas (Fenoc) en la Costa, como parte de la Confederación Ecuatoriana de Organizaciones Clasistas (Cedoc), la primera central sindical, fundada en 1938.

“Nació por la lucha de la tierra en Guayas, en las zonas de Daule, Santa Lucía, Palestina... Luego se extendió principalmente a la Sierra central y parte del norte en Imbabura (...). Se fue ampliando así. Y en 1975, por diferencias políticas, se dividió la Fenoc en dos: la socialista y la demócrata cristiana”, explica el exconstituyente, y dice que para 1988 reconocieron la importancia de la presencia en el interior de la federación de los indígenas, por lo que decidieron cambiar su nombre a Fenoci, lo que duró hasta 1997, año en que se incorporó la letra ene para reconocer su carácter pluriétnico e intercultural.

En 1999, la Fenocín se proclamó como la única organización nacional que reconoce al mismo tiempo la diferencia de identidades y la interculturalidad.

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Miembros de la Fenocín, entre ellos su expresidente Pedro de la Cruz (c).

Su relación con la política

Sobre la relación de la organización con la política, De la Cruz comenta que a lo largo de los años han venido realizando, cerca de iniciarse los procesos electorales, asambleas a nivel nacional para buscar coincidencias con partidos políticos; y, en caso de encontrarlas, participar en las diferentes elecciones.

“La lucha por los derechos siempre será política y tiene que haber un alineamiento político. Desde 1975 siempre nos hemos considerado una organización de izquierda, alineada de forma histórica al Partido Socialista, aunque hoy en día hay dispersión, pero siempre hemos sido cercanos a los partidos de esta ideología”, subraya.

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Cuenta que brindaron su apoyo en 2006 al expresidente Rafael Correa (2007-2017) y que en la actualidad él aún es cercano a la Revolución Ciudadana. También recuerda que participaron activamente en las caídas de Gobierno de Abdalá Bucaram, en 1997, y de Jamil Mahuad, en el 2000.

El analista político Wilson Benavides dice que, desde el retorno a la democracia, la Fenocín no había tenido ninguna participación significativa, hasta que junto con la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) y el Consejo de Pueblos y Organizaciones Indígenas Evangélicas del Ecuador (Feine) lideraron jornadas de protestas que paralizaron el país tanto en octubre de 2019 como en junio de este año, lo que considera un verdadero mérito, ya que el Gobierno actual no logró dividirlas como ocurría antes.

“Estos hechos marcaron un nuevo momento para el movimiento indígena. Antes estas organizaciones eran cooptadas por los diferentes Gobiernos”, dice, y ratifica que en el mandato de Correa la Fenocín estuvo de su lado, lo que no es nuevo, y se ha visto del lado de la Conaie en otros gobiernos, como el de Lucio Gutiérrez (2003-2005).

Dirigentes de la Fenocín, Feine y Conaie en una rueda de prensa durante las movilizaciones de junio pasado. Foto: Carlos Granja Medranda

Fenocín en la actualidad

Actualmente, para el Gobierno del presidente Guillermo Lasso, la organización se ha convertido en una fuerte detractora debido a sus exigencias en cuanto al cumplimiento de los acuerdos alcanzados en las diez mesas de diálogo, que finalizaron el pasado 14 de octubre, y que se integraron para poner fin a las movilizaciones de junio de este año.

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El acuerdo que más reclaman es el de la condonación de deudas por hasta $ 10.000 vencidas en la banca pública, aunque ampliaron su pedido a las del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (Biess). Esperaban ya contar con el Decreto Ejecutivo la semana pasada, pero esto no ocurrió, y su actual presidente, Gary Espinoza, mantiene en alerta al Ejecutivo con sus recurrentes advertencias de posibles acciones de protesta en provincias de la Costa.

Sin embargo, para Benavides, cualquier acción que sea orquestada por la Fenocín en solitario es posible que no tenga el mismo impacto que las que han realizado en conjunto todas las organizaciones del movimiento indígena.

“Se está quedando sola; tiene una agenda propia y su estrategia de salir a amenazar con nuevas movilizaciones y demás, pero todo eso puede caer en un saco roto en la medida en que no tiene la misma fuerza que la Conaie. Y, si no logran la unidad, es complicado”, menciona.

Además menciona que estas acciones podrían estar relacionadas con sus intereses en las elecciones seccionales de 2023, ya que, a diferencia de la Conaie, no cuenta con un liderazgo consolidado y alianzas electores ya establecidas.

De la Cruz difiere. Dice que lo que en estos momentos está haciendo la Fenocín es un llamado a movilizarse relacionado con su agenda propia; y asegura que, si se tratase de un momento crítico o decisivo, van a contar con el apoyo de las otras organizaciones, como siempre ha sido.

“Cuando hay un levantamiento, nos unimos todos; ahí armamos estrategias, tácticas. En estos momentos tenemos diferentes criterios, diferentes tendencias políticas: la Conaie, con su brazo político, que es Pachakutik, ya consideramos que está en el centro y no en la izquierda, como se ha mantenido la Fenocín”, apunta. (I)