A pocos meses de terminar su gestión, el llamado del presidente Guillermo Lasso para “avanzar hacia una concertación nacional” no convence y es rechazado por sectores de oposición y organizaciones de la sociedad civil, dado el contexto político y a que en el pasado convocó a diálogos que resultaron infructuosos.

En su Informe a la Nación –el último de su corta gestión– habló de encontrar metas nacionales, propósitos comunes como la seguridad ciudadana. Exhortó a los demócratas “a reflexionar sobre el futuro y la necesidad de llegar a consensos mínimos”.

Dijo que el país requiere que todos los actores políticos y sociales se sienten a definir las mejores estrategias para resolver problemas complejos como la pobreza y la delincuencia. Que se necesitan proyectos nacionales y objetivos comunes.

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“Por los más pobres, por los más vulnerables, por los humildes, por todos aquellos que confían en que sus líderes trabajarán por ellos y por su futuro, es tiempo de concretar un acuerdo llamado Ecuador”, concluyó Lasso al cerrar su discurso.

Informe a la Nación: Guillermo Lasso pide a todo el país concretar un acuerdo llamado ‘Ecuador’

El llamado a un acuerdo nacional no tiene acogida entre los sindicatos, que se han mantenido contrarios a las medidas implementadas en los dos años de la administración de Lasso.

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José Villavicencio, presidente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), que aglutina a varios grupos, criticó que en el Informe a la Nación Lasso “habló de un país que no existe”, donde “todo está bien, todo es perfecto”.

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“No se puede dialogar ni llegar a una concertación nacional con un Gobierno que ha abandonado al pueblo ecuatoriano y no ha resuelto las principales necesidades de la población. A ellos no les ha interesado resolver los problemas del país”, cuestionó Villavicencio, al tiempo de mencionar que le corresponderá al nuevo Gobierno promover consensos nacionales.

La invitación del Ejecutivo a un nuevo espacio de diálogo surgió una semana después de que el presidente sorprendió al país al disolver a la Asamblea Nacional y anticipar el fin de su gobierno, tras la aplicación de la muerte cruzada, alegando grave crisis política y conmoción interna.

Con ese escenario, el Gobierno se equivoca al pretender que sectores políticos y sociales se sumen a un acuerdo, cuando las disputas con Lasso siguen latentes y se acercan las elecciones anticipadas donde se elegirá un nuevo presidente de la República y a la Asamblea Nacional, comentó Mauricio Alarcón, director de la Fundación Ciudadanía y Desarrollo.

A criterio de Alarcón, las condiciones actuales no son propicias para un diálogo. “En lo personal, siento que (Guillermo Lasso) es un presidente que vive en un mundo extraño, ya ni siquiera en una burbuja”, reflexionó el director de la Fundación y además reprochó que el régimen actual no ha sido capaz de luchar eficazmente contra la corrupción.

Germán Rodas Chaves, coordinador de la Comisión Nacional Anticorrupción (CNA), tampoco ve posible reunir voluntades y llegar a consensos mínimos mientras Guillermo Lasso siga en el poder.

“Cualquier proceso de encuentro o concertación –en el criterio de la Comisión Nacional Anticorrupción– pasa por una voluntad que demuestre el presidente para enfrentar a las mafias organizadas existentes en su gobierno y que provienen de los dos gobiernos anteriores (de Rafael Correa y Lenín Moreno). Seguimos esperando que traiga al país a Hernán Luque, a quien calificó como torpe”, mencionó Rodas.

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Apuntó que el Gobierno no ha cumplido con su oferta de combatir la malversación de fondos públicos e implementar una política anticorrupción. Dicha política, dijo Rodas, debe insertar a la sociedad civil en los procesos de transparencia de la función pública.

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Anteriores procesos de diálogo impulsados por Carondelet no han llegado a buen puerto. El ejemplo más contundente fue lo que sucedió con las mesas de conversaciones instaladas tras el paro de junio de 2022. Los diálogos se rompieron en febrero de 2023 cuando la Conaie y la Fenocin se retiraron de las mesas acusando al régimen de no respetar los convenios.

Dos de las agrupaciones políticas con las que ha confrontado el presidente, el Partido Social Cristiano (PSC) y la Revolución Ciudadana (RC), reprocharon que ahora se quiera buscar consensos.

El exlegislador Esteban Torres, excoordinador de la bancada del PSC y ponente del juicio político contra Guillermo Lasso, señaló que “las palabras del mandatario no tienen credibilidad alguna”.

“Los llamados a los acuerdos han sido para ellos (el Gobierno) comprar legisladores para salvarse del juicio... han sido insultar, atacar y perseguir a los opositores, así que no cabe ningún llamado del presidente a la unidad”, recriminó Torres y agregó que luego de las elecciones anticipadas Guillermo Lasso “pasará a ser irrelevante como actor político”.

Virgilio Hernández, miembro del buró político de la RC, señaló que “el llamado es incoherente”, ya que además se trata de un gobierno saliente.

“(Lasso) le miente al país. Nos habla de un país que no existe. Dice que más de un millón de personas han salido de la pobreza, nos habla de empleos, de $ 15.000 millones de inversión social (...). El malestar que hay en el país es solo invento. Entonces, con un gobierno que nunca le ha dicho la verdad al país, pero que además es agonizante y sin autoridad, no es posible ningún proceso de concertación”. comentó Hernández.

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Torres y Hernández coincidieron en que Lasso utilizó la muerte cruzada únicamente para esquivar el juicio político, ya que no logró desvirtuar las acusaciones de corrupción en su contra. En esas circunstancias, no tiene sentido dialogar con el mandatario.

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