No quieren decir dónde se encuentra por su seguridad, advierten los abogados de la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), oenegé que representa a Lucía Morett Álvarez, la única de los estudiantes mexicanos que sobrevivió al bombardeo en el sector de Angostura, en la provincia de Sucumbíos, el 1 de marzo del 2008.

En esa operación del Ejército colombiano en territorio ecuatoriano, que se conoce como ‘Fénix’, falleció el ‘numero dos’ de la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), alias Raúl Reyes, y otras 24 personas, incluyendo a cuatro compañeros universitarios de Morett.

Lo único que la jurista Luisa María Villacís cuenta de su clienta, sin dar muchos detalles, es que ella ha preferido mantener un perfil bajo, y que está intentando llevar una “vida normal”.

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“Ella trabaja, sale con sus amigos… La última vez que un equipo de Inredh viajó al país donde ella vive, Lucía les contó que está intentando tener una vida normal. Pero ella fue una víctima de un delito muy fuerte como es la tortura, y esto no le ha sido fácil de superar. Ella dice que a veces tiene pesadillas. Entonces quizás no puede tener esa vida normal del todo”, señala Villacís.

Morett ha dicho que tras su rescate de la zona del ataque fue torturada en una base militar de Lago Agrio.

A través de la oenegé, este Diario pidió una entrevista con la mexicana, que ahora tiene 40 años. Pero ella no aceptó. Y tampoco ninguno de sus familiares.

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Tras el bombardeo de Angostura, en Ecuador y Colombia se iniciaron procesos penales contra Morett por el presunto delito de terrorismo, pues las autoridades señalaron que era parte de las FARC. Y se presentaron pedidos de extradición a las autoridades de México. La Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) emitió, por solicitud de Colombia, la notificación roja, que es la que se usa para personas buscadas por los países para cumplir condenas o ser enjuiciadas. También hubo una denuncia por el mismo tema en México impulsada por organizaciones sociales que decían que la mujer era un peligro para la seguridad nacional.

En Ecuador, el caso prescribió en el 2019, por lo que el expediente de extradición fue archivado, explica Villacís. Y de lo que le han referido los familiares de Morett tampoco está ya vigente la boleta de Interpol.

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Según varias publicaciones de prensa, ella primero recibió asilo político en Nicaragua, donde gobierna Daniel Ortega, en el 2008. Al año siguiente regresó a México donde fue registrada como candidata a legisladora por el Partido del Trabajo (PT), de tendencia de izquierda, pero perdió.

Luego de esos comicios no se supo de ella hasta que en el 2014 nuevamente algunos medios publicaron fotos en las que aparecía en un encuentro de teatro en Uruguay. Ahí se hallaría en la actualidad, según comentaron a este Diario algunos activistas consultados.

Morett siempre negó algún vínculo con las FARC. Decía que ese 1 de marzo de hace 14 años estaba en el campamento de Angostura por razones académicas, ya que preparaba su tesis para obtener su licenciatura en Literatura Dramática y Teatro en la Universidad Autónoma de México (UNAM). El título de su trabajo, que consta de 170 páginas, fue Colombia, una revolución para el teatro y un teatro para la revolución; en este explora la historia y el desarrollo de la actividad teatral de los grupos insurgentes de ese país.

Diario EL UNIVERSO revisó el documento, que fue sustentado por la mexicana en el 2009. Ella se refiere al bombardeo en la introducción y en un apartado sobre el teatro de las FARC.

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En este último lamenta que el bombardeo le haya impedido desarrollar una investigación más profunda de las prácticas dramáticas del grupo insurgente, así que se tuvo que conformar con algunos testimonios que encontró en internet. A continuación el texto pertinente:

“En febrero de 2008, junto con compañeros universitarios con quienes compartía el interés por los problemas de América Latina tuve la oportunidad de viajar a Ecuador para participar en un congreso bolivariano. Cuando nos encontrábamos en Quito fuimos invitados a conocer un campamento de las FARC en el marco de las iniciativas políticas para la concreción del intercambio humanitario entre prisioneros de la guerrilla en las cárceles del Estado y militares y políticos en poder de las FARC. El 26 de febrero fueron liberados unilateralmente por dicha organización guerrillera cuatro políticos y ya un mes antes lo habían hecho con otras dos; se anunciaban nuevas liberaciones. La posibilidad de reanudar negociaciones –como un primer paso para arribar a acuerdos de paz- estaba en el aire.

“Conocer un campamento guerrillero en esas circunstancias y fuera de la zona de confrontación armada me pareció una oportunidad irrepetible, pues además de informarme sobre el proceso referido, podría investigar, de manera directa, aspectos de interés para esta tesis.

“Apenas unas horas después de haber llegado al campamento fuimos víctimas de un bombardeo por parte del ejército colombiano, el cual les arrancó a mis amigos la vida y a mí me provocó heridas y, por supuesto, la posibilidad de la investigación se cortó.

“La imposibilidad de presenciar prácticas dramáticas de la guerrilla o, cuando menos, entrevistar a quienes las realizan o las conocen de primera mano, le ha restado mucha de la riqueza que pudo haber tenido a la presente tesis, pues, como hemos dicho, no existen trabajos de estudiosos del teatro en esta materia”.

La tesis de Morett fue aprobada con una mención honorífica. (I)