Como un hombre que amaba lo que hacía. Así lo recuerdan quienes conocieron de cerca al expresidente Gustavo Noboa, quien falleció el pasado martes de un infarto, mientras se recuperaba de la cirugía por un tumor en su cerebro en Miami, Estados Unidos.

Los allegados al expresidente Noboa revelan su faceta de formador de jóvenes por sobre la política. Siempre amó ser educador y nunca dejó de hacerlo, afirma Heinz Moeller, quien fue canciller durante su Gobierno.

“En 1950 ingresé al colegio Cristóbal Colón, me encontré con Gustavo y nació una simpatía mutua y una amistad que durará para siempre. Fue una persona muy especial, un hombre de una rectitud ejemplar. Era dotado naturalmente para la enseñanza. Le encantaba enseñar, educar, lo hacía feliz la agrupación de los ‘gustavinos’. Educó a miles de jóvenes en la doctrina cristiana-católica. Es un ejemplo para todos”, expresa Moeller, con quien mantuvo una amistad de 70 años.

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Noboa creó grupos de evangelización, a los que se conocía como “los gustavinos”. Inició con los alumnos del colegio Cristóbal Colón. Moeller fue testigo de ello.

Cuenta que Noboa formaba a estudiantes de secundaria que estaban desorientados y no tenían claras sus ideas. Las lecciones eran de moral y creencia religiosa.

De “los gustavinos” surgieron exfuncionarios, periodistas y demás profesionales.

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Junto a Noboa estuvo el exvicepresidente Alberto Dahik, quien también participó en este proceso de formación. Dice que al momento no conoce un mejor formador que el exmandatario.

“Formadores como él que yo sepa nadie. Él comienza una labor pastoral que finalmente abarcó a miles de jóvenes que recibieron con esa formación en valores humanos y cristianos que sirvió para toda la vida y esto creo que es algo que lo diferencia de otros”, dice Dahik y agrega que también hubo un espacio para el humor.

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Aquellas bromas de la adolescencia son recuerdos que aún tiene presente. Fue en Ballenita, durante la convivencia, que asustaron al padre Luis Mata Mera colocando su foto con velas “como si fuese un entierro”.

“Entró el pobre padre Mata y abrió la puerta y casi le da un infarto y Gustavo y todos estábamos muertos de la risa...”, relata Dahik.

Momentos amenos también los tuvo el periodista Aurelio Paredes, ex estudiante del Cristóbal Colón.

A sus 16 años estuvo en la tradicional convivencia de Ballenita. Él había llevado una botella de whisky que fue incautada por Noboa, el cual le dijo que en “un retiro espiritual se viene a reflexionar, a acercarse a Dios”.

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Paredes mantuvo su enojo, al punto que fue expulsado del retiro. Años más tarde se reencontraron en una unidad educativa y así en otros sitios. Pero, Paredes nunca olvidó aquella experiencia.

“Él estaba en una silla de ruedas. Me acerqué, lo saludé, me reconoció, sabía que era periodista, sabía mi trayectoria, me dijo mi nombre y me preguntó sobre mi y cómo me iba. Cuando ya me despedía le dije: Gustavo, devuélveme la botella. El se río y me dijo: “No cambias. Anda a mi casa a verla con tu representante”, rememoró Paredes en un publicación desde su cuenta de Facebook.

Y es que la formación de Noboa no solo se quedó en esta institución educativa sino que trascendió a otras como en el colegio San José La Salle donde Fabricio y Rafael Correa fueron parte de los gustavinos.

Fabricio aún no olvida cuando Noboa llegó a La Salle y desde ese entonces surgió su amistad a través de la formación.

“Fue en 1976 que tuve la suerte de que él me diera una convivencia... Fue ahí que nos hicimos amigos. Los pastoreos de Gustavo generaron muchos sacerdotes, no solos salesianos sino de clero secular, jesuita. La labor que hizo Gustavo fue una semilla que nosotros la perpetuamos porque los contemporáneos míos hacíamos un solo grupo (...) y hasta el día de hoy tenemos una muy buena relación”, cuenta Correa.

Dentro de estos procesos de formación también estuvo el excanciller Ricardo Patiño y su hermano Raúl, quien fue ministro de Bienestar Social en el régimen de Noboa.

En tanto, ayer el presidente Lenín Moreno decretó tres días de duelo nacional por el fallecimiento de Noboa Bejarano y a través del Decreto Ejecutivo 1242, dispuso que la bandera nacional permanezca izada a media asta en edificios públicos, privados, civiles y militares del país.

Además, autorizó a los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores a coordinar con las entidades correspondientes y con la familia del fallecido la organización del funeral de Estado, de conformidad con el Reglamento Ceremonial Público. (I)