Durante las últimas semanas Rusia ha estado presente en las discusiones políticas mundiales por sus movimientos en la zona de influencia de la antigua Unión Soviética y que han provocado estos días reacciones y advertencias de Estados Unidos, la OTAN y la Unión Europea (UE), a lo que ha respondido de igual manera, incluso mencionando acciones en Latinoamérica.

El conflicto entre Ucrania y Rusia es el centro del asunto, puesto que el primero quiere desde hace varios años ser parte de la UE y el segundo dice que esa decisión también debe ser acordada por él, por su seguridad.

Todo ha ido escalando e incluso Rusia anexionó en 2014 la península de Crimea tras un referendo unilateral que nunca tuvo la aprobación de Kiev. Además, Ucrania acusa a Rusia de ayudar a separatistas prorrusos con los que combate en el este del país.

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Estados Unidos y la UE pusieron sanciones en su momento y la relación se fue tensando continuamente hasta llegar al punto actual.

En ese escenario, la semana pasada representantes del país euroasiático se reunieron con enviados de Estados Unidos y la OTAN para tratar de bajar la tensión, pero sin resultados. Mientras, la Unión Europea analiza qué acciones tomar.

El canciller alemán, Olaf Scholz, reclamó ayer a Rusia “pasos inequívocos” hacia la desescalada en la frontera con Ucrania tras reunirse con el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

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“La inviolabilidad de las fronteras es algo que tenemos que respetar”, ha destacado el canciller, quien ha advertido de que el claro mensaje de Alemania es que “cualquier amenaza a la integridad de Ucrania tendrá un alto coste”.

El analista Michel Leví, coordinador del Centro Andino de Estudios Internacionales de la Universidad Andina Simón Bolívar, comenta que los pasos dados por Moscú son una estrategia geopolítica para aumentar su influencia.

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“Rusia, al igual que China y Estados Unidos, y en menor medida la Unión Europea, está demarcando su capacidad de acción y potencia como actor internacional que pueden tener ciertos niveles de hegemonía en la estructura del sistema internacional (...), envía señales a todos los otros actores para enseñar que tiene una capacidad de acción e influencia que puede ser similar o mucho más selectiva que otros”, apunta Leví.

Para él, Rusia es una potencia innata y tras la caída de la Unión Soviética, de la que era su centro, ha tratado de reivindicar esa posición internacional.

Otro ejemplo de esto es su papel en las polémicas políticas y represión en Kazajistán o Bielorrusia. Además, apoya y coopera en Latinoamérica con Cuba, Venezuela y Nicaragua.

“En el contexto de la actual situación, Rusia piensa en cómo garantizar su propia seguridad”, afirmó en su rueda de prensa al comentar la posibilidad sugerida la semana pasada por el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, quien no desmintió ni confirmó que Moscú valore emplazar misiles en Cuba y Venezuela.

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Según Esteban Santos, lo que termina pasando es que la escalada se convierte en una especie de “guerra fría 2.0″ con el tema de fondo de la seguridad, porque el presidente ruso, Vladimir Putin, dice que es inaceptable para los intereses rusos que la OTAN se siga expandiendo al este de Europa, hasta su frontera.

“Por eso es que es tan delicado. Ucrania quiere ingresar a la OTAN y Putin dice que eso se entendería como una declaratoria de guerra. Se está dando una cooperación directa, pero mientras se da, Putin sube la vara y empieza a hacer maniobras militares”, dice Santos, quien añade que el peligro mayor es que incluso lleguen a darse falsos positivos de ataques y todo termine escalando con resultados reservados.

A esto se suma que Europa está en un invierno fuerte y no logran tener otra fuente alternativa de gas a Rusia. Incluso hay un proyecto emblemático llamado Nord Stream, que es un enorme gasoducto desde Rusia hasta Alemania, esto le sube las facturas a Europa. Todo es relacionado con el tema energético, pues Rusia es el principal proveedor en este tema a Europa.

Rusia instó a Alemania y a la UE a no politizar “ni retrasar artificialmente” la certificación del polémico gasoducto Nord Stream (parte 2), que transportará gas ruso a Alemania por el fondo del mar Báltico.

La Agencia Federal de Redes de Alemania suspendió en noviembre de forma provisional el proceso de certificación hasta que la compañía Nord Stream 2 AG -con sede en Suiza, pero controlada por el gigante ruso Gazprom- cree una subsidiaria bajo derecho alemán para gestionar el tramo germano del gasoducto en calidad de operador independiente.

En las relaciones UE con Rusia también es relevante la confianza entre el primero y Estados Unidos, la cual no se recompone totalmente tras la administración Trump en Estados Unidos y la retirada apresurada de Irak por la administración Biden.

La UE ya analiza crear una fuerza armada propia para defender sus fronteras. (I)