Un “resurgir” del correísmo a nivel nacional, más los errores en la gestión y en la estrategia de campaña, así como el desgaste interno del Partido Social Cristiano (PSC), abonaron la derrota de Cynthia Viteri y Susana González, que no pudieron reelegirse en la Alcaldía de Guayaquil y en la Prefectura del Guayas, en su orden, según coinciden analistas consultados por este Diario.

Viteri perdió la elección del pasado 5 de febrero: logró el 30,31 % de los votos; mientras que Aquiles Álvarez, del movimiento Revolución Ciudadana, obtuvo el 39,75 %. González, asimismo, alcanzó el 25,53 %; y Marcela Aguiñaga, del correísmo, llegó al 34,40 %. Estos datos constan en el sistema del Consejo Nacional Electoral (CNE) con corte a las 14:00.

Con ello, el PSC perdió la hegemonía política que mantenía desde 1992. Ese año, León Febres-Cordero (LFC) y Nicolás Lapentti ganaron la Alcaldía de Guayaquil y la Prefectura del Guayas, respectivamente. Jaime Nebot reemplazó a LFC en el 2000 y se quedó por 19 años; mientras que Lapentti estuvo 17 años en el cargo y lo reemplazó Jimmy Jairala, de Centro Democrático, que estuvo por dos periodos.

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Viteri llegó a la Alcaldía en el 2019, con el 52,60 % de los votos, en tanto que el PSC recuperó la Prefectura con Carlos Luis Morales, que obtuvo el 47,87 %. González era la candidata a la Viceprefectura y lo reemplazó cuando él murió, en el 2020.

El académico y exlegislador César Montúfar analiza los resultados en un contexto nacional. “Lo que pasó en Guayaquil y Guayas es parte de una situación nacional, que es un nuevo ascenso del correísmo como fuerza política. Esto se debe a los errores y a la indecisión del Gobierno de Guillermo Lasso. Lasso llegó al poder con un mandato, que era desmontar la estructura correísta del Estado, avanzar en la lucha anticorrupción, generar una propuesta alternativa para el país no solo económica ni política, y no cumplió en nada de eso. Mire en el tema anticorrupción: todos los líderes del correísmo, Jorge Glas, Alexis Mera, Rafael Correa, gozan de impunidad”, reflexiona.

Claro que el “modelo socialcristiano” ya estaba desgastado, refiere. Pero “si es que no hubiese habido una fuerza emergente, quizás la hegemonía del PSC se habría mantenido”, dice.

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Para el consultor Carlos Ferrín, que fue asesor de la primera campaña de Viteri en el 2019, hay cuatro factores que incidieron en la derrota de Viteri y, en general, del PSC: la mala gestión municipal, una oposición organizada, el desgrane interno del partido y una campaña poco eficiente.

“Hay un antes y un después en la administración socialcristiana que tuvo que ver con la pandemia. Guayaquil estuvo bajo fuego por las afectaciones del COVID-19, y la alcaldesa fue muy protagonista; tuvo una suma de malas decisiones al inicio que le costaron mucho de su aceptación y popularidad, que generó una crisis que la fue llevando a un personaje que luego no pudo dejar: la mujer empoderada de gafas, luchadora, sin poses, con tenis y pantalones caqui. Se quedó con todo lo bueno que generó ese marketing, y no lograron hacer propuestas más interesantes para la población”, refiere.

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En cuanto a la oposición, Ferrín dice que esta “no se carcomió entre ella”. “En Guayaquil, cada candidato era un actor que ofrecía varias posibilidades. Jimmy Jairala era el pragmático que ofrecía la gran obra, el tren, y que se mantenga la obra social. Aquiles, el que decía lo que no funciona, y dio alternativas. Y, por último, Pedro Pablo Duart, que fue el pararrayos de los votos de Cynthia, que decía: ‘Yo sé cómo funciona esto, porque estuve adentro’ (...). Y un cuarto actor, que no se inscribió, que fue Cristina Reyes. Se creó un globo flotante de votos: Pedro Pablo se llevó los votos de los socialcristianos que no votarían por ningún correísta ni Jairala. Los votos de Jimmy y Aquiles fueron flotantes; el de Jimmy fue un voto útil. Toda la votación fue contra el régimen socialcristiano”, expresa.

Aquiles Álvarez y Marcela Aguiñaga, del correísmo, ganaron la Alcaldía de Guayaquil y la Prefectura del Guayas. Foto de API Foto: API

Influyó, además, el desgrane del partido: “¿De dónde salió Duart? De la misma base socialcristiana. Igual Nicolás Lapentti, Andrés Guschmer y Francesco Tabacchi en la Prefectura. Doménica Tabacchi hizo campaña por su hermano (...). Cristina Reyes estaba descontenta”.

