Los ingresos de las principales empresas farmacéuticas del mundo como Pfizer, BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson se duplicaron el 2021 principalmente gracias a la demanda de vacunas contra el COVID-19 que existe y que parece continuará por mucho más tiempo ante la necesidad de reforzar la inmunización del mundo contra la enfermedad ante la aparición de nuevas variantes.

Aunque se considera que en el mercado farmacéutico las vacunas todavía representan una parte relativamente pequeña de los ingresos de la industria, según datos revelados por las firmas, tenían previsto cerrar el 2021 con más de $ 74.500 millones facturados por sus vacunas contra el virus, una cifra que duplica los ingresos del sector por este rubro en comparación a 2019.

Pfizer, BioNTech, Moderna, AstraZeneca y Johnson & Johnson vendieron al menos 5.850 millones de dosis contra el virus a lo largo del 2021. Pfizer y su socia alemana, BioNTech, concentran el 71,2 % de las ventas.

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No obstante, según cifras de Our World In Data, de la Universidad de Oxford, serían 8.590 millones las dosis que ya se han suministrado a pacientes en todo el mundo, incluyendo las vacunas de origen chino como Sinopharm, Sinovac; la rusa Sputnik V y las cubanas Abdala y Soberana 02.

La Federación Europea de la Industria y Asociaciones Farmacéuticas (EPFIA) ha pronosticado que durante todo el año que culminó se habrían fabricado unos 12.000 millones de dosis de vacunas, recoge diario El País.

En el caso de las acciones de Pfizer en la Bolsa de Nueva York crecieron en noviembre un 23%. Un crecimiento anterior comparable fue en 1991, cuando la firma desarrolló fármacos contra el VIH. Foto: EFE

Ante esta masiva producción, las farmacéuticas que desarrollan las vacunas contra el virus vivieron en una subida generalizada de sus valores en las bolsas en dos ocasiones en 2021. Primero en agosto cuando las campañas de vacunación se volvieron generalizadas a nivel global y luego a finales de noviembre, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó por la variante ómicron del virus.

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En el caso de las acciones de Pfizer en la Bolsa de Nueva York crecieron en noviembre el 23 %, según Bloomberg fue el mejor mes de la compañía en 30 años. Un crecimiento anterior comparable fue en 1991, cuando la firma desarrolló fármacos contra el VIH.

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Las previsiones de 2021 de Pfizer por la venta de las vacunas eran de más de $ 32.000 millones, las de su socia BioNTech, eran de más de $ 15.000 millones, similares a las de Moderna, que tenía previsto ingresos de más de $ 14.000 millones. Ambas empresas ofrecen vacunas diseñadas con la tecnología de ARN mensajero.

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Por su parte, AstraZeneca, que vivió un 2021 marcado por la desconfianza y temor a sus efectos secundarios y a los incumplimientos de entrega a la Unión Europea, anunció que tenía previsto facturar más de $ 2.000 millones. Janssen, la farmacéutica de Johnson & Johnson, tenía previsto más de $ 2.230 millones.

Farmacéuticas seguirán teniendo altos ingresos

Expertos han manifestado que estas cinco empresas farmacéuticas han tenido más éxito que otras por haber apostado a las nuevas tecnologías para el desarrollo de los fármacos y según datos del Centro de Investigación en Economía y Salud (CRES) de la Universidad Pompeu Fabra las cinco compañías han dedicado en 2021 más de $ 23.000 millones a investigación y desarrollo.

El Ph. D. en Farmacología y profesor universitario Enrique Terán dice que en esta pandemia fue “la primera vez en la historia farmacéutica, que se “prevendieron” las vacunas antes de estar disponibles, evidenciando una “angustia” por la adquisición y una “ambición” por negociarlas.

Menciona que “pensar en que la solución era ‘liberar’ las patentes fue iluso y desatinado, porque no hay capacidad de fabricar estos tipos de vacuna en la mayoría de países, e incluso si fuera probable, el bajo volumen de producción no llegaría a justificar los costos”.

