La columna de Xavier Bonilla, conocido como Bonil, publicada el 1 de julio en las redes sociales de EL UNIVERSO, recibió un mensaje con insultos desde la cuenta oficial de Twitter de la Secretaría de Derechos Humanos del Gobierno.

La caricatura de Bonil muestra la leyenda “Siguiente capítulo...” y está acompañada de la imagen de una mano que sujeta un pedazo de madera que tiene un clavo incrustado en la punta, con lo cual se escribe la frase “La impunidad” sobre un cuaderno en blanco.

El dibujo fue subido a la cuenta de Twitter del Diario a las 07:30 y al poco tiempo desde la cuenta de la Secretaría se envió como respuesta el siguiente mensaje: “Oye dibujante de adefesios dedícale eso a tu amo el inepto y cobarde ese que se esconde en Carondelet”.

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La Secretaría borró aquella publicación, pero antes varios usuarios hicieron capturas de pantalla, que luego pusieron en evidencia lo ocurrido.

Para las 08:35, la Secretaría difundió un pronunciamiento oficial en que informó que la cuenta “fue hackeada” la mañana del viernes. “La publicación que fue realizada no refleja el pensamiento y valores de esta institución”, reza el comunicado.

Tres horas después, a las 11:28, la institución de Derechos Humanos compartió una actualización en la que ya no habla de un “hackeo”, sino de una vulneración a la red social.

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Según esta ampliación, se hizo una investigación y se identificó al presunto responsable, que no estaría vinculado actualmente a la Secretaría.

La entidad gubernamental anunció que emprenderá todas las acciones legales que correspondan, “para así evitar cualquier desinformación y/o distorsión de las acciones que realiza esta Secretaría y que se encuentran enmarcadas en el respeto y ejercicio de los derechos humanos”, indicó.

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Bonil, por su parte, dio a conocer que recibió la llamada de alguien que se identificó como funcionario de comunicación de la Secretaría, quien le informó que el presunto responsable del tuit había sido separado de la institución el jueves, por mal desempeño. Que este sujeto acudió el viernes a las oficinas a entregar las claves de acceso, pero que había olvidado un dispositivo en su casa, con la sesión abierta.

El caricaturista respondió que el problema no es que se insulte al presidente o al autor de la imagen, ya que se ejerce la libertad de expresión.

Bonilla sostiene que el inconveniente es que un “funcionario con ese relacionamiento humano y esa inteligencia emocional no es garantía de ecuanimidad e imparcialidad que se requiere en un organismo del Estado, que debe defender los derechos de todos los ciudadanos”.

Permanecerá atento al trámite administrativo al que se dé lugar. “Solo así creeremos que, efectivamente, se han tomado correctivos”, observó. (I)

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