Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI, creador de la interfaz ChatGPT, dijo el martes ante un panel del Senado de Estados Unidos que regular la inteligencia artificial (IA) es “crucial” para limitar los riesgos del uso de esta tecnología.

Altman, la última figura surgida del Silicon Valley, instó al Congreso a imponer nuevas reglas a las grandes empresas de tecnología, a pesar de las profundas divisiones políticas que durante años han bloqueado la legislación destinada a regular internet.

“Creemos que la intervención regulatoria de los gobiernos será crucial para mitigar los riesgos de modelos cada vez más potentes”, estimó el empresario de 38 años.

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Es fundamental que la IA más potente se desarrolle con valores democráticos, lo que significa que el liderazgo de Estados Unidos es determinante”, apuntó al testificar sobre el impacto de la IA ante un subcomité judicial del Senado.

El lanzamiento de ChatGPT, en noviembre, aumentó el interés del público, pero también de las empresas, por la llamada IA generativa, es decir, aquella capaz de crear contenidos, textos, imágenes, sonidos o videos. La IA generativa está desatando pasiones y muchos están preocupados por su impacto potencial en muchas profesiones, con posibles recortes masivos de empleos, y fundamentalmente en la sociedad en su conjunto.

“OpenAI se fundó con la creencia de que la inteligencia artificial tiene el potencial de mejorar casi todos los aspectos de nuestras vidas, pero también crea serios riesgos”, reconoció Altman.

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“Uno de mis mayores temores es que nosotros, esta industria, esta tecnología, causemos un daño significativo a la sociedad”, dijo. “Si esta tecnología va por el camino equivocado, puede llegar bastante lejos. (...) Y queremos trabajar con el gobierno para evitar que eso suceda”.

El empresario recordó que si bien OpenAI, la entidad que desarrolló ChatGPT, es una empresa privada, está controlada por una organización sin fines de lucro, lo que la obliga a “trabajar para una distribución amplia de los beneficios de la IA y a maximizar la seguridad de los sistemas basados en IA”.

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Altman ha expresado regularmente su apoyo al establecimiento de un marco regulatorio para la IA, preferiblemente a nivel internacional.

“Sé que parece ingenuo proponer algo así, parece muy difícil” de lograr, pero “hay precedentes”, aseguró, citando el ejemplo de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). (I)