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Un vial de la vacuna contra el COVID-19 de Oxford/AstraZeneca. Foto: EFE

El experto agrega que otro problema que enfrentaron las farmacéuticas fue que “sobreestimaron su capacidad de producción y por ende vendieron más, mucho más de lo que tenían, por lo que incumplieron sus compromisos y fueron inclusive amenazados con juicios y sanciones”.

Carlos Pesantes, químico farmacéutico, considera ese tipo de inconvenientes que los fabricantes presentaron, agravados por el cierre de fronteras a nivel internacional, afectaron no solo a la logística de la vacunación si no a la de insumos médicos que terminaron por desencadenar en actos de corrupción.

“Es necesario tomar todo lo ocurrido como una lección de lo que no se debe repetir en el futuro frente a una pandemia de igual o mayor magnitud”, apunta.

En tanto, hasta ahora, para la industria los medicamentos oncológicos siguen siendo el mayor segmento por el que genera ingresos, con una facturación estimada de más de $ 175.000 millones anualmente, pero las ventas de las vacunas superaron en 2021 a las de los medicamentos contra la diabetes y los antirreumáticos, según estimaciones del Health Market Outlook de Statista.

Terán explica que la industria ha sido “siempre un negocio lucrativo, muy lucrativo, y con el desarrollo de las vacunas no ha sido la excepción”.

Refiere que el hecho de que los precios no sean públicos sino el resultado de negociaciones “secretas” entre el fabricante y los países, fue algo que empañó la reputación de los mismos y generó una serie de especulaciones.

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Por otro lado, manifiesta que todavía falta que las vacunas se vuelvan ‘oficiales’ (ahora son de emergencia) y que hagan públicos sus precios para que puedan ser compradas en el segmento privado y añade que, “aunque aparezcan tratamientos ‘específicos’ contra el COVID-19 esos nunca van a remplazar a la vacuna, que es la única estrategia preventiva”, por lo que la demanda seguirá siendo alta y no hará que disminuyan los precios.

“Poco a poco la vacuna se va convirtiendo en un ‘requisito’ mundial y cotidiano … los países van a tener que buscar mecanismos para financiar las vacunas y al mismo tiempo motivar su utilización”, apunta Terán.

Pesantes coincide y dice que la aparición de nuevos medicamentos será algo que seguirá favoreciendo a las farmacéuticas que han aprovechado todos estos meses para posicionarse en el mercado y que seguirán percibiendo altos ingresos por gran tiempo, hasta que la enfermedad se vuelva endémica.

“La nueva píldora de Pfizer en sus ensayos clínicos demostró una eficacia del 90 % para prevenir hospitalizaciones y muertes en pacientes de alto riesgo, su uso es exclusivamente para este grupo... aquí surge una pregunta ¿qué pasará entonces con la medicación para los niños, jóvenes y adultos sanos? es claro que para estos grupos de pacientes se requerirá otra medicación o mejorar los estudios existentes, y ni hablar del precio de los tratamientos que a grosso modo es más favorable venderlo como tratamiento que como unidosis”, apunta.

Los medicamentos oncológicos son los que más ingresos generan la industria farmacéutica.

Retos para este 2022

En tanto, el gran reto de las vacunas para este 2022 será el seguir siendo efectivas ante las nuevas mutaciones del virus y llegar con sus inmunizantes a lugares donde la vacunación aún no alcanza los niveles de la mayoría de países de altos ingresos.

Amnistía Internacional (AI) emitió un comunicado al finalizar el 2021, en el que arremetió contra las farmacéuticas y los países ricos por “fracasado catastróficamente al no garantizar el acceso equitativo a las vacunas” y dejar ese año a miles de millones de personas sin medicamentos que salvan vidas.

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“A pesar de que el mundo ha producido más de 11.000 millones de dosis, únicamente el 7 % de la población de los países de ingresos bajos ha recibido una sola dosis. ¿Por qué se está negando a los países más pobres el acceso a medicamentos que salvan vidas mientras los países ricos guardan montones de vacunas sin usar?”, sentenció Agnès Callamard, secretaria general de AI.

La organización enfatiza en que la aparición de la variante ómicron debe servir de aviso ya que el no vacunar a todas las personas -con independencia del lugar donde vivan- hace que toda la población mundial sea vulnerable a nuevas variantes. (I)