Y respecto a la campaña, Ferrín cree que fue “pésima”: “Se pusieron a hacer experimentos sociales, como esto del videojuego Guayakill, la cerveza y el ají La Colorada. La misma actitud prepotente de la candidata que dijo en el debate: ‘Deberían aplaudirme por todo lo que he hecho’”.

El también consultor Eduardo Reinoso habla de al menos diez lecciones que dejaron los resultados de Guayaquil y de Guayas:

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1. “Existe un gran descontento y, aunque el corazón del pueblo casi todo lo perdona, parece ser que la falta de gestión no, porque para la falta de gestión no hay marketing que valga.

2. La pandemia ha deteriorado el tejido social aceleradamente. Las autoridades están desconectadas de las necesidades más importantes de la gente y demandan resultados rápidos.

3. La inseguridad, economía y falta de trabajo generaron un clima social adverso, un “sentir” que obliga, sin importar las competencias del cargo, a que las autoridades actúen con medidas fuertes, sin medias tintas o lavadas de mano.

4. La falta de información, el poco tiempo de precampaña electoral, producto del Mundial y la Navidad, resultaron en una indecisión récord superior al 40 %, que al final se inclinó por un voto de rechazo.

5. Un voto de rechazo emocional y visceral que al final terminó siendo una victoria contundente en contra del referéndum y un no rotundo al Gobierno y a las herramientas que necesitaba sin importar la conveniencia o no de esas medidas.

6. La gente se decidió por el cambio del establishment político; se aceleraron nuevas oportunidades de liderazgos, rostros frescos, sorpresas, como Aquiles Álvarez, Pedro Pablo Duart, en el caso de Guayaquil, Churuchumbi en Pichincha y Pedro Freile en Quito; y, como partido, el nacimiento de RETO.

7. El correísmo confirma que su base política es un poco superior al 25 %, y ese será siempre un excelente número para iniciar una contienda electoral. Jamás los menosprecien.

8. El famoso “Con Correa estábamos mejor” nos enseña que el cerebro es comparativo, y en ese contraste la gestión de aquellos años sigue pesando más que nunca.

9. El modelo exitoso en Guayas está herido de muerte. El PSC tendrá que replantearse la forma de renacer y los nuevos liderazgos que lo abanderen, esta vez desde fuera del poder, algo no menor. El sistema que conocemos en Guayas de orden y control acaba de desaparecer.

10. Existe una crisis de confianza en las autoridades, políticos, medios de comunicación, redes sociales y hasta encuestadoras. No se sabe en quién creer”.

Desde la alta dirigencia socialcristiana no hay todavía un pronunciamiento oficial sobre los resultados electorales. Su líder Jaime Nebot ha preferido guardar silencio. Este Diario llamó a varios asambleístas y directivos, que declinaron hacer comentarios.

Viteri difundió hace pocas horas un video en el que agradece a los guayaquileños que votaron por ella. También felicita a Álvarez y le pide que siga cuidando de la gente. Igualmente, González emitió un comunicado en el que felicita a Aguiñaga y dice que se hará una transición organizada. Pero ninguna de las dos se refiere a los motivos de su derrota en las urnas.

Alfonso Pérez, quien es presidente del Tribunal de Disciplina del PSC, hizo una evaluación de las votaciones, pero aclaró que era a título personal, pues no es vocero del partido.

“En general, en todo el país ha sido una sorpresa el repunte del correísmo; y se debe a que el Gobierno no ha sabido solucionar los problemas sociales y económicos”, expresa.

Pero admite que el PSC en Guayaquil sufrió un desgaste. “De pronto, la gente ya no ve, no se acuerda lo que pasaba antes; se acostumbró a un modelo que consideró que se puede mejorar, cuando la verdad es que costó muchísimo llegar a donde se ha llegado y será muy difícil mantenerlo. Cynthia Viteri recibió una vara muy alta; las expectativas sobre ella eran muy grandes: la continuación de una obra magnífica de León y Jaime. Y, sin desmerecerla, hubo muchas complicaciones que le impidieron hacer una mejor gestión, como la pandemia”, señala.

“No hay que desconocer que el partido sufrió deserciones de personas que se llevaron votos del PSC. No puedo decir que todos los votos de Duart o Lapentti eran del PSC, pero sí una buena parte. Si no hubiésemos tenido esa competencia, seguramente no habríamos perdido Guayaquil y Guayas. Es cuestión de matemáticas...”, reflexiona Pérez, quien agrega que es momento de que el partido se analice “casa adentro” para tomar correctivos. (I)