En las próximas elecciones seccionales del 5 de febrero de 2023, los ecuatorianos deben elegir, entre varias autoridades locales, a 221 alcaldes de todos los cantones a nivel nacional. Para estos cargos, 107 alcaldes que están en funciones actualmente buscarán ser reelegidos y de este número, al menos 48 lo harán con una organización política diferente a la que fueron electos en 2019.

Hay cambios que se dan forzados ante la desaparición de partidos y movimientos locales y otros, según analistas, corresponden a una práctica, cada vez más común, de los partidos de captar figuras políticas que gozan de popularidad y a la falta de ideologías marcadas en las organizaciones y en quienes las componen.

De estos cambios de partido, mejor conocidos como ‘camisetazos’ y técnicamente como ‘transfuguismo político’, hay casos en al menos 18 de las 24 provincias del país.

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El mayor número de estas situaciones se registran en Azuay, donde ocurrieron seis. Le siguen Guayas, El Oro y Manabí con cinco cada una. Luego, Esmeraldas con cuatro; Bolívar, Chimborazo y Loja con tres; Cañar, Cotopaxi, Imbabura y Pichincha, con dos cada una y por último, con un caso cada una, Napo, Orellana, Pastaza, Sucumbíos, Tungurahua y Zamora Chinchipe.

La pugna interna que hubo en el desaparecido movimiento Alianza PAIS, ahora Mover, lista 35, derivó en que se conforme la Revolución Ciudadana, lista 5, y para estas nuevas elecciones la mayoría de alcaldes electos en 2019 por la 35, participarán ahora por el nuevo partido correísta. En Manabí está uno de estos casos, se trata del alcalde de Jaramijó, Simetrio Calderón.

También hay casos de ‘camisetazos’ más radicales. Por ejemplo, está el del acalde del cantón Río Verde en Esmeraldas, que llegó con el Partido Social Cristiano (PSC), lista 6, y ahora participará en la contienda por RC, una organización política con ideologías distintas a la primera.

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Otro caso similar y en la misma provincia, es el del alcalde de Quinindé, Carlos Barcia, que esta vez terciará por la alianza entre Centro Democrático e Izquierda Democrática, listas 1-12, mientras que en 2019 lo hizo por el PSC.

En Guayas está Marvin Salas, alcalde de Nobol, que en el 2019 llegó al cargo por la alianza Centro Democrático-Ecuatoriano Unido-Alianza PAIS (1-4-35). En estas nuevas elecciones buscará la reelección por la RC.

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Otro caso en Guayas es el de Luiggi Rivera, alcalde de Naranjal, que en 2019 llegó por Juntos Podemos, lista 33, y ahora terciará, al igual que Salas, por el partido correísta.

También está el alcalde de Palestina Luis Enrique Castro que en 2019 fue electo por una alianza entre CREO y SUMA (listas 21-23) y en esta nueva elección participará por el PSC.

En Pichincha está el exalcalde de Quito Jorge Yunda que fue destituido y que buscará la reelección en el 2023. Lo hará por la alianza Juntos por la Gente que la componen Pachakutik, Pueblo, Igualdad y Democracia (PID) y Mover (listas 18-4-35). Hace cuatro años se postuló y resultó electo por el partido Unión Ecuatoriana, lista 19. Por ese mismo partido, actualmente eliminado, llegó al cargo el alcalde de Mejía, Roberto Carlos Hidalgo, que para esta nueva elección participará por el Movimiento todos, lista 70.

Entre los camisetazos también hay casos en los que los alcaldes dejaron movimientos nacionales para unirse a agrupaciones políticas locales, como lo hizo el alcalde de Cuenca, Pedro Palacios, electo en 2019 por la alianza entre Democracia Sí, lista 20, y Ecuatoriano Unido. El próximo año participará con Nueva Generación, lista 100.

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Este tipo de situaciones, el consultor político Jorge León explica que no son nuevas y que se vienen presentando en la política nacional desde el retorno a la democracia y que entre sus principales causas está el que Ecuador no es un país de ideologías marcadas.

“No tenemos izquierdas ni derechas marcadas, en países como Perú, Argentina, Chile ver cambios así sería un insulto, lo máximo que puede ocurrir es correrse hacia el centro y se genera la centroizquierda, centroderecha, el corte humanista, progresismo”, dice.

León considera también que a raíz de la introducción de la comunicación política se ha ido desarrollando mucho el que en una elección local se elija a un representante, más allá de los movimientos y estas figuras son comúnmente gente conocida en las localidades o de la palestra pública y son quienes terminan llevándose la elección, sin importar a la organización que representen en ese momento ni si son aptos para ejercer el cargo.

Refiere también que las mismas organizaciones políticas son las que van detrás de estas figuras con buenos números en las encuestas, pese a que cuando llegaron a los espacios de poder hayan sido de un partido con una ideología totalmente opuesta.

El analista político Wilson Benavides menciona que, además de los camisetazos, otro fenómeno que se está viendo para estas próximas seccionales son las alianzas electorales entre partidos de ideologías contrarias.

“Vemos alianzas totalmente antinaturales. Por ejemplo, de Sociedad Patriótica con los socialistas, de los socialistas con CREO, del PSC con Unidad Popular, así de extremas, solo para dimensionar lo que ocurre. Son sin duda alianzas pintorescas que vemos que se dan a nivel local, en Quito tenemos un caso, Pedro Freile buscó la presidencia con el movimiento Amigo (lista 16) y ahora quiere ser alcalde con el Partido Socialista (lista 17)”, refiere.

Benavides dice también que los camisetazos ocurren con mayor frecuencia en la Asamblea Nacional. Ante este tipo de situaciones, considera que es necesario que la ley ponga restricciones de que eso sea una causa de destitución del cargo ya que fue elegido representando a un partido y a una ideología.

“Un candidato llega siendo de izquierda, pero ya en la Asamblea o en cualquier espacio se desafilia, se declara independiente y no pasa nada. No hay sanción legal ni moral para estos comportamientos”, comenta y dice en la consulta popular, que impulsa el Ejecutivo, está la pregunta relacionada con los partidos políticos, pero que no aborda ni temas clave como este ni el de la hiperrepresentación que existe con movimientos hasta parroquiales.

Mientras León considera que aplicar algún tipo de sanción por estos cambios sería ir en contra de los derechos políticos que tiene todo ciudadano y dice que la verdadera lección para estos políticos debe venir desde el electorado.

“La masa crítica debe mejorar, hay que dejar de votar por organizaciones políticas o por figuras visibles, sino por los perfiles mejores preparados o por sus planes de gobierno, que estén acorde con las necesidades de la localidad”, menciona. (